CÁRDENO, del lat. tardío CARDէNUS ‘azulado’, derivado de CARDUS ‘cardo’, por el color de las flores de esta planta.
1.ª doc.: doc.: gallego de 892 (Simonet, s. v. cardenella); doc. leonés de 929 (Oelschl.).
DERIV.
Para cardenal ‘equimosis’, comp. Bershas, RPhCal. IX, 23-26; ‘huella azul o amoratada que deja un golpe’ [Nebr.]2, cat. ant. cardenal íd. (Curial, N. Cl. III, 250)3; acardenalado [Quijote]. Cardenilla ‘variedad de uva de color amoratado’ [el adj. cardeniello se aplica ya a las uvas en Alex. P, 2108], comp. mozár. qarȝenella arriba; cardenillo ‘materia de color azul verdoso que se forma por la oxidación en los objetos de cobre’ [Nebr.]. Quizá sea derivado de cárdeno (pasando por *cardeneña, o por un derivado portugués *cardeenha) la voz cardeña ‘mota o pavesa de la lumbre’, empleada en la Ribera salmantina del Duero (Lamano); en J. Manuel (Rivad. LI, 253b52) el mismo vocablo designa una piedra preciosa, mencionada junto al zafiro, y la Acad. supone fuese de color cárdeno, aunque se funda exclusivamente en la etimología; cardio es una piedra preciosa clara en Vicente Burgos (1494).
1 Igualmente en la p. 344-5.― ↩
2 Creo corresponde aquí el ej. de cardenal que Oelschl. cita en el Fuero de Avilés.― ↩
3 Para otro derivado catalán de CARDINUS, vid. s. v. CARDELINA. ↩