CATA, ‘cotorra’, arg., chil., boliv., cub., mej., abreviación de Catalina, aplicado como apodo a esta ave.

1.ª doc.: catalina, h. 1590, Sarmiento de Gamboa; catalinica, 1614, Ordóñez de Ceballos; catalnica, Cervantes, Quevedo; catita, 1776, J. I. Molina (Draghi, Canc. Cuyano, p. 510); cata, 1910 (Garzón, Bayo).

Vid. M. E. Vidal de Battini, BDHA VII, 81. Otras formas procedentes de Catalina aplicadas a esta ave son mej. catarinita (G. Icazbalceta), cub., venez., costarr. catana, cub. catufa, catuca (Pichardo), catey1 (Zayas, 1914), arg., boliv. catita, filip. catala (que según Retana, RH LI, 73, no es voz indígena), chil. caturra, cachaña (que Lenz, Dicc. 153, no logra identificar con ninguna palabra indígena; ch por t es pronunciación afectiva, vid. RFH VI, 32), catanlica (en Pérez de Montalbán, 1632), catalinilla [Salas Barbadillo, † 1635]. El parecido con el fr. catacois, metátesis de cacatois ‘cacatúa’ [1382: FEW, s. v. kakatûwa], parece ser fortuito. Para otros significados de catalina y catalineta como apelativo, vid. DHist., s. v. Además vid. CATALUFA.

1 Hz. Ureña (Indig., 120) cree taína esta forma por su «estructura». Pero como falta documentación antigua, hemos de creer, en vista de las demás formas, que a ésta se le aplicó secundariamente la terminación taína -ey, sentida como típica de la fauna y flora aborigen de Cuba.