BURGADO, ‘caracol de varias especies, esp. marino’, origen desconocido.
1.ª doc.: 1639.
En vista de esta recurrente ac. ‘cascajo’ llama la atención J. Hubschmid (ZRPh. LXXIV, 1958, 529) hacia el sardo burga, burka. Así esto como el sufijo -ao sugieren un origen prerromano (y no un romance *BURDICARE), cf. céltico *KAL?A?O- > calhau, fr. caillou ‘guijarro’ (V. aquí CALLAO); pero aquí observamos una antinomia entre el fuerte anclaje en Cerdeña y el sufijo celtoide, y además falta todo enlace razonable para la raíz, al menos en céltico, y aun quizá tampoco lo hay en otra familia indoeuropea, a no ser que pensáramos en el grupo del letón brukt ‘desmigajar, desmenuzar’, lit. brùkti ‘clavar violentamente’ (con antropónimos ilirios o iliro-célticos Breuci, Bρευκó-μαƔος), IEW 170.12, 170.28, 170.30, pero si está en sardo, ni esto ni el sentido de ‘marisco’ animan mucho. Recuerda burgao el pelví bōr-gāv ‘ganado pardo rojizo’, pero aunque el significado coincidiese mejor sería inverosímil que una palabra del significado de burgao hubiese llegado a Portugal desde Oriente (por el árabe). Es posible que Portugal sea el lugar de origen. Es imposible por razones fonéticas derivar de MURICATUS ‘erizado como un murex (caracol de la púrpura)’, como sugiere G. de Diego. Friederici, Am. Wb. 103, asegura que procede de una forma indígena intermedia entre el tupí perigoá y el guaraní uruguá, de donde habría pasado al port. burgó, de éste al fr. burgau y de ahí las formas iberorromances en -ao o -ado. Pero esto supondría que estas formas fuesen puramente librescas, y no parece ser así en vista de las variantes que he citado; pero sobre todo el port. burgó está sólo en diccionarios muy recientes (Fig.) y definido ahí como «especie de caracol das Antilhas»: luego es ésta la forma secundaria y libresca y no la que constituye el punto de partida de las demás, según requeriría la etimología de Friederici.
1 En el Norte de la Palma dicen burgajo, Rev. de Hist., La Lag., n.° 78, p. 255. ↩