COBIJAR, origen incierto, probablemente derivado de cobija ‘cubierta de cama’, y éste del lat. CŬBզLէAlecho, yacija’, ‘cubil’, plural de CŬBզLE íd.

1.ª doc.: h. 1400, Glos. de Toledo, Canc. de Baena1.

En latín el uso de la forma plural cubīlĭa, con significado colectivo y aun singular, es frecuente y clásico («ut omnes mortales istius avaritiae non iam vestigia sed et ipsa cubilia videre possint» Cicerón, y otros ejs. en Forcellini). De ahí procede el loren. kv(e)í ‘cama de paja’ según M-L. (REW 2353); de aquí podría también venir el it. ant. covigliarsi ‘acogerse, refugiarse’ (un ej. en una poesia medieval anónima, según Tommaseo), e it. ant. covigliata ‘grupo de personas’ (ibid.), cat. dial. cubillada ‘nidada de pájaros’ (Berguedá, según Griera, RLiR V, 238, y Tresor, s. v.), collivada íd. (en el barcelonés Joan Sacs, Vida i Mort dels Barcelonins, p. 225). Era fácil pasar de ‘lecho’ a ‘abrigo del lecho’, tanto más fácilmente cuanto que el vocablo, según veremos por otras razones, sufrió el influjo de cubierta ‘manta de cama’.

Cobija ‘la ropa con que se tapa uno en la cama’, comprendiendo sábana, colcha y particularmente las mantas o frazadas, es usual actualmente en Andalucía (AV) y en la mayor parte de América2, y se halla en tres autores andaluces del S. XVI: Fr. Luis de Granada (1554), Juan de Castellanos y Mateo Alemán (G. de Alfarache, Cl. C. II, 192.28; Cuervo, Ap., § 706). Es probable que ésta sea la ac. etimológica. De esta acepción etimológica se pasó fácilmente a la de, ‘prenda de vestir que cubre a una persona’ (Sánchez de Badajoz, 1525-47, cita en RFE IV, 21; Alemán, G. de Alf., II, 88.3), en particular ‘mantellina que cubre la cabeza y medio cuerpo de las mujeres’ (en la Crón. Gral. de Ocampo, 1543, Aut.), ‘material empleado para techar un edificio’ (Cieza de León, 1555, Crón. del Perú, I, cap. 12)3, ‘cubierta de juncos y tierra encima de la carbonera’ (Salamanca: Lamano).

Tampoco hay dificultad en llegar al sentido actual de cobijar, que todavía el navarro Azpilcueta (1553), manteniendo la acepción etimológica, hace sinónimo de ‘arropar (en la cama)’, como lo es aún en judeoespañol («quien tiene colcha y no se cobija, no es de agidiar» = ‘compadecer’; RH II, 345) y lo era antiguamente, pues ya aparece en un refrán recogido en el S. XV: «de tal madre, como dice el profeta, nasce tal hija e tal manta que las cobija» Hernando de Talavera, NBAE XVI, 51b. Es fácil el paso a ‘cubrir con ropa de abrigo al que sale’ (cubijar en G. de Alfarache, vid. Aut.; cobijar en Pérez de Hita, ed. Blanchard II, 44; judesp. de Marruecos: BRAE XIV, 157; gall. acubillar, Vall.4), ‘íd. con cabellos’ (Garcilaso, en Aut.), ‘íd. con tierra’ (APal., 34d; Nebr., en Aut.; Fr. L. de León, ibid.; «por yerro de dotor, la tierra lo covija», entre los judíos de Rodas: RH IX, 450; en Salamanca; acubillar ‘aporcar’ en S. Ciprián de Sanabria: Krüger), ‘con un tapiz’ (en los dos ejs. más antiguos), ‘cubrir de moho’ (Celestina. XV, ed. Cl. Cast. II, 143.10, en el proverbio piedra movediza nunca moho la cobija, también documentado en otros autores clásicos), ‘techar con paja, guano, etc., una casa rústica’ (ya en Cieza de León, hoy en Cuba [Pichardo] y Ecuador [Cordero Palacios], cobillar en el Alto Aragón: BDC XXIV, 165); a covillà en el cat. fronterizo de Abella d’Espés (ribag.) hablando de las ovejas guarecidas o encorraladas en una caverna; la ac. ‘albergar, acoger en un edificio’ (APal., 511d; trasm. acobilhar: RL V, 23), y en general la de ‘cubrir sin contacto directo’ (quien a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija: J. de Valdés, Dial. de la L., 103.28; el velo que cobija la cámara, en la Crón. Gral. de Ocampo, Aut.), que según esta etimología ha de ser secundaria, es menos frecuente y en general más tardía, aunque ya esté una vez en el Canc. de Baena (W. Schmid).

