COTORRA, ‘papagayo pequeño’, parece sacado de cotorrera ‘mujer parlanchína’, variante de cotarrera ‘mujer que gasta el tiempo en visitas inútiles’, derivado de cotarro ‘albergue de vagabundos’, y éste de COTO I; como nombre de ave, resultó del contacto de esta familia de vocablos con catalina, catita, caturra, denominaciones de la misma, procedentes de Catalina, nombre propio de mujer.
1.ª doc.: Ayala Manrique, 1693, ‘urraca’, Requejo, 1717, ‘psittacus femina’ (Gili); Terr.
Spitzer, Lexik. a. d. Kat., 154-5, después de rechazar otras etimologías de escaso valor, se detiene en coto ‘precio que se fija por común acuerdo de mercaderes’ (aplicación especial de coto ‘tasa’, de CAUTUM, aunque él lo deriva de QUOTUS), a base de la locuacidad del regatero (M.-L., REW 1784, lo acepta, si bien confundiendo los significados, y partiendo de CAUTUM): me parece más forzado semánticamente y se basa en un sentido poco común. Por lo demás, el propio Spitzer, Litbl. XLVIII, 32n., se desdijo más tarde, prefiriendo como punto de partida el prov. coto ‘gallina’, lo cual nos lleva demasiado lejos geográficamente, pues se trata de un vocablo estrictamente local de Provenza.
DERIV.
Cotorrear. Cotorreo. Cotorrera (vid. arriba); cotorrería arg. ‘parlería’ o ‘chismorreo’4. Cotorrón (vid. arriba).
1 Aut. da además un ej. de cotorrerito en unos versos burlescos de Quevedo con la explicación algo confusa «en lo literal vale el que es chico; por traslación significa galancete, presumido de lindo». El texto permitiría entender, además, ‘mequetrefe’.― ↩
2 Como Aut. no da ejemplos de cotorrera ‘papagayo pequeño’ aunque afirma su existencia, se presenta incluso la duda de si el vocablo existió realmente o se trata de una identificación arbitraria de cotorra, que ya entonces existiese, con cotorrera ‘mujer habladora’. Entonces cotorra podría ser simplemente derivado de Catalina, con asimilación de las vocales. Pero no es común que los datos de Aut. sean arbitrarios. Martínez de la Parra opone los papagayos masculinos a las cotorreras femeninas, que no entienden lo que piden a Dios ni saben lo que ruegan, de suerte que es seguro que en su tiempo ya se conocía, bien cotorra, bien cotorrera, como nombre del psittacus minor, pero es imposible afirmar si era lo uno o lo otro, pues es evidente que el autor juega con las palabras. Convendría que un erudito americanista completara los datos del problema.― ↩
3 En las marismas del Prat, junto a Barcelona, se llama cotorrers a los ánades que se quedan por una temporada en las lagunas: los cazadores les echan grano, porque con su presencia atraen a las aves de paso, y por esto se les llama también llépols ‘golosos’. No sé si debemos partir aquí de la idea de ‘entrometido’ o de la de ‘hablador como un papagayo’: cotorrer en este sentido, así como el propio cotorra, son también conocidos en catalán.― ↩
4 «Las conversaciones de la minúscula cotorrería femenina no giraban sobre otro asunto que el del traje con que pensaba cada una presentarse en la gran ceremonia», Chaca, Hist. de Tupungato, 403. ↩