BOCAL, ‘jarro’, del lat. tardío BAUCALIS, y éste del gr. βαύκαλις f., íd.

1.ª doc.: 1517.

También cat. bocal [1492], it. boccale [S. XIV]; de éste proceden oc. mod. boucau y fr. bocal [S. XVI]. La sospecha del FEW y del REW acerca del origen italiano de la voz castellana y catalana, parecería improbable en vista de que baȬqal ‘jarro’ se hallaba en hispano-árabe (R. Martí, S. XIII), de donde pasaría al árabe magrebí y oriental būqâl (Simonet, p. 40); cat. brocal ‘jarro’ ya en invent. de 1352 (Rubió, Diplomatari de l’Orient Cat., 272). Y sin embargo tal vez sea realmente italianismo, puesto que Torres Naharro escribió, hablando de Italia: «a los açumbres de España / les llaman acá bocales» (ed. Gillet III, 522). Comp. BROCAL.