CERMEÑA, ‘variedad de pera, temprana, de tamaño reducido y muy olorosa’, origen incierto, quizá del lat. tardío SARMէNէAperifollo’, por lo aromático de esta hierba.

1.ª doc.: J. Ruiz, 241a; Cej. VIII, § 83.

Define Aut. «cermeña: especie de pera, la más temprana y pequeña de todas, suave al gusto y olorosa; su forma es a modo de campanilla»; en ediciones posteriores la Academia explica que madura al fin de primavera. J. Ruiz cita la cermeña como cosa de poco valor («non valya una cermeña»); Lope se refiere varias veces a la cermeña como una fruta de color de cera (Rimas Humanas, en Rivad. XXXVIII, 454b), notable por su olor (ed. Sancha, II, 411), y a esta misma propiedad se refieren otras autoridades de las reunidas por los diccionarios académicos (Venegas del Busto, Cédula Real). Como significados secundarios, pueden tenerse en cuenta los de cermeño ‘hombre tosco, sucio, necio’ (en Torres Villarroel y Gz. del Castillo), por lo áspero del gusto de esta pera temprana, y ‘miembro viril’ en Andalucía (AV). El vocablo tenía c sorda, según la grafía de J. Ruiz, G. de Segovia (p. 88) y Sánchez de Badajoz; este último da una variante ceremeña («ciruelas de mil tenores, / ceremeñas y albacores», Recop. en metro II, 134), que hoy se conserva en ciertos puntos de Aragón (Borao) y en la Ribera salmantina del Duero (ceremeño, árbol, en Lamano). Variantes análogas, que pueden explicarse por una anaptixis análoga a la de caravajal o caramañola, se hallan en portugués. En Tras os Montes se emplea sarmenho (Fig.) o cermanho (RL V, 37) o sormenho (en Madureyra Feijó, princ. S. XVIII, que era de Braganza), y aparece ya çormenho en el S. XVI (según Silveira, RL XXXIII, 262-3), pero también hay ceromenho según el mismo autor, soromênho en Moraes, saramenho y soromenheiro en Fig., el último como alentejano; gall. cermeña (Sarm. CaG. 92v). En todas partes como nombre de un peral silvestre, con las correspondientes formas femeninas para el fruto (que Silveira califica de «duro y acerbo»); además Seromenho y Sormanho como nombres de lugar1: la mayoría de ellos no son nombres de lugar importantes, y tampoco llega a feligresía un trasm. Sermanha, situado junto al trifinio con el Douro y la Beira Alta; y Soromenho, Seromenho como apellidos. En catalán sarmenya, o con variante puramente gráfica, cermenya, es el nombre de una fruta temprana, por lo general una clase de pera (de manzana en algún punto: Ag.), y se emplea especialmente en la Segarra (l. c.), en la Conca de Barberá (Joan Santamaría, La Publicitat, 9-XII-1926, que compara a un hombre áspero con una sarmenya grenyal ‘no bien madura’), y en el Priorato (saramenya ‘pera menuda’, en Arabia, Miscell. Folklórica, 157); lo hallamos ya, en 1385, en Eiximenis («gínjols, nous, avellanes, sarmenyes, lledons, garrofes...», Regiment de Prínceps, N. Cl., 25.14), y sin definición aparece cermenya en el diccionario de rimas de Jacme Marc, catorce años antes. Para terminar con las formas de esta palabra que designan un fruto, mencionaré el vasco guip., a. y b. nav. txermen, ronc. zermein, ‘peruétano, cierta pera pequeña y dulce’, que en otros puntos de Guipúzcoa se ha hecho sinónimo de ‘pera’ en general (Azkue)2, y cuya tx- corresponde bien a una Ce en los préstamos de fecha romance primitiva3.

Sólo Simonet propuso una etimología: fijándose en el mozár. Ȑazárra ‘especie de pera de sabor dulce, en extremo olorosa y del tamaño de una uva, que se criaba en Valencia’, documentado en Abensaíd († 1274), según Almacarí, y en R. Martí (comp. Dozy, Suppl. I, 19), cree que ambas palabras salen del lat. ACERBAáspera, agria, prematura’; no habría dificultad semántica, pero la rr doble del mozárabe, bien atestiguada por R. Martí, se opone a que identifiquemos Ȑazárra así con ACERBA como con cermeña; deberá tratarse de un mero homónimo de la voz castellana, como lo es avugo, ambos sin relación etimológica con ella4. En cuanto a cermeña, parece menos difícil que salga de *acerbeña, y M-L. (REW, 94) aceptó la idea de Simonet, pero ahora sabemos, por las autoridades de los SS. XIV-XV, y por el testimonio del portugués y el catalán, que el vocablo empezaba en c sorda, y como no puede tratarse, en vista del sufijo popular -eña, de un derivado del cultismo acerbo, nos veríamos obligados a admitir una base ya latina *ACERBէGNA, que perdiera la A- ya en fecha latina, antes de que la C pudiera sonorizarse, hipótesis sumamente arriesgada, mayormente por la rareza del sufijo en latín.

