CANSAR, del lat. CAMPSAREdoblar (un cabo) navegando’, ‘desviarse (de un camino)’ (éste, del gr. κάμψαι, aoristo de κάμπτειν ‘plegar’, ‘doblar’), probablemente pasando por la idea de ‘cesar (de hacer algo)’.

1.ª doc.: cansado, 1092, Oelschl.; cansar, Berceo.

Diez, Wb., 91; Cuervo, Dicc. II, 55-58; M-L., REW 6939; y Malkiel, en una comunicación leída en el congreso de 1947 de la Modern Language Association, parten del lat. QUASSAREsacudir’, ‘quebrantar’, pero es grave dificultad la aparición de una n ante la s. En nada puede cambiar mis conclusiones el farragoso artículo de Malkiel, NRFH IX, 225-76, que no aporta nuevas razones ni hechos nuevos de interés. No hay paridad en el caso de mensaje, manzana, ponzoña, etc., donde la n secundaria es debida a propagación de la otra nasal ya existente en la palabra; ni con el de ensayar, donde se debe a influjo de los numerosos verbos en en-; en el caso de cansar no hay explicación normal posible. Es cierto que el adjetivo canso ‘cansado’, hoy dialectal de Castilla la Vieja, Aragón y algunos puntos de América, pero documentado ya en Berceo (S. Dom. 538)1 ―y gall. canso: «o apostólo estaba tan canso que quixo repousar», «ollos cansos» Castelao 105.11, 38.31―, recuerda el lat. QUASSUS ‘quebrantado’, o bien CASSUScarente, privado’ (de ahí *‘sin fuerzas’), pero esta etimología tropieza con el obstáculo insuperable de la -n-, agravado aún por el hecho de que QUA- suele dar cua- y no ca- en la Península Ibérica2.

En realidad, las dificultades semánticas que vieron Diez y M-L. para derivar, cansar de CAMPSARE no existen, antes bien son varios los caminos que pudo seguir el cambio de significado. C. C. Rice, Language XIII, 18, quería partir de la ac. ‘doblegar (los miembros de una persona)’, no documentada en el latín pero sí en el gr. κάμπτειν, que no puede dudarse sea el original de la palabra latina3; en Language XIX, 154-6, insiste en su punto de vista recordando muchas palabras o acs. romances no documentadas en latín pero sí en el original griego. Y que este caso puede darse, está por cierto fuera de duda4, aunque no es prudente echar mano de esta posibilidad, cuando existen otras alternativas.

Pero creo preferible el camino indicado por Spitzer, Language XIV, 205-6, y resumido arriba. Nótese que todos los ejs. medievales de cansar que cita Cuervo, y son muy copiosos, presentan nuestro verbo empleado intransitivamente, sea en el sentido de ‘cansarse’5, sea en el de ‘cesar, parar (de hacer algo)’6; el uso transitivo es muy raro en la Edad Media (sólo J. Ruiz, 853a; y Nebr.), y no conozco casos del reflexivo7; cansar intr. por cansarse es también como decía Juan de Mena (Lida, p. 136, lín. 7). Esta importante circunstancia es adversa a la filiación ‘doblegar’ > ‘cansar’, y decididamente favorable a la explicación a base de CAMPSAREdesviarse’, sentido bien documentado en la Peregrinatio Aetheriae y fácilmente deducible del general ‘doblar (un cabo)’. Que cansar significa muchas veces ‘cesar, parar, dejar de’ en la Edad Media es indudable, comp. «porque yo fuí así atrevido, de fablar, do cansan fablar los doctores» (Rimado de Palacio 1207a), y los muchos casos que citan el DHist., 4, y Cuervo; cansar ‘cesar’ y ‘hacerse inválido, quedar sin efecto’ en Vidal Mayor 3.48.4, 2.5.50, 2.11.7, 3.37.4, 3.43.8 (donde, por lo demás, hay influjo de cassari del original latino). El siguiente ej. cat. de Muntaner (cap. 106) es claro y particularmente elocuente por tratarse de un relato náutico (se trata de un navegante que sale de Augusta, en Sicilia, y prometiendo dirigirse a Stilo, en la costa oriental de Calabria, cambia el rumbo): «se mès en rendó en mar [‘se hizo resueltamente mar adentro’] e feu la via del cap de les Corones [‘capo Colonne’ a la entrada del golfo de Tarento] e puix no cansà entrò fo a Brandís (‘Brindisi’)». Que esta evolución era posible desde la ac. náutica, lo comprueba el italiano, donde cansare significa ‘evitar’, ac. procedente sin duda alguna de ‘bordear (un cabo)’, pero además se ha llegado ocasionalmente a ‘cesar’: mi si è cansata la bile, en Salvini8, cansarsi il latte (Tommaseo).