A. Castro, RFE V, 37, seguido por G. de Diego (Contr., 157) y el REW (2352), supusieron que este último era el significado etimológico, y que la palabra procedía de CŬBէCŬLUMdormitorio’, de donde ‘albergue’, pero aunque esta etimología sea preferible a la etimología de Diez, la palabra cobijo en el sentido de ‘hospedaje en que el posadero no da de comer’, que entonces se toma como básica, aparece sólo en fecha muy reciente (Acad. 1884, sin autoridades conocidas)5. Tomando este punto de partida, la evolución semántica es también concebible, pero el primer paso es más difícil, y toda la evolución resulta menos verosímil. Lo que en apariencia presta mayor apoyo a la ides es la existencia del cast. ant. covijera ‘camarera, mujer que cuida de la ropa y del servicio personal de un gran señor o dama’ (1.ª Crón. Gral., 454a26, 764; Partidas; Castigos de D. Sancho, ed. Rey, p. 184; N. Recopil; Fz. de Oviedo, Biblióf. Esp. VII, 63), gall.-port. ant. covilheira íd. («leixou a dona con todas sas covilheiras», Ctgs. 151.228, 64. 52; «salvante que o sabiam alg?as de suas cobylleyras et de aquelas que mays sabiam suas poridades» Gral. Est. gall. 163.11, algunas veces acercándose al sentido de ‘alcahueta’; la Crón. de João I, S. XVI, en Moraes)6, que corresponde bien al lat. CUBICULARIA de igual significado; sin embargo, nada se opone a que miremos covijera como derivado de CUBզLէA, en el sentido, también clásico, de ‘dormitorio’.

Hasta aquí se trata, así en CUBILIA como en CUBICULUM, de derivados del lat. CŬBAREacostarse’. En cambio, Diez, Wb., 441, siguiendo a Cabrera, había propuesto una etimología totalmente distinta, lat. COOPĔRCŬLUMtapadera’ (it. coperchio, fr. couvercle), que en apariencia se adaptaba bien al significado de nuestro vocablo, pero tropezaba con el tratamiento -rch- que deberíamos esperar para el grupo -RCL-; Diez invocaba para resolverlo el caso paralelo de sobejo SUPERCULUS, pero esta etimología choca con la misma dificultad, y quizá sea falsa (véase); en ambos casos debería admitirse que ya en latín vulgar cambiaron ambas palabras su terminación -ĔRCLU en -ECLU, sea por disimilación de las dos líquidas (disimilación inusitada), sea por influjo de las terminaciones frecuentes -էC’LU, -զC’LU, lo cual tampoco satisface; en el caso de cobija se añadiría a esto el cambio de la vocal tónica, que acaba de hacer inverosímil toda la idea. En favor de ella sólo podría hacerse valer la calidad de la consonante labial en castellano antiguo: de hecho la -b- de cobija, cobijar, atestiguada por el Glos. de Toledo, APal., Nebr. (Dicc.) y PAlc., y confirmada por la pronunciación más corriente o única7 en judeoespañol, corresponde a una -P- latina y no a -B-. Pero esta grafía no era la única, pues en G. de Segovia hallamos covijar (p. 50), covillar en invent. arag. de 1496 (VRom. X, 136), y covijera, que se halla en textos más antiguos y en portugués tiene -v- constantemente; el caso paralelo de cobarde y encobar (V. CUEVA) nos prueba, por lo demás, que tras o, el influjo labializante de esta vocal podía alterar una v primitiva en b; por lo demás, en el caso de cobija el influjo del sinónimo cubierta, y en cobijar el del sinónimo cubrir, bastarían para explicar el cambio, que por otra parte no tenía por qué producirse en covijera, dado su alejamiento semántico8.

DERIV.

