CORREO, ‘el que tiene por oficio llevar la correspondencia’, término de civilización de carácter migratorio y de historia complicada: en castellano procede del cat. correu, oc. ant. corrieu ‘mensajero’, ‘correo’, que parece ser alteración del fr. ant. corlieu íd., compuesto de corir ‘correr’ y lieu, ‘lugar’; en español el vocablo se confundió con el cast. ant. correo ‘bolsa para guardar dinero’, seguramente de origen diferente.
1.ª doc.: Nebr., «correo que lleva letras: tabellarius.».
Don Américo Castro, en una importante nota (RFE XII, 404-5), que según ocurre demasiadas veces con los trabajos de filólogos hispánicos, quedó inadvertida de los romanistas extranjeros (M-L., Wartburg, Gamillscheg, Bloch), llamó la atención acerca del valor que para la intrincada etimología de este vocablo internacional puede tener el cast. ant. correo ‘bolsa para dinero’3; suponía el Sr. Castro que de ahí se pudo pasar a ‘bolsa para llevar cartas’, de donde vendría a designar la persona que la llevaba4. No explicaba el profesor español cómo se figuraba la historia de las demás palabras romances que significan ‘correo’, ‘mensajero’, y en particular del it. corriere, fr. courrier, oc. corríeu, cat. correu, lenguas donde el vocablo es bastante más antiguo que en español, y donde, sin embargo, la ac. ‘bolsa’ es completamente desconocida. Creo que este hecho, junto con los insuperables obstáculos fonéticos que se opondrían a explicar la terminación occitana -teu a base de las etimologías posibles de correo ‘bolsa’5, nos obligan a considerar que este vocablo y el que tratamos de etimologizar son dos palabras independientes, pues sería inadmisible creer que oc. corrieu, documentado en el año 1000, es un préstamo del castellano, donde no lo hallamos hasta quinientos años más tarde.
Las otras etimologías que se han propuesto no son más satisfactorias. Baist, ZRPh. XXXII, 33-5, después de notar que courrier no puede ser derivado de CURRERE ‘correr’, porque no se forman derivados en -ier de radicales verbales, trató de partir del fr. ant. corere, corear, ‘corredor’, pero al darse cuenta de la forma occitana corrieu y de su antigüedad (ibid., p. 425), renunció a su hipótesis sin proponer otra. Los etimologistas posteriores (Gamillscheg, Bloch, Wartburg) no han superado esencialmente el artículo inicial de Baist (y su rectificación posterior parece haber escapado a su atención). Wartburg, particularmente, da al problema un tratamiento defectuoso, pues estudia separadamente el oc. corrieu (FEW II, 1566b) y el fr. courrier (ibid., 1572b, 1573b), sin apenas ponerlos en relación6: ambos serían derivados de CURRERE, el primero con sufijo -IVUS7 y el segundo con -ARIUS; lo de -IVUS es totalmente imposible, pues el paso de -IVUS (oc. ant. -iu) al oc. mod. -ieu es muy tardío, no anterior al S. XIV; lo segundo, como ya observó Baist, es muy difícil, pues es muy raro que el sufijo -ier se aplique a radicales verbales.
Sin embargo, la documentación reunida por Baist y Wartburg, permite hallar una resolución verosímil al problema. Ya hemos visto que oc. corrieu aparece h. el año 1000; el it. corriere se halla desde 1162 y en varias fuentes de los SS. XIII y XIV, todas ellas del Norte de Italia; el fr. courrier, que ya sale en dos canciones de gesta del S. XIV redactadas o influídas por italianos, no vuelve a aparecer hasta 1464 y en el S. XVI: es probable, por lo tanto, que en la Francia del Norte sea italianismo. En francés antiguo ‘correo, mensajero’ se decía corlieu, documentado muy abundantemente desde el S. XII, (Wace, Béroul, Thomas, etc.: vid. Tobler), y seguramente anterior, cuya etimología es transparente: cor lieu ‘corre-lugares’. Lo demás, en la historia de esta voz migratoria, no es difícil de explicar. El fr. corlieu se extendió al mediodía de Francia, donde esta forma se halla en el arcaico y norteño Girart de Rossilhon, pero fuera de ahí corlieu (que en occitano resultaba inexplicable) se alteró en corrieu por influjo de córrer CURRERE; de ahí pasó, por una parte, a Italia, cambiándose en corriere debido a la rareza de la terminación (tal como oc. romieu ROMAEUS pasó a it. ant. y cast. romero); y, por otra parte, al cat. correu, que a su vez dió cast. correo y port. correio; finalmente olvidado ya en el Norte de Francia el arcaico corlieu, el idioma moderno tomó en préstamo la voz italiana, uno de tantos casos de «Rückwanderung» como notamos en esta gran comunidad lingüística que es la Romania.
