CABRESTANTE, palabra propia del inglés, francés, castellano y portugués, de origen desconocido.
1.ª doc.: 1518, Woodbr.; 1535, Fz. de Oviedo.
De las varias etimologías propuestas ninguna satisface. La menos inverosímil es la de Diez, cabra estante ‘cabria erguida’ (V. CABRIA), pues, en efecto, el cabrestante se diferencia de la cabria en que su torno es de eje vertical, mientras que el de la cabria es horizontal; como estar en el sentido de ‘estar de pie’ es muy arcaico en romance y lo es también el uso vivo del participio de presente, debería admitirse que se trata de una denominación muy antigua, de raíces latinas o poco menos; la fonética obligaría a creer que el vocablo se extendió desde Portugal o desde Castilla (a lo sumo desde Gascuña) a Francia e Inglaterra, lo cual es grave dificultad tratándose de un vocablo del S. XIV, pues el portugués y el castellano no fueron fuentes internacionales de vocabulario náutico hasta dos siglos más tarde; tampoco se explica entonces la forma sin -r-, predominante en Francia. Pero con las demás etimologías, a estas mismas dificultades se agregan otras dirimentes. La de Jal, desarrollada por Ch. Noë (MSL VI, 258ss.) y aceptada generalmente (no por el REW, 1631), se basa en una ac. desconocida del verbo cabestrar, que nunca ha significado otra cosa que ‘atar con cabestro a un animal’; por muy cierto que sea que en portugués cabresto se aplica a las cuerdas del bauprés (no, sin embargo, a la del ancla y otros objetos que se levantan con cabrestante), siempre será increíble desde el punto de vista semántico que cabrestante sea el participio activo de un verbo que significa ‘atar’, pues la función del cabrestante es levantar y no atar2. No es cierto que capistrare signifique «arrollar al tronco» en Columela ―de donde saldría cabestrante porque arrolla la maroma, GdDD 1392―, sino sólo ‘atar al yugo’ y figuradamente ‘atar la viña al emparrado’ (llamado jugum ‘yugo’ en latín): luego no hay que buscar el origen de cabrestante por este lado.
Inaceptable también interpretar cabre-estante (según quiere Nobiling) como ‘estante del cable’, pues estante no es ‘armazón’, sino sólo ‘anaquel’, y tal procedimiento de composición sería posible únicamente en un idioma germánico.
A juzgar por la documentación el vocablo nacería en Francia o en Inglaterra. ¿Se trataría acaso de un nombre propio, el apellido occitano y francés Cabestan, Cabestain, Capestaing, Capitant?3. Por otra parte el empleo preferentemente minero del vocablo nos hace pensar en la posibilidad de que el vocablo sea principalmente término de ingeniería o minería, tanto o más que término náutico, lo cual reforzaría la importancia de la palabra occitana y del fr. ant. y dial. capest(r)an. Habrá que estudiar mejor la posibilidad de que se trate de un vocablo de origen inglés, pues en este idioma se documenta antes que en ningún otro, y seguidamente en el N. de Francia: capstring sería un compuesto de formación normal en aquella lengua y el sentido literal ‘cuerda puesta a modo de capuchón’ no sería descaminado como etimológico, pues habría podido aplicarse originariamente a la cuerda del cabrestante, si suponemos que cap ‘gorra, capucha’ era aplicado por mineros y marineros en sus jergas al aparato desde el que bajaba esta cuerda, de la misma forma que el cuerpo de una persona se encuentra bajo su capucha o gorra; cf. una expresión rigurosamente comparable en nuestro encapillar y en el antiguo nauticismo aturbantar. A pesar de todo lo dicho, queda una dificultad en la documentación inglesa, donde aparece antes capstan que capstring y en el estorbo fonético de la desaparición de la r en buen número de formas inglesas y francesas. Quizá no son dificultades dirimentes, pues los términos técnicos presentan una documentación muchas veces esporádica y debida al azar, y en ella predominan a menudo las variantes que descansan en una etimología popular sobre las más próximas a la base etimológica. En esta palabra pudo haber contaminación de otros términos latinizantes en -stant, lat. -stans, -stantis, y al pasar de boca de los marineros y mineros ingleses (gente de pronunciación poco cuidada) a la de los marineros y mineros franceses, pudo alterarse rápidamente, sobre todo dado que los franceses abrían las vocales ante nasal y confundían -ng con -nt, mientras que por otro lado la r inglesa es muy diferente de la románica y poco perceptible a nuestros oídos; ahora bien, en los aparatos técnicos cualquier mejora hace que la palabra viaje de un país a otro, con lo que se va alterando cada vez más. Al pasar de los ingleses a los franceses, éstos pudieron pronunciarlo imperfectamente capestai, -ant y pudo regresar en esta nueva forma a Inglaterra, donde además persistía también la variante primitiva capstring: el azar filológico habría hecho que la variante retomada en préstamo (Rückentlehnung) capstan se documentase en inglés antes que la pura capstring.
1 P. ej. en Vallcebre (Pirineo Berguedano) he oído a la gente del país, que habla catalán muy castizo y popular, hablar del capistran de las minas; ahora bien, allí y en Figols y Saldes, pueblos vecinos, hay minas desde antiguo y, como, por otro lado, esta es una forma sin correspondencia exacta con el castellano, parece que debe haber arraigo catalán de la palabra; ésta no puede ser reciente, al menos en el Pirineo y como término de minería.― ↩
2 Hills, BDHA IV, 46, dice que cabrestante en Nuevo Méjico significa «cuerda pequeña, cuerda de cabestro», afirmación extraña que no hallo confirmada en ningún diccionario de americanismos.― ↩
3 Entonces la -r- española y portuguesa se debería a influjo de cabria, y la forma cabestrante se explicaría por una ultracorrección inspirada en el caso de cabestro, vulgarmente cabresto. ↩