Cobija [2.° cuarto S. XVI, V. arriba]. Cobijador. Cobijadura. Cobijamiento. Cobijera [V. arriba]. Cobijo [V. arriba]. Cobijón. Acobijar. Encobijar (Lope).

1 En la segunda de estas obras, el pasaje en cuestión, que ha de corresponder al año 1406, según los acontecimientos a que hace referencia (muerte de Enrique III), contiene el vocablo en el sentido de ‘cubrir (con tapiz)’: «la otra cadera que está cobijada de blanco e azul» (p. 307). En el glosario de Toledo traduce el lat. velare. Los indios de Haití «se arman y cobigan con latines d’arambre», según la 1.ª Carta de Colón (ed. Carlos Sanz, p. 5, lín. 31 y p. 11).―

2 Por lo menos en la Arg., Colombia, Costa Rica, Méjico y Nuevo Méjico (Cuervo, BHisp., III, 49; BDHA IV, 48; Gagini). En el mismo sentido cobijo en el Ecuador (Malaret, Supl.) y el regresivo cobo en Costa Rica (Gagini). Según Malaret, Dicc., cobija se emplearía en los demás países americanos, faltando datos solamente del Perú, Santo Domingo y Puerto Rico. Pero lo usual en las tres Antillas mayores es la ac. ‘cubierta o techado de vivienda’ (Malaret, Vocab. de P. R.; Martínez Moles; BDHA V). En América se dice comúnmente las cobijas, en plural; en Andalucía, la cobija tiene sentido colectivo para todo el abrigo de la cama.―

3 En ambas acs. se halla también la variante cubija (G. de Alfarache; Arg.). En G. de Alfarache I, 206.24, el sentido no es claro; puede ser o no el etimológico.―

4 Acobejar y cobejar ‘cobijar’ fueron registrados por Vall., etc. como gallegos; el segundo es popular en Padrón y el otro muy común (Crespo Pozo), pero junto a acubillar, cobillar; empleó aquél Rosalía («onda ti, lonxe do mundo, / tan feliz me acobexara» Cant. Gall., p. 162), y de ahí deriva un cobexo ‘refugio, abrigo’ («cando fai frío buscan a quentura do sol nos cobexos da muralla», Castelao 145.27). Si son formas realmente gallegas han de ser derivados de CUBARE con sufijo -IZARE, pero quizá sean castellanismos, pues no hay noticia de ellos antes del siglo pasado ni en portugués.―

5 No se cita otro descendiente indudable de CUBICULUM que el abr. cuvicchi ‘dormitorio’ (REW). Según Colin, el ár. marroq. (dial. de los Anjra) qb?yy ‘choza del guardián de un jardín’ tendría el mismo origen (Hesperis VI, 76).―

6 Fig. da además la ac. ‘alcahueta’, donde puede haber influjo de la forma próxima fonéticamente port. alcoviteira. Pero además es fácil el paso espontáneo de ‘camarera’ a ‘alcahueta’, y según Covarr. cobegera tiene este sentido en las Partidas) alterado en cubijadera, por influjo de cobijar, en G. de Alfarache (I, 206.24). La e de cobegera y la del citado gall. acobejar podrían aducirse en favor de CUBէCULUM, pero ambos testimonios tienen escasísimo valor, la forma gallega por su carácter indirecto, tratándose de un castellanismo, y la de las Partidas, como cita de segunda mano y fundada en una edición sin autoridad filológica.―

7 En el proverbio de Rodas leemos covija, pero Foulché, Benoliel y Simon (ZRPh. XL, 688) coinciden en escribir con -b-; no tenemos seguridad de la exactitud de algunas de estas notaciones.―

8 El cast. cobijar no tiene que ver, al menos directamente, con el rum. aciuà ‘cobijar, albergar’, aunque Candrea y Densu?ianu en su Diccionario etimológico reúnan a ambos entre los descendientes de CUBILE, pero en el REW la voz rumana figura en el artículo CELLA (comp. steaŭă STELLA). Menos aceptable aún parece la idea, expresada brevemente en ASNSL CXX, 459n.2, de incluir a cobija entre los descendientes de CȢPAcuba’, ‘cúpula’, partiendo de la ac. ‘teja que abarca dos canales contiguas del tejado’ [Aut.], ac. moderna y secundaria.