CHABACANO, significó ‘desabrido’ y, al parecer, ‘de poco precio’; siendo así pudo derivar de chavo, variante vulgar de ochavo, como moneda de escaso valor; pero el sufijo está fuera de lo usual, lo que impide dar por segura esta etimología.
1.ª doc.: 1525-47, Sánchez de Badajoz, Recopil.; 1601, Rosal, como aplicado en Andalucía a la mala fruta (Gili).
DERIV.
Chabacanada. Chabacanería.
1 Documentación clásica de esta denominación en Cej. IX, pp. 610-1.― ↩
2 Nótese que éste es el matiz en que aún se emplea el vocablo en la Arg., y no en el español ‘sin arte, sin gracia’. Chabacano se aplica a los modales y a la falta de urbanidad (Garzón, Segovia), no al estilo o a las frases o a las obras literarias, como en España.― ↩
3 Según Ramos Duarte, más exactamente, en los estados de Méjico, Chihuahua y Guanajuato.― ↩
4 Según esta fuente, sería de Góngora, pero Foulché-Delbosc, en su ed. III, 132, rechaza esta atribución. Según Hurtado y G. Palencia, Hist. de la Lit. Española, § 470, sería de Lope de Vega.― ↩
5 Ignoro si la v se funda en la pronunciación de las comarcas que distinguen esta consonante de b. Según Aguiló se emplea en Valencia, pero no nos dice en qué parte del país. La coincidencia con la grafía de Covarr. y Oudin tiene escaso valor, pues aquel lexicógrafo se inspiraba para escribir así en una etimología, por cierto imposible: gr. καψαλοσ ‘fatuo’ [?].― ↩
6 Esto lleva a pensar que no se trate de un verdadero sufijo, sino de una terminación sacada de otra palabra. Pero no se ve cuál. Difícilmente puede ser barracán ‘barragán’, paño basto que resiste la lluvia: por una parte no sabemos que chabacano se haya aplicado a paños, y por la otra, la única forma española o por lo menos la más corriente es barragán, aunque la terminación en -c- se halle en árabe, occitano, italiano y francés. ↩