Por otra parte, en Francia hallamos un vocablo de significado diferente, pero de homofonía tan perfecta, que cuesta admitir como casual: oc. sermenha en Daudé de Pradas (h. 1225), sermunna en una receta medieval, Perigord cermino o ec(h)ermino, frprov. sermîlli, sarmîlli (Lión, Ain, Isère), en un diccionario francés de 1656 salmille, en un glosario francés arcaico sermenna, todos ellos con el significado de ‘perifollo’; A. Thomas (Rom. XXXIII, 215) indicó que se trata del lat. tardío SARMINIA (o SARMINIUM, SARMINA) de igual significado, trasmitido sólo en glosas botánicas que figuran en tres manuscritos de los SS. IX y X, SIRMINIA, y en unas recetas en notas tironianas, del S. IX; ahora bien, Ernout-M. observan atinadamente que puede ser un derivado de SARPĔRE ‘podar la vid’, con sufijo hermano del que figura en otros derivados de SARPERE, el clásico SARMENTUMsarmiento’ y su sinónimo arcaico SARMEN, -էNIS, y comparable al de SEMINIUM junto a SEMEN y SEMENTUM; se les puede dar la razón, en vista de los tallos del perifollo, finos como sarmientos. Para derivar de ahí cermeña, haría falta admitir que a este fruto, cuyo aroma famoso he documentado arriba, se le dió el nombre del perifollo, conocido ante todo como condimento, por su perfume agradable. La inicial ce- puede justificarse de varias maneras, sea por una alteración meramente fonética, o por cruce con CAEREFOLIUM (> perifollo), antes del cambio de significado; más probablemente por influjo de cera debido al color céreo de la carmena, que llamaba la atención a Lope de Vega5.

La etimología *SORBէNĔUSparecido a la serba’, de GdDD 6231a, no es imposible, pero con la condición de no tomarla en el sentido de una formación latina, sino de un derivado romance, de serba en cast. y cat., de sorba en portugués (de donde port. çormenho, sarmenho), con el sufijo romance -eño, y a base de suponer (como hay que hacerlo también con el étimo SARMINIUM) que la c- se deba al influjo de cera. Sin embargo da que pensar el hecho de que el sufijo -eny apenas vive en catalán, donde sin embargo sarmenya ya se documenta en el S. XIV. Podrían agregarse otras objeciones, pero es preferible dejar por ahora la cuestión en suspenso.

DERIV.

Cermeñal, Cermeño (V. arriba).

1 Ya en docs. del S. X aparece Sarmenia, como nombre del afluente del Duero llamado hoy Seromenha. No sé por qué razón cree Silveira que en este caso la etimología es otra.―

2 En Vizcaya significa ‘injerto’, y el verbo txermendu es allí ‘injertar’, y en Guipúzcoa ‘podar la vid’. Schuchardt, ZRPh. XXXVI, 37, no conociendo las formas iberorromances, sugiere que éstos pueden ser los significados originarios, y propone como étimo el lat. GERMEN. Pero como el tratamiento de Ge no me parece normal, sospecho que estas acs. han de explicarse como secundarias, debidas a algún injerto que se practique en el cultivo de la cermeña, o bien se tratará de un vocablo independiente del nombre de nuestro fruto y procedente de INSERERE (> injerir, injerto).―

3 En Baja Navarra, donde toda tx- pasa a x-, se halla también xermen (Azkue).―

4 Acerrae era el nombre de una localidad de Campania, que Virgilio menciona en sus Geórgicas. Sabido es que una población vecina, Abella, fué famosa, tanto por sus manzanas (de las cuales tomó nombre), como por sus avellanas (a las cuales se lo dió). No sería absurdo conjeturar que Ȑazárra (que también podría pronunciarse Ȑazérra) tomara nombre de Acerrae, pues al fin y al cabo el cast. manzana viene también de un nombre propio (véanse otros casos del fenómeno en CAMUESA). Por otra parte, azerra existe en bereber, me advierte David Griffin (que prepara un estudio sobre el diccionario atribuído a Martí) y de allí puede venir el vocablo mozárabe; sin relación con cermeña, de todas maneras.―

5 La existencia de formas semipopulares de CAERIMONIA en portugués, ceramunha, çarmunha, cirmonha (C. Michaëlis, Misc. Caix-Canello, 121), nos podría autorizar a suponer que un *CAERIMONIUS diera *cermueño > cermeño en castellano, pasando de ‘ceremonioso’ a ‘afectado’ y ‘necio’, el sentido real de cermeño; de aquí luego ‘desabrido’ aplicado a la cermeña prematura. Pero todo esto es demasiado hipotético, no halla más que un débil apoyo en las formas dialectales modernas ceremeño, ceromenho, saramenya, y obligaría a admitir que las formas portuguesa, vasca y catalana son castellanismos recientes, a pesar de la tx- vasca y de la aparición en el S. XIV catalán. Pensar en un *CERUMէNէA, derivado de CERUMEN, -INIS (voz que es sólo del latín moderno, S. XVIII), y éste de CRA, es todavía más aventurado.