BURDO, origen incierto, parece haberse aplicado originariamente a los carneros y ovejas de lana grosera, a distinción de los merinos; a su lana, y a las calidades de paño que se hacían con la misma.

1.ª doc.: princ. S. XVII (Oudin; Quijote, II, xxiii, 87 v°; Góngora; Quevedo).

Además del castellano, sólo gall. y port. burdo íd., que parece ser de introducción reciente (falta Moraes), quizá castellanismo. La ac. originaria se halla en Góngora (no si merino o burdo: ed. Foulché, II, 295) y en B. Cobo (a. 1653: no hay ovejas burdas en todo el Perú); ya anteriormente hallamos «oveja grossera o burdalla: ovis hirta» (Nebr., k3). Cornu, Rom. VII, 595 (seguido por E. Richter, Wiener Sitzungsber. CLVI, v, 37; y por Tuttle, ZRPh. XLI, 686) parte del lat. BRȢTUS ‘bruto, estúpido’, y en favor de esta idea podría citarse brudo ‘bruto, estúpido’ (en rima), en F. M. de Lando (h. 1400, Canc. de Baena, n.° 274, v. 26); sin embargo tal trasposición de la r sólo pudo producirse en sílaba átona, y asi como en los casos citados por E. Richter (Enneberg bürt, Ampezzo burto, variantes del it. brutto ‘feo’; burtus «stultus», «trufus et niger», en dos glosas latinas) puede partirse de un verbo como los it. bruttare, imbruttire, aquí deberíamos partir del burdallo nebrisense, y de burdalengo ‘tejido tosco’ (en 1502)1, que en efecto son anteriores en fecha a burdo, y considerar éste como derivado regresivo. Sin embargo, como no hay otros descendientes populares de BRUTUS con sonorización de la -T-, y el brudo de Lando, en su aislamiento, parece una alteración de bruto, como expediente para hallar una rima, será preferible partir de BŬRDUSbastardo’, comp. borde ‘grosero, zafio’ en Mérida (Zamora Vicente), ‘malo, avieso’ en Murcia y Almería (G. Soriano, p. 138). El ej. del adverbio brudament en el texto de Vidal Mayor, de h. 1250, citado por Tilander, St. Neophil. XXVIII, 1956, 242-3, puede juntarse a la documentación del problema. Pero apenas hace falta decir que no resuelve la cuestión, ni mucho menos, pues el contexto muestra un «entido abstracto muy diferente del de burdo, quizá ‘arbitrariamente’ o más bien ‘brutalmente’. Se trata, pues, de un ensayo artificial de romanceamiento del brutus del original latino, como los que abundan en los textos arcaicos, al modo del «latín popular leonés». Tiene eso poquísimo interés para el problema etimológico de burdo. En cuanto a los ejs. de metátesis que cita ahí Tilander en apoyo de la etimología BRUTUS, no hay ninguno comparable, pues ninguno muestra el paso de una r combinada a implosiva en sílaba tónica. La terminación de burdallo indica origen extranjero o dialectal, y como la conservación de la Ŭ sería posible en gallego-portugués en palabra de esta estructura, podríamos partir de este idioma si todos los indicios no sugirieran por el contrario que allí es castellanismo. Luego será necesario2 buscar en lengua de Oc o catalán, donde hallamos bourdàs ‘palurdo’, bourdalho, bourdeto, bourdilho ‘basura, broza’ (Mistral), cat. bord, bordissenc ‘degenerado, que no hace el fruto bueno (planta)’. También podría ser mozarabismo.

Es improbable partir del ár. burd, burda, ‘paño grosero’, ‘pieza oblonga de lana espesa para abrigarse’, como hacen Dozy y Engelmann, pues en palabras de esta estructura la u se pronunciaba constantemente o en árabe vulgar3. La tradición, recogida por los tradicionistas orientales Taalibí († 1037), Abenalatir (S. XIII) y Abulfeda, de la bórda famosa llevada por el Profeta y adoptada como símbolo del Califato, ha sido adoptada generalmente en el Islam y ha dado lugar a viejos proverbios.

El lat. burra ‘lana grosera’ ‘manto grosero’ es probablemente de origen ibérico, y no se documenta hasta los SS. VI y VII4; se puede suponer que en ibero se pronunciaba con u cerrada (como si fuese larga). Y si en la forma con RR se ha abreviado la Ŭ es para adaptarse al tipo prosódico corriente en latín y quizá por influjo del helenismo burrus ‘rojo’. Pero como sucede tan a menudo en las voces prerromanas, se cambió RR en RD (ejemplos en los índices fonéticos del DCEC IV 1096c y de nuestro último tomo) y en esta forma y con u cerrada sobreviviría en el Centro y Sur de España con el sentido originario de ‘(lana y oveja) burda, no merina’. Por otra parte, esta forma circularía también en el lenguaje soldadesco romano, y del latín vulgar del limes pasaría directamente a Arabia.

1 Comp. port. bordalengo ‘grosero, ignorante’, ‘imbécil’ (Moraes, Figueiredo).―

2 A no ser que venga del leonés o del aragonés, dialectos donde se halla también la metafonía -Ŭ-U > -u-o. Puede tenerse en cuenta la popularidad de burdo en Salamanca, atestiguada por la forma burdio de Ciudad Rodrigo y de Lumbrales (Lamano; M. P., RABM XIV, 152). Invita, sin embargo, a buscar fuera del territorio lingüístico español el fonetismo forastero del único descendiente seguro de BURDUS, a saber borde. De todos modos, para la u téngase en cuenta lo observado en BURDÉGANO y BURDEL.―

3 Por otra parte, cree Cornu que la voz arábiga viene del español, pero el hecho es que ya se halla en Oriente desde princ. S, XI (Taalibí) y en el XIII y el XIV (Dozy, Suppl. I, 67a; falta en Dieterici); siendo famosas desde antiguo las ovejas burdas como raza propia de España (Klein, The Mesta) no se puede descartar del todo la posibilidad de que su lana hubiese propagado su nombre hasta Oriente en el S. XI. Entonces burdo sería mozarabismo procedente de BŬRDUS, y se explicaría la u. Pero es poco probable un hispanismo tan temprano en Oriente.―

4 Aunque burrae ‘cosas sin valor, pataratas’ ya figura en Ausonio; pero Ausonio es del S. IV y era de Burdeos. La etimología que propuso Walde (en relación con el maced. βίρρος) no conduce a nada seguro en indoeuropeo: Ernout-M. la silencian y Pokorny IEW 92.134) sólo la acoge con gran reserva.