BROA, ‘ensenada llena de abras y rompientes’, origen incierto, tal vez céltico.

1.ª doc.: 1673, dicc. marítimo de Avello (Gili); falta aún Acad. 1899.

Gálvez Cañero, BRAE XXII (1935), 485, da como significado en Sanlúcar de Barrameda ‘pequeña bahía de poco fondo’; Avello: «pedazo de mar que está cercano a algún puerto»; Fz. de Navarrete lo cita de José de Veitia, 1672, Norte de contratación, como sinónimo de barra, boca, embocadura o entrada; y según otros como abra de poco fondo, llena de barras y arrecifes. Comp. el tipo broa (bro, etc.), que con el significado de ‘orilla de una corriente de agua’, ‘talud’, ‘margen de un campo’, se halla en Lombardía, Piamonte, Provenza, Auvernia, Lemosín y zona francoprovenzal, procedente del célt. BROGAlímite’, ‘campo, tierra’ (Pok., IEW 738.13, FEW I, 555; la cantidad breve de la O que indica M-L. no resulta clara de las formas galorrománicas y galoitalianas). La etimología célt. BROGA parece segura, pero el vocablo se tomaría del galorrománico, de algún dialecto de la Charente o Gironda. Pero no parece que exista esta voz en portugués ni gallego. Cabría, sin embargo, formular la hipótesis de que de un cruce de broa con un sinónimo resulte el gall. arrò, palabra de sentido notablemente igual al del oc. bro(g)a. El P. Sobreira definía «lindero de la heredad» (= comaro, beira); Vall. acentúa arrò (luego ò abierta) «tierra inculta y un tanto alzada a orillas de los ríos o riachuelos, y en los extremos de las heredades labrantías, para contener las aguas o la tierra movediza y dar paso a los transeúntes, evitando que pisoteen los sembrados». El DAcG. viene a definir las mismas acs. y da ejs. en canción popular, en una de Martelo Paumán y en Añón: «corria a miña nena / pola pradeira amena / para coller /// campaíñas, pampillos, dedaleiras / nos arrós, entre o pan, ou nas silveiras». Hoy es, pues, masculino, pero la reducción fonética (regular) de -oa a explicaría el cambio de género. La palabra cruzada con bro(g)a podría ser en parte ARO, pero más bien arredor, que según el DAcG. no sólo es ALREDEDOR, sino también, sustantivado, «faja de tierra o campo que rodea o limita los labradíos». Pero, desde luego, la fonética nos impide tomar arró por una evolución fónica de arredor.

En su sentido terrestre ‘arroyo que divide dos términos’; el área de este celtismo, por lo menos en la Edad Media, se extendió hasta el catalán del Rosellón: «en broha ho ’n reg(u)era qui sia entre dos blats» a. 1378, «ne en lo dit rech no hagen a metre brues, ne algun altre empatxament, per què lo dit rech se rasàs» (íd. con variante broa en 1380); y con variantes broha en 1330 y la ultra-correcta broza en 978 (Alart InventLCat., s. v. brua). Más sobre este celtismo galorrománico en ALF, Suppl. s. v. gazon; Ant. Thomas, RCelt. XV, 216-219; Essais de Phil. Fr., 96-102; Rom. XLVII, 248; Dottin, La Langue Gaul, p. 238; JUHubschmied, VRom. III, 141n. 3; y, en particular, Jud, ARom. VI, 193, y Pedersen, Litteris VII, 23.