COCO I, ‘cada una de ciertas cuentecillas de rosarios que se traen de las Indias’, ‘fantasma que se figura para meter miedo a los niños’, ‘fruto del cocotero’, voz de creación expresiva, probablemente, paralela pero no descendiente del gr. κóκκος ‘grano, pepita’: ambos vocablos y otros análogos de muchos idiomas pertenecen originariamente al lenguaje infantil, con el significado de ‘objeto esférico’, ‘agalla’, ‘cabeza’, etc.

1.ª doc.: 3.ª ac. 1526, Fz. de Oviedo; 2.ª ac. 1554, Lazarillo; 1.ª ac., Quevedo.

El cocotero es árbol procedente de las tierras ribereñas del Océano Índico, aunque se extendió por el Pacífico, y en tiempo del descubrimiento había algunos en América, pero sólo en la vertiente meridional del istmo centroamericano, según atestigua Oviedo. Bautizaron su fruto los compañeros de Vasco de Gama en 1498; en el derrotero de la expedición no se le daba todavía nombre alguno al hallarlo, por primera vez en tierras de Mozambique, pero sí en el viaje de regreso a lo largo de la costa de Malabar, de suerte que el vocablo debió ser inventado por los portugueses durante su primera visita a la India, en cuyos idiomas no se halla palabra alguna análoga a coco, y esta palabra siguió siendo ajena durante mucho tiempo aun a los dialectos portugueses empleados en este subcontinente.

Muchos viajeros coetáneos atestiguan que el nombre se dió por comparación de la cáscara y sus tres agujeros, con una cabeza con ojos y boca, como la de un coco o fantasma infantil, y ya el árabe Abenbatuta (V. el texto en Dalgado) insiste en el año 1330 en esta notable semejanza. Vid. Cornu, Rom. XI, 119; C. Michaëlis, KJRPh. IV, 346-7; Dalgado, 290-2; Friederici, Am. Wb., 196-8 (quedan rechazadas las dudas de Schuchardt, Litbl. XLI, 340-1, a este respecto, por los filólogos citados)1. Como nombre del fantasma infantil, coco, en portugués, aparece ya en 1518 (Gil Vicente), y esta denominación se debe a la comparación de la cabeza esférica del coco, groseramente figurada, con uno de los numerosos frutos que llevan este nombre en iberorromance: gall. sept. cucos ‘lapas’ (en Cedeira, N. del Ferrol), Sarm. CaG. 220v, gall. de Tuy coca ‘bugalla grande’ (íd. 191v), cast. de Galicia coco ‘agalla de roble, de alcornoque, etc.’ (Alvz. Giménez; Cotarelo, BRAE XIV, 112), MonçƟo (Minho) cóca íd. (Leite, Opúsc. II, i, 482), Melgaço (ibíd.) coco ‘calabaza’ (íd. II, i, 163), Mendoza (Argentina) coco ‘concreción que la picadura del tábano forma en la corteza del molle’ (Chaca, Hist. de Tupungato, 104; ¿brasileñismo u occidentalismo?).

En resumen, coco fué primero nombre infantil de agallas y otros frutos esféricos europeos, por comparación con los cuales se aplicó al fantasma infantil, y a su vez, partiendo de éste, se bautizó el fruto del cocotero. M. Sandmann, RFE XXXIX, 80-104, llega esencialmente a la misma conclusión. Sobre esta raíz onomatopéyica en iberorromance, Krüger, NRFH VI, 25-29. Para voces romances pertenecientes a la misma familia expresiva, vid. REW, 2009, FEW II, 822-6, entre ellas it. còcco o cucco ‘huevo’ (voz infantil), sobreselv. coc ‘hueso de fruta’, fr. coque ‘cascara de huevo, etc.’, fr. dial., oc. caco ‘huevo (término infantil)’, etc.2, pero, discrepando de estos dos diccionarios creo, en vista de las irregularidades en el desarrollo fonético (no diptongación de la ֊), y de la variedad en el vocalismo (a oc., u it., etc.), que no se trata de descendientes del gr. κóκκος, ni de su sucedáneo el lat. cŏccum (que, por lo demás, sólo heredó el significado ‘cochinilla’), sino de formaciones paralelas.