De todos modos importa mucho poner de relieve el ambiente náutico en que se desenvolvió la historia del vocablo desde sus orígenes hasta la baja Edad Media. No deja de ser impresionante el aire de familia que notamos entre el pasaje de Muntaner y el memorable trozo donde Heródoto nos cuenta las primeras circunnavegaciones del continente africano. Los marinos fenicios despachados por el faraón Neko desde el Mar Rojo, sin arredrarse por el agotamiento de sus provisiones, reabasteciéndose por medio de cosechas improvisadas con los cereales que siembran en la costa, ƌύω Ɔτέων ƌιεξελȎóντων τρίτƪ ƒτεȉººº κάμψαντες Չρακλέας στƲλας ęπικοντο Ɔς AƴƔυπτον ‘trascurridos dos años, y ya dentro del tercero tras doblar las Columnas de Hércules, desembocan en el Mediterráneo y arriban a Egipto’; en sentido inverso pasa el persa Sataspes las Columnas de Hércules, y doblando el Cabo Cantin o Espartel se adentra por el Océano con rumbo al de Buena Esperanza: κάμψας τò ęκροτƲρτον τŲς ΛιβύƓς τnj οƧνομα ∑ολóεις εστί, ƒπλεε πρòς μεσαμβρίƓν (IV 42, 43). Kάμψαντες Չρακλέας στƲλας, κάμψας τò ęκροτƲριον, siempre el aoristo: muy natural en la narración de peripecias y aventuras náuticas, donde lo que máxime interesa es el remate afortunado o sin éxito de toda la proeza marinera, todavía más que el episodio previo de doblar un cabo, aunque éste sea momento capital en la realización, pero éste pasa, queda en aoristo, en el aspecto puntual del proceso pasado y ya consumado. De ahí la fijación estereotípica del empleo de kámpsai convertido en el infinitivo CAMPSARE del latín vulgar. Las resonancias de esto todavía repercuten en tiempo de Muntaner, sólo que ahora el epicentro semántico, por decirlo así, se ha desplazado un tanto: cansar o no cansar ya no ‘cambiar de rumbo’ sino abstenerse de cambiar en el empeño navegante, no cesar en la expedición velera9.

Cansar en el sentido de ‘fatigar’, es palabra propia del portugués, el castellano, el catalán (ya frecuente en los SS. XIV y XV)10, y de las hablas languedocianas del Hérault, Tarn, Haute-Garonne y Ariège hasta el Valle de Arán.

DERIV.

Cansado (vid. arriba). Cansamiento, ant. Cansancio [Alex,: cansacio], procede del antiguo cansacio (también Canc. de Baena, n.° 55 y n.° 286, v. 171, donde está asegurado por la rima; G. de Segovia, p. 60; tres veces en Arbolanche, 166, ed. Gnz. Ollé, II, 743; cansatio en Nebr.; y en otros textos hasta princ. S. XVII: Cuervo, Obr. Inéd., 207), por propagación de la nasal, favorecida por influjo del sufijo -ancia; cansacio era forma semiculta provista del sufijo latino -atio; gall. cansazo (Castelao 52.20)11. Cansedat ‘cansancio’ [Vidal Mayor 5.8.8]. Cansera. Cansino [Acad. 1884, no en Aut. ni en 1843], comp. cansina ‘fatiga’ en Albacete, y acaso el nombre propio Campsino en un doc. de 1207, señalado por Oelschl.12. Cansío. Canso (vid. arriba), adjetivo postverbal del tipo de pago ‘pagado’, hueco, cargo, etc. Cansoso. Descansar [Nebr.] Descanso [íd.], descansillo, descansado. Incansable.

1 E indirectamente por el abstracto cansedad, de Berceo, Alex., Gr. Conq. de Ultr. y otros textos medievales. Gall. ant. cansado ‘fatigado’, S. XIV: el palomo de Noé «que nom achou outro lugar descuberto en que pousasse, et que caío cansado voando, et morreo ?na agoa», Gral. Est. 43.13.―

2 Podría imaginarse que la vacilación existente en latín vulgar entre PASSUSpasado, marchito’ y PANSUS (cat. ant. pans ‘manso’ ―AILC III, 208―, pansit, pansa), y entre el vulgar *MASUS y MANSUS (> manso), pudo determinar analógicamente la creación de un *QUANSUS o *CANSUS, pero es expediente forzado y demasiado hipotético. No se conoce variante alguna de la palabra cansar sin la n, a no ser el artículo «caseu: cansancio» de Rato (no en Vigón), que está muy necesitado de confirmación (¿cuál es el sufijo: el colectivo -edo, el postverbal -eo?). Macrí RFE, XL, 145, cita «del andar e del planto fierament encassados», Berceo, S. M. 353, como prueba de que existieron formas sin -n-, y en consecuencia cree aceptable la etim. QUASSUS o CASSUS, lo cual hay que desechar de plano. Nunca una forma aislada puede probar nada, aunque su sentido fuese claro y seguro (que está lejos de serlo); menos, tratándose de un pasaje donde no existe ninguna edición fidedigna. Entre otras cosas es fácil suponer que una grafía manuscrita fierament ecãssados (con separación errónea de la -e de fieramente) haya sido mal interpretada, y que deba leerse fieramente canssados (¿o grafía imperfecta por encaxados = aquexados?).―