1 Variante correy en doc. de 1407, citado por el mismo diccionario.― ↩
2 Verso 517. En este texto, que por su fecha arcaica todavía no conoce la diptongación, tenemos correu, pero la e es abierta, como se ve por la rima con Deu, seu, y otras palabras que posteriormente diptongaron. Lo mismo en Arnaut de Carcassés (corrieu rimando con leu). En doc. narbonenses de los SS. XIII-XV aparece coriau, con el desarrollo dialectal de iȇu que vemos en otros docs. de la misma colección (Andriau, siau, diau, romiau): RLR XLII, 95-98. Hoy courriéu «courrier, porteur de dépêches» (Mistral); V. además los dos artículos courriòu (con variante courrieu) del mismo diccionario, definidos «coureur, qui aime à courir» y «batteur de pavé, volage», que probablemente contienen alteraciones fonéticas y semánticas del mismo vocablo. Por otra parte, el cat. corrȇu, con e abierta en los tres dialectos―oriental, mallorquín y valenciano (Misc. Fabra, p. 358; Escrig; Alcover)―, es susceptible de varias interpretaciones, dada la complicada evolución de los timbres de la e en los dialectos catalanes, pero rima con las palabras como pȇu PĔDEM, dȇu DĔCEM, que tienen e primitivamente abierta seguida de u de origen dental. Si correu es palabra procedente de oc. ant. corrieu, este vocalismo catalán está también en regla.― ↩
3 Castro señala el vocablo en varios textos del S. XV (Danza de la Muerte; Glos. de Toledo; dos pasajes del Canc. de Baena; Nebr.: «correo de dineros: follis»), a los cuales puede agregarse Villasandino, Canc. de Baena, 57.16, y, sobre todo, J. Ruiz, 16c. En todos ellos el vocablo designa una bolsa para dinero, sin excluir J. Ruiz («buen dinero yaze en vil correo», ¡lo que BKKR traducen absurdamente «corredor de comercio»!) ni el Glos. de Toledo (donde está traducido por un vocablo del bajo latín que significa «bolsa», vid. ahora la ed. de Castro).― ↩
4 En cuanto a la etimología de correo ‘bolsa’ sugiere Castro un derivado de conrear ‘preparar o adobar una cosa’, fr. corroyer ‘curtir cuero’, derivados, como es sabido, del gót. REDS ‘consejo, arreo’ (V. aquí s. v. ARREAR): correo habría sido primitivamente ‘bolsa de cuero curtido’. No es improbable que el admirado maestro esté en lo cierto, sobre todo en esto último. Deberán examinarse, sin embargo, otras posibilidades: correo está documentado en el sentido de ‘correa que sujeta el capirote del halcón’ (traducción del Libro de Falcoaria de Pero Menino, RFE XXIII, 264) < CORRIGIUM ‘correa’ (en Marcelo Empírico) > cat., oc. correig. De ‘pedazo de cuero’ se pudo también pasar a ‘bolsa de cuero’.― ↩
5 El postverbal de conrezar en lengua de Oc es conré. CORRIGIUM no podía dar allí otra cosa que correg o correi, como ocurrió en efecto.― ↩
6 Bajo el pretexto de que tienen significados distintos. En realidad esto se funda sólo en la afirmación de un oscuro provenzalista, Jules Coulet, RLR XLV, 328, que atribuye al vocablo occitano, tal como lo emplea el autor de las Novas del Papagay, la definición, bastante confusa, «courrier, piqueur, chevalier qui accompagne ou précède un personnage d’importance». Aunque esto fuese cierto no se aplicaría a los demás ejs. del oc. corrieu («tramés sas letras e·ls correus» en la C. de Sta. Fe, «li messatg’ e·l corrieu», «ab tan li venc novas per un corlieu», etc).― ↩
7 Según se deduce de la cita en nota de lomb. corrio «corrente» (que nada tiene que ver). ↩