En la ac. ‘tela de percal’, coco es provincialismo andaluz [Acad. ya 1884] y asturiano (Rato) y es peruanismo (aquí ‘tela blanca y ordinaria de algodón’, según B. Murrieta, en Malaret); Pagés cita ej. de Antonio Neira (1845) y asegura que esta denominación se explica porque en América esta tela se fabrica con la cabellera del coco; en catalán designa una fibra textil muy elástica y tenaz, sacada de este fruto, y con la cual se tejen cuerdas, alfombras y esteras (BDC IV, 84). Acs. secundarias, derivadas de la 2.ª ac.: ‘gesto, mueca’ [Covarr.], ‘arrumaco’.

DERIV.

Coca ‘cabeza’ (voz burlesca) [1438, Corbacho, BRAE X, 287-8], ‘golpe que se da en la cabeza de una persona, de un trompo’ [med. S. XIX: Hartzenbusch, en Pagés)3, ‘cada una de las dos porciones en que suelen dividir el cabello las mujeres’ [Acad. ya 1884], comp. and. coco ‘moño alto’ (Toro, RH XLIX, 392). Cocacho ‘coscorrón’. Cocada. Cocar ‘hacer cocos’ [1605, López de Úbeda, p. 54b (Nougué, BHisp. LXVI); Covarr.], cocador. Cocazo o cocotazo, domin., col., cub., portorr., tabasq., ecuat., per., venez., ‘golpe que se recibe en la cabeza’ (BDHA V, 185; Malaret). Cocotero ‘palmera de cocos’ [Acad. 1843, no 1817, ni Pichardo], voz tardía, de formación singular: Oviedo y Acosta (1590) dicen palmas o palmas de Indias, Pichardo y otros muchos llaman coco al árbol; como hoy se emplea principalmente en las Antillas (Cuba, Puerto Rico), cabe sospechar que se extendiera desde el francés antillano, donde cocotier ya se halla en 1701, y donde la formación con -t- pertenece a un tipo normal; cocotal [Acad. ya 1884]. Coquera ‘cabeza del trompo’ [Pagés]4. Coqueta arag. ‘palmetazo’ (Borao). Coquito ‘ademán o gesto que se hace al niño para que ría’, ‘fruto de una especie de palma’. Alcocarra [1627, Correas], quizá mozarabismo (Simonet relaciona extrañamente con el lat. JOCARI). Cancón ‘coco, bu’ [med. S. XIX, en la andaluza F. Caballero], alteración de una forma *concón, debida a propagación de la nasal (inaceptable la etimología persa ȟāqân, ‘jefe supremo’, del DHist.). Descocarse ‘desvergonzarse’, propiamente perder la cabeza, descocado [1657, B. Gracián], descoco [1654-69, Moreto]. Para cuca ‘trufa’ y mozár. quqúffa ‘fruslería’, V. COTUFA.

CPT.

Cocobola, costarr. [1610], ‘árbol gigantesco, de fruto enorme, también conocido por olla de mono’ (Gagini), de coco + bola; de aquí el masculino cocobolo, cub., col., per., nombre también de un árbol gigantesco [1609, Argensola, con referencia a las Molucas; Malaret].

1 Antonio de Herrera (1601) cita quoque como nombre de un árbol de Nueva Granada, cuyo fruto es tan grande como el huevo de un ganso (Aut.). Si esta indicación fuese exacta, no podría ser el coco, pero quizá es sólo groseramente aproximada.―

2 También cast. coquina, como nombre de un molusco acéfalo que abunda en las costas gaditanas (Acad.). Gall. cócas ‘las grandes garras o patas de los cangrejos, nécoras y lubigantes’ Sarm. CaG. 116v, y lo emplea él mismo en sus definiciones (s. v. bois 85v, 210v, 213v).―

3 Limia coque ‘golpe dado en la cabeza’ (VKR XI, glos.).―

4 En la ac. «oquedad de corta extensión en la masa de una piedra» [Pagés] podría estar emparentado con el cat. cocó ‘oquedad en una roca donde se deposita el agua de lluvia’, que parece ser derivado del lat. CAUCUScopa’.