CHULO, ‘que se comporta graciosa pero desvergonzadamente’, ‘individuo del pueblo bajo, que se distingue por cierta afectación y guapeza en el traje y en la manera de producirse’, antigua voz jergal, que en la germanía del Siglo de Oro significaba ‘muchacho (en general)’, procedente del it. ciullo ‘niño’, aféresis de fanciullo íd., que a su vez es diminutivo de fante (lat. INFANS, -NTIS íd).
1.ª doc.: como voz de germanía, ‘muchacho’, 3r. cuarto del S. XVI, en un romance de germanía (Hill XIII, 18, 29, 80); 1609, Juan Hidalgo; con sentido análogo al moderno, y como voz de la lengua común, 1666, Francisco Santos.
En italiano ciullo es voz actualmente desusada (falta en Fanfani, Vocab. dell’uso toscano; en Rigutini-Fanfani, en Panzini, en la Crusca, etc.), pero se empleó antiguamente como sinónimo de fanciullo ‘niño, muchachito’ (ciulla ‘niña’ en el Pataffio, fin del S. XV; ciullo ‘niño’, según el lexicógrafo Giov. Gherardini), y hoy sobrevive dialectalmente en este sentido: zullཙ (pron. tsúllཙ) en Teramo «piccolo; lu zullཙ mì, voce careggiativa pei bambini» (Savini), Pistoia il bambin dei Ciulli «un giovinotto grand’e grosso che i genitori chiàmino ancora bambino» (Petrocchi); en la lengua literaria tomó secundariamente el sentido de ‘inexperto, ignorante’ (Sacchetti, S. XIV), facilísimo de explicar (también ciullin ‘necio’ en el dialecto de Monferrato), y además el de ‘astuto, malicioso’ (en el florentino Lasca, S. XVI, y en otro ej. teatral toscano citado por Tommaseo), que parece indicar un uso jergal o «furbesco», ya en italiano. Ya Spitzer, ASNSL CXLI, 264, indica esta relación evidente entre el cast. chulo y la voz italiana, y admite como alternativa posible la derivación de ciullo < fanciullo, que creo indudable1.
Baist, RF IV, 405, después de indicar la posibilidad de un parentesco con el hispanoamericano cholo ‘mestizo’2, se inclina por admitir un origen gitano, con razón rechazado posteriormente por Tagliavini (ARom. XXII, 262, n.24). Pensaría quizá Baist en el git. chulló ‘gordo’ (que no parece ser antigua voz gitana, sino tomada del romance, V. CHULETA) o más bien en la etimología gitana de Dozy a que me refiero en nota; sea como quiera, basta recordar para rechazar esta posibilidad, que no hay todavía gitanismos en la germanía clásica.
G. de Diego, RFE VII, 113-4, en relación con su etimología de CHULETA, ya desechada, piensa que el lat. SUILLUS ‘de cerdo, porcino’ dió un hipotético *chullo ‘hombre sucio’, cuya existencia trata de justificar citando el mozár. šûlī ‘bobo, bobalicón’ sólo documentado en R. Martí3, idea aventurada de la que es responsable Simonet y reforzada por un error de copia en sus fichas, en virtud del cual el murc. chulería ‘monería, gesto gracioso’4 se convirtió en «chulería, morería», que le sugería la idea de «suciedad material». No hace falta refutar en detalle las viejas etimologías de Fokker (germ. jôl, de donde el fr. joli: ZRPh. XXXVIII, 481-2), ya descartada por A. Castro (RFE I, 407), y de Sainéan (oc. choulo ‘mochuelo’: BhZRPh. I, 109), disconformes con toda la historia del vocablo5. Las demás acs. de chulo, a saber la aragonesa ‘muchacho asalariado que se tiene en las casas de labranza para las faenas más ínfimas’ (Borao), íd. de 12 a 17 años en Benasque (Ferraz), ‘criado del matadero’ (Aut.), chula ‘mozuela de mal vivir, desahogada y pícara’ (Aut.), claro está que vienen directamente del germanesco chulo ‘muchacho’. En cuanto al port. chulo ‘grosero’, ‘jergal’, y al mej. chulo ‘bonito, precioso’, ‘perro faldero’ (BDHA IV, 51, 193), y dominicano chuliar «mofar, poner de mojiganga, adular» (Brito), salen del sentido español moderno.
