BONINA, ‘manzanilla loca’, procedencia y etimología inciertas, quizá derivado leonés o portugués de BONUS ‘bueno’.
En portugués ya aparece a med. S. XVI, en J. de Barros y en Camoens (Diez,
Wb., 433; Moraes, s. v.
bonina y
beijoim). Según Figueiredo es una margarita de los prados. Diez, observando que Camoens la toma como símbolo de la blancura y la belleza, y que Moraes la define como una linda flor del campo, opina que viene de
BONUS, y el
REW acepta esta idea precisando que el portugués debió tomar el vocablo del castellano. Sin embargo,
-ina no es sufijo diminutivo en Castilla y sí sólo en León; por otra parte, Lope habla de las «
boninas portuguesas», y la conservación de las dos
-n- intervocálicas no es indicio seguro de extranjerismo en portugués, pues en este idioma el sufijo diminutivo toma la forma
-ina (en lugar de
-inha) cuando antecede una
-n- (
pequenino,
menino), y menudean los derivados de
BONUS que han conservado la -
N-:
bonacheiro,
bonacho,
bonança,
bonito; aunque algunos de ellos se debieran inicialmente a influjo castellano o latino, se creó con ellos la posibilidad de formar derivados del radical
bon-, y otros son ya realmente portugueses. Comp. aran.
belina (también
menina) ‘florecita silvestre’, ‘lirio de los prados’, ‘muchacha delicada’. Comp. también
VELLORITA.
Debe rechazarse, desde luego, la etimología árabe de Eguílaz bābûnaǤ ‘manzanilla’.