3 La generalización en latín del radical del aoristo griego, se explica por el empleo frecuente de este tiempo verbal en relatos de navegaciones («luego doblamos el cabo de...» es algo que en griego se decía siempre en aoristo). Esta explicación induce a dudar de que el vocablo pasara al latín en otras acs. que la náutica, como Rice quisiera suponer. Hay algún otro caso de verbo latino procedente de un aoristo griego (lat. vg. CHARAXARE < χαράξαι, FEW II, 625).―

4 En apoyo de la idea de Rice podría citarse la glosa «si te gravo cervicem et camso, incurvo», donde camso y su sinónimo incurvo traducen el griego κλίνω ‘yo inclino’ (CGL III, 46.48). Wartburg, FEW II, 156a, apoya la misma idea con los casos franceses de CURVARE para ‘cansar’.―

5 Todavía APal. 235b.―

6 Lo mismo en el gallego de Villasandino [h. 1400], vid. Lang, Canc. Gall.-Castellano, glosario.―

7 Los dos que citan BKKR son en realidad intransitivos, como puede verse examinando el texto. La aparición del participio cansado, ya en el S. XI y en el Cid, no prueba que entonces existiera cansar transitivo. Hombre cansado correspondería a cansar, intr., del mismo modo que hombre sufrido era ‘el que sufría’, hombre sabido ‘el que sabe’, y así descansado, aburrido, entretenido, divertido, etc.; un ej. de cansarse en Vidal Mayor I, 21.29, está aislado frente a los cinco del intr. cansar arriba citado, y debido a influjo del inmediato perderse.―

8 Mi si cansò il vedere «mi si oscurò» en Fiesolano Branducci (1694), citado por la Crusca, quizá sea hispanismo.―

9 El autor del Dicc. Alcover entiende erróneamente en Muntaner ‘doblar, cambiar de rumbo’, como en griego y en latín, pero está claro que no es éste el sentido. Para llegar a Brindisi es preciso doblar el cabo de Santa María de Leuca, cambiando radicalmente de rumbo, en la punta de la Pulla. Se trata, claro está, de ‘no parar’, como traduce Bofarull en su edición. Desde aquí era fácil el paso a ‘no cansarse’.―

10 Para disipar del todo la sospecha inmotivada de un castellanismo antiguo, agregúense a los ejs. de Alcover: Metge, Fortuna e Prudència, 62.11; Jacme, Pere e Arnau March, 23; Senescal d’Egipte, 155.―

11 RFH VI, 145. A los ejs. citados allí, añádanse ficacio y matacia en Borao, port. pescanço. En el Cavallero Zifar, 42.3, el manuscrito más antiguo trae vuestro cansanción, que quizá deba corregirse en vuestra cansanción, donde tendríamos la forma procedente del acusativo latino -ATIONEM. Cansación figura también en las Partidas. Arratia (vizc.) kantzasiñocansancio’ (Euskera III, 47), donde -asiño es la representación normal de -ATIO (cf. parkasiño ‘perdón’, isentasiño ‘nombramiento’, burutasiño ‘ocurrencia’).―

12 De esta forma deduce Malkiel, NRFH II, 186-194, que cansino no pertenecía primitivamente a la familia de cansar, sino que era duplicado de campesino. Hacen falta más pruebas, tanto más cuanto que no conozco ejs. seguros de campesino anteriores a 1400. El único hecho comprobado que resulta del trabajo de Malkiel, es que cansino aparece una vez en 1646 en el Estebanillo González, con el sentido de ‘hebreo’, y que en esta ac. viene del apellido Cansino, que fué característico de los judíos españoles en los SS. XV-XVII. Que de ahí naciera el moderno apelativo cansino con atracción a la esfera semántica de cansar, ya no es seguro, pero sí probable. Si el apellido hebreo viene de campesino o tiene que ver con los apellidos anteriores Kanzi y Kansi, de abolengo semítico (p. 192, n. 42), es dudoso, y que en el sentido del moderno cansino siga reflejándose el hipotético sentido ‘campesino’ es ya del todo inverosímil. Téngase en cuenta, en apoyo de la idea de Malkiel, las grafías Qamšîna (a. 1165) y Qamšîno, que se hallan en docs. mozárabes toledanos (Gonz. Palencia, núms. 74, 472, 477 y 528). Comp. cansino ‘diligente’ en el portugués de Évora, cansina allí mismo ‘cansancio’ y ‘diligencia’ (RL XXXI, 130).