DERIV.
Chulada [Aut.]. Chulamo gnía. (1609). con sufijo típicamente jergal (RFH VI, 175n.), chulama; chulapo, -apa [Salillas, 1896], achulaparse, achulapado, vocablos especialmente madrileños [cf. Pedro Corominas, 1901, Obr. compl. cast. 62a]. Chulear. Chulería [Aut., comp. arriba]. Chulesco. Achulado [h. 1735, Feijóo].
1 La otra etimología *COLĔA ‘testículos’, que habría pasado por *COLJA a *KJOLA, propuesta por el aficionado piamontés Attilio Levi y preferida por Spitzer, me parece temeraria desde el punto de vista fonético. Es verdad que el piam. ciula, ciulan, ciulanari, lomb. ciola, además de ‘necio’ significa ‘escroto’, pero es más fácil admitir que este último significado es secundario, si realmente se trata de un vocablo jergal. Nótese que el vocablo chulo «garçonnet» que Spitzer cita del diccionario castellano de Oudin no figura en las ediciones de 1607 ni 1616.― ↩
2 Vid. Friederici, Lenz. Es voz usada en el Perú, Chile, Bolivia y Río de la Plata, pero también en Costa Rica y quizá en otras partes. El origen no es claro, pero desde luego ha de ser americano. Suele admitirse procedencia aimará, pero Bertonio reconoce que era en su tiempo (1612) palabra poco usada en este idioma, y Garcilaso el Inca, que como mestizo peruano sabía perfectamente el quichua y no debía de ignorar del todo las cosas aimaraes y del Alto Perú, afirma que era voz traída de las Antillas. Quizá sea así, en vista del empleo en Costa Rica, adonde no llegan casi nunca las voces peruanas. Sea como quiera, cholo tiene siempre o; el testimonio de chulo ‘mestizo’ referente a la Alta California, que cita Friederici, figurando en un texto escrito en inglés (1846) es sospechoso de reproducir el vocalismo español imperfectamente, y en cuanto a la forma aimará Ƈhulu, claro está que no prueba nada puesto que estos idiomas aborígenes no distinguen fonológicamente la u de la o. Luego cholo no nos explicaría el cast. chulo desde el punto de vista fonético. Y no hablemos de las dificultades semánticas.― ↩
3 Dozy, Suppl. I, 806a, lo atribuye a la raíz semítica š-w-l, es decir, lo pone en relación con el ár. šáȬla ‘mujer necia’, lo cual, si no seguro, es más prudente. Simonet, que deriva a chulo del lat. SCIOLUS ‘el que se precia de sabio’ (!), cita también Šûlo como apodo en el valenciano Abenalabbar (S. XIII), pero claro es que ignoramos el significado de esta palabra de Abenalabbar.― ↩
4 Procede de Aut., que trae «chulería: en Murcia vale lo mismo que monería, lat. gestus, gesticulatio».― ↩
5 Dozy, Gloss., 255-6, había pensado en un origen arábigo (ár. clásico, no vulgar šáȬl, ‘ágil’), que él mismo se encargó de refutar en su Suppl. I, 806a. Ahí propone una etimología gitana, por lo demás hipotética, y basada en el pali tšullo ‘pequeño’, ‘poco considerable’, ‘común’. Basta recordar otra vez que no hay todavía gitanismos a princ. S. XVII en español. Además esta palabra pali no parece haber pasado al gitano (falta en Miklosich). ↩