BISEL, del fr. ant. bisel íd. (hoy biseau), de origen incierto, sin duda emparentado con el fr. biais ‘sesgo’,

1.ª doc.: 1589.

Después de la primera documentación, en el vallisoletano J. de Pineda, no vuelve a aparecer hasta el S. XIX, y Aut. dice que era voz aragonesa. Aunque está también en los dicc. del S. XVII (desde Palet, 1604), es palabra tardía visiblemente. Luego debe rechazarse, según hace Spitzer (Litbl. XLII, 309), la idea de Ruppert, de derivar el francés del castellano, y éste de viso en el sentido de ‘superficie reluciente’: en francés aparece ya en el S. XIII. Es difícil aceptar que la forma francesa derive de biais ‘sesgo’ (según quieren Gamillscheg, EWFS, y M-L., REW), pues deberían hallarse huellas del diptongo ai, y además en un derivado tan antiguo la -s- hubiera sido sorda, pues doble era originariamente la -s de biais, según muestra el cat. biaix (vid. VIAJE). En vista de formaciones paralelas como prov. biseto, bisco, ‘bisel’ sugiere Wartburg (FEW I, 377a) que todas estas palabras y biais deriven de BIS, BI-, ‘dos veces’, con el valor secundario romance de ‘imperfecto, aproximado’, de donde ‘oblicuo’; sin embargo nótese que, siendo sólo recientes las citadas palabras provenzales, deben de ser modificaciones modernas de biseau. Por otra parte, es absurda la idea de un sufijo unido a un prefijo, sin raíz, y como parece un hecho bien sentado que el fr. biais se tomó en el S. XIII de la lengua de Oc, quizá se tomó al mismo tiempo, o se formó en francés un diminutivo *biaisel (con -s- sonora secundaria, natural en un préstamo), y como en estas fechas ai ya no se distinguía de ei, la conciencia de que se trataba de un occitanismo pudo hacer que se afrancesara el triptongo iei en i (tal como oc. lieit correspondía al fr. lit, pieitz a pis, liei a li, etc.), de donde bisel. También sería concebible (aunque mucho más hipotético) que existiera un fr. ant. *bis-ais = oc. biais (vid. VIAJE) y que aquél se cambiara en bisel por una especie de cambio de sufijo, teniendo en cuenta que el nominativo -els no debía de sonar muy diferente de -ais en el S. XIII, sobre todo en ciertos dialectos.

DERIV.

Biselar [1888].