CAYADO, del lat. vg. hispánico *CAJATUS íd., abreviado de BACULUS *CAJATUS, que derivaba del lat. tardío CAJA íd.
San Isidoro es el único que cita el lat.
CAJA, atribuyéndolo falsamente a Horacio, en cuyas obras no se halla el vocablo, y definiéndolo como una maza, o una especie de bumerang
1. Parece haber relación con el verbo
cajare ‘golpear, castigar golpeando’, citado como arcaico por el africano Fulgencio (fin S. V), con mención de un pasaje que él atribuye a Plauto; de ahí se ha querido deducir que es palabra del latín antiguo, emparentada con
caedes ‘matanza’, pero Ernout-M. tiene razón en hacer notar que el testimonio tardío de Fulgencio es tan poco fidedigno, en cuanto a Plauto, como el de San Isidoro en cuanto a Horacio. Se trata evidentemente de una palabra del latín hispánico y africano, procedente, sea de una lengua prerromana o del gr.
χαƗον ‘cayado de pastor’ (Stowasser, en Walde-H.). La unanimidad semántica de los descendientes romances indica efectivamente que la idea de ‘gancho’ u ‘objeto ganchudo’ ha de ser antigua en
CAJA, comp. cat.
gaiata,
callada, ‘báculo, cayado’, cat. occid.
cajada ‘gancho largo para menear la leña en el horno’, aran.
cajades ‘muletas’, vco.
gaiato,
-tu «instrument en fer qui sert à remuer la braise» sul. y ronc., gc. del Gers
cayat ‘gancho para arrancar paja del almiar’, bearn.
cajat íd., gall. y port.
cajado [
MirSgo.,
DAcG.,
cayado con
y = -j- Ctgs. 389.41], Lavedán
cayado f. ‘gancho para sacar pan del horno’, bearn.
cay ‘gancho’
(*CAJUS), mozár.
alcayata ‘clavo grande de gancho’ (V.
este artículo). Griffin,
Los Mozarabismos del Voc.
de R.
Martí, 185-7, sugiere que venga del mozárabe
cayata (= cayada y alcayata) la palabra
qayaƫîra,
-aƫira, que R. Martí traduce por el cat.
brandar ‘blandir’ ‘lanzar una lanza o alancear’ ‘blandir espada’ ‘balancearse’, y creo que tiene razón, así en esto como en su explicación de la confusión que en el diccionario se ha producido entre estas palabras y
Ǥurâna por una parte, y el verbo
taqayyar ‘encerar, embadurnar de cera’, por la otra. Sin embargo hay que rectificar dos extremos en su estudio: 1.° es evidentemente imposible derivar
Ǥurâna de
zarandear y más bien hay que pensar en una disimilación de
*Ǥurâra, del verbo ár.
Ǥarr ‘tirar de algo’ ‘arrastrar’ ‘atraer a la fuga, poner en fuga’ (así en
AbenalȞatib: Dozy): de ahí deriva el plural
Ǥarārī ‘especie de rastra que sirve de arado en Wadai’ (cf.
Ǥarrâra ‘narria, rastra’ en PAlc.), 2.° no hay que pensar en interpretar la traducción
colobium (que R. Martí emplea también para traducir
qayaƫîra) por el cast.
columpio, voz reciente y exclusiva de Castilla, pues
colobium es frecuentísimo en bajo latín (y ya en latín tardío), para una especie de balandrán sin mangas o con mangas cortas, que era típico de los frailes, obispos, pontífices y los reyes de Cataluña-Aragón: así como
balandrán deriva de
balandrear ‘balancearse’, también
qayaƫîra significó ‘balancearse’ y ‘balandrán’. Se podría imaginar que en
qayaƫîra se combinen (
al-)
cayata del lat.
CAJA y su cuasi-sinónimo
CATEIA ‘especie de venablo de madera flexible que se lanza con gran fuerza’, que ya confundía S. Isidoro, como se ha indicado. Lo que hace dudar algo de la conexión entre
qayaƫira (
-tira) y el romance
cayada, es que aquella palabra tiene la forma típica del plural cuadrisilábico del árabe, y de hecho coincide considerablemente con
kayâȶir, plural de
kayȶâra ‘cítara’ y ‘guitarra’; y es sabido que estos plurales tienen una
ī larga en el árabe clásico, pero
i breve y átona en el árabe vulgar, lo cual coincide con la doble variante de
qayaƫira (
-tîra). Se dirá que no es lo mismo
k que
q ni
ƫ que
ȶ: no lo es en árabe correcto, pero otra cosa era el hispanoárabe, que confundía en gran parte todas estas consonantes ¿Sería pues
qayaƫīra un nombre de unidad extraído secundariamente del plural
kayaȶir, sentido como un colectivo? Y en lo de
brandar ‘balancearse’ ¿podríamos ver un desarrollo semántico, partiendo del baile al son de la guitarra?