BOTARGA, ‘personaje de las compañías italianas de comedia, con vestido ajustado al cuerpo y calzas rojas largas’, ‘calzón ancho y largo como el del botarga’, tomado del nombre de Stefanello Bottarga, actor italiano que se vestía de este modo; era propiamente apodo, tomado del it. bottarga ‘especie de caviar’, el cual proviene del ár. buƫâriȟ y éste del copto πιταριχον, relacionado con el gr. τάριχος, -ουσ, ‘salazón: carne o pescado salados’.

1.ª doc.: h. 1580-90.

Un personaje «vestido de botarga» aparece ya en la comedia de Lope El verdadero amante, que el autor declara haber escrito a los doce años, afirmación probablemente exagerada, por lo menos en cuanto al texto definitivo que conocemos de esta comedia; con todo es de creer que éste no sea muy posterior a 1580; en todo caso se habla de «un gran tropel de ganasas y botargas» en una descripción de fiesta fechada en 1592, y en otra fiesta de 1599 salió el propio Lope de Vega vestido de botarga, «ábito italiano que hera todo de colorado», agregándose luego que esta «máscara de Estephanello Botarga» «representava el Carnal». Desde entonces las menciones de botargas en fiestas y representaciones son frecuentísimas en todo el primer tercio del S. XVII; desde 1600 aparece luego el vocablo aplicado, a veces como masculino, otras como femenino, a una pieza de vestir típica, que en general será el calzón ancho, largo y colorado. El primer lexicógrafo que recoge el vocablo es Covarr., quien afirma es «una especie de longaniza» de carne de cerdo; de Covarr. toman el vocablo Oudin, en su ed. de 1616 (en la de 1607 está sólo boutargues, «huevas de pescado en adobo», como voz francesa), Minsheu, Aut., la Acad. y otros, mientras que en una nomenclatura de 1629, y aun en las eds. del propio Oudin, desde 1645, sólo se registra el cast. botarga en la ac. internacional de «huevas de pescado», ‘caviar’; de suerte que es natural sospechar la falsedad de la definición ‘longaniza’, teniendo en cuenta la facilidad con que este lexicógrafo suele forjar acs. supuestas, con miras a sus etimologías (en este caso piensa en el lat. botulus ‘intestino, embutido’)1, y de hecho no se ha citado otra prueba de la existencia de esta ac. que un pasaje de un libro del Conde de Rebolledo, publicado en 16602; no es prueba inequívoca (pues al fin podría todavía tratarse del caviar), y la fecha tan tardía comprueba el carácter secundario de esta ac. indudablemente debida a una contaminación del verbo embutir y su familia3 contaminación que pudo producirse en la mente del pueblo o sólo en la de los lexicógrafos. Sea de ello lo que quiera, en España el vocablo fué apenas conocido como nombre de manjar, sea embutido sea caviar, y sólo es frecuente en la literatura clásica como nombre de un personaje de mojiganga o bien de una prenda de vestir, y esto mismo sigue vigente en el folklore de Guadalajara, etc.; detalles acerca del disfraz alcarreño llamado botarga, en RDTP IX, 467-92 (y passim en otros pasajes y tomos de esta revista). En cambio los demás idiomas europeos conocen el vocablo sólo en el sentido de caviar: ingl. botargo [1598], fr. boutargue [1534; con referencia a Marsella, fin S. XVII], oc. boutargo, it. bottarga (buttagra ya en un Canto Carnascialesco, quizá del S. XV).

La fuente inmediata debió de ser el árabe, donde el singular es ƫraȟa [ya en Almacarí, † 1631, y en un cuento egipcio de Las Mil y una Noches, SS. XIV-XV, Steiger, VRom. X, 47-48] y el plural se vocaliza variamente batâriȟ o biƫâriȟ (probablemente también buƫâriȟ, comp. βοταριχον en una glosa en caracteres griegos: Dozy, Suppl. I, 94); desde Alejandría u otro puerto de Levante entraría en Europa, quizá tanto por Marsella como por Italia; de todos modos parece claro que el castellano lo importó de este país. En copto parece haber sufrido la aglutinación del artículo p- de este idioma; el griego τάριχος se halla desde Heródoto4; para el origen definitivo, quizá armenio, vid. Lagarde, Göttinger Nachrichten 1886, 131-5, y Armenische Studien § 2205; además Devic, s. v.; Muss-Arnolt, MLN V, 495-6. La historia de la palabra castellana fué averiguada por la Prof. Matilde Goulard, en Mélanges Karl Michaëlsson (1952), pp. 198-216, donde quedan más detalles y documentación; para testimonios documentales del personaje Bottarga en Italia, V. p. 205; para apodos semejantes (Mortadella, Francatrippa, etc.) y para la actuación de la compañía de Bottarga en España, ya en 1583, V. p. 207.

1 Sugiere luego a medias palabras la idea absurda de que botulus derive a su vez del greco-lat. bolus ‘bola, pegote, masa’, por los pedacitos de carne con que se haría el embutido, detalle que de ahí pasó a la definición de Aut.―

2 Donde se define algo como una «especie de salchichón o botarga, pero mucho más apetitosa y regalada», cita de Aut., que no logro comprobar en una lectura rápida de las obras del Conde. Debería tratarse de una de las pocas cartas en prosa injeridas en este libro de versos, y en las que se describen cosas de Dinamarca.―

3 Butifarra, etc. En cuanto a botagueña «longaniza hecha con asadura de puerco», es voz muy tardía (Acad. ya 1884, sin autoridades), y que quizá sea debida a su vez a un cruce de botarga con güeña (vid. BOFE), por más que la Acad. imprima aquel vocablo sin diéresis.―

4 Y ταριχεύεσȎαι ‘convertir los cadáveres en momia’, passim en el libro II y princ. del III (τεταριχευμένος ‘momificado’ III, 16, etc.).