BIGOTE, palabra de historia oscura, que en definitiva debe de proceder de la frase germánica God ‘por Dios’, juramento empleado para llamar a personas con bigote, y luego al bigote mismo.

1.ª doc.: Nebrija «bigot de barva: mustax».

Sólo un estudio detenido de la moda masculina en España, comparada con la de Francia, Alemania e Italia, y de las relaciones entre estos países en el S. XV, permitirá averiguar la historia de la cosa y con ella la del vocablo. Según la documentación reunida por Baist, RF VII, 410-11, el bigote era frecuente en Alemania ya a fines del S. XV, especialmente como distintivo de los lansquenetes, famosos por el vicio de blasfemar, mientras que en España no apareció hasta 1530 aproximadamente, y se hizo frecuente por los años 50 del mismo siglo. Sería, pues, un resultado de la gran afluencia de tudescos en tiempo de Carlos V, y bigote vendría del alem. bei Gott1. Pero la presencia de bigot en Nebr., que nadie ha tenido en cuenta, obliga a revisar estas conclusiones históricas: no sólo el nombre, sino la cosa debió existir ya en España en el S. XV, aunque quizá fuese poco frecuente. Luego convendría ampliar las averiguaciones en el material literario e iconográfico extendendiéndolas a este siglo. Antes de 1495 los contactos entre castellanos2 y alemanes habían sido poco frecuentes, pues estamos antes de la fecha en que llegó Felipe el Hermoso con su séquito de caballeros austríacos3.

No creo, sin embargo, que puedan admitirse otras etimologías propuestas para bigote. Sainéan, Les Sources Indig., I, 71-72, fijándose en el paralelo francés bouc ‘perilla’, propiamente ‘macho cabrío’, y en bion ‘cabrito’ y ‘rizo, pelo ensortijado’ en el dialecto de Anjou, propone identificar con el fr. bique ‘cabra’ (bigue en algún dialecto), por comparación con los mechones de pelo de las cabras; pero claro que en este supuesto ya debería hallarse bigot ‘mostacho’ en francés, lo que no ocurre4. En cuanto a la idea de Spitzer, ZRPh. XLIV, 190, aceptada en el REW (1095), de considerar bigote derivado de VIGA, por alusión a las puntas del mismo retorcidas y dirigidas hacia arriba, se basa en el alem. knebelbart, compuesto de knebel ‘garrote’. Pero el origen de la palabra alemana no es seguro5, y nótese que al pasar del garrote a la viga se sale de las comparaciones naturales para llegar a la exageración grotesca, que sólo se justificaría si bigote fuese palabra de germanía o creación individual de un escritor humorista o conceptista6.

En resolución nos queda una prueba de que bigote fué palabra de procedencia extranjera en la forma bigot registrada por Nebr., y en la adaptación divergente representada por el port. bigode, que no se concebiría si bigote fuese derivado castellano de viga7. Creo por lo tanto que sigue siendo verosímil la relación con el juramento germánico, aunque falta hallar el conducto exacto, geográfico y semántico, por el cual llegó al castellano y a significar ‘mostacho’. Conviene no olvidar que en el S. XII francés, y seguramente más tarde, bigot era apodo étnico aplicado a los normandos (Baist, ibíd., p. 407), como consecuencia de sus relaciones con los ingleses, que en aquella época pronunciaban God ‘por Dios’; si la moda del bigote vino de Francia, como otras tantas, la palabra castellana pudo significar originariamente ‘francés’ (< ‘normando’). Esto es por ahora lo más verosímil. Pero hace falta una investigación monográfica8.

DERIV.

Bigotera.

1 Sorprende en esta hipótesis la fijeza de la forma bi- en castellano, y la inexistencia de variantes con diptongo o por lo menos con una vocal más abierta, pues el cambio de en bei era un hecho consumado no sólo en el S. XVI, sino aun antes del XV, en el territorio del alto alemán, y no es verosímil partir exclusivamente de la forma bajo-alemana.―

2 El cat. bigoti, val. y bal. bigot, viene del castellano, como se ve ya por la adaptación vacilante de la terminación.―

3 Morel-Fatio, Les Allemands en Espagne, RFE IX, 277-97, no halla testimonios de contactos germano-castellanos más que de 1525 en adelante, con la única excepción de una frase alemana de 1444, citada por Alonso de Cartagena, que había hecho un viaje a Basilea. Sin embargo llama Lapesa (Fs. 50 Jähr. Ibero-Am. Inst. Hamburg, 1969) la atención sobre los contactos anteriores entre suizos y castellanos, éstos «estuvieron juntos en la Guerra de Granada desde el año 1483. Así lo declara Hernando del Pulgar en su Crónica de los Reyes Católicos (ed. Juan de Mata Carriazo, II, 1943, cap. CXLVIII, pág. 73): «vinieron asymismo a servir al Rey e a la Reyna vna gentil gente que se llamaua los soyços...». Esta noticia basta para confirmar como válida la explicación de Baist, con sólo trasladar a los suizos de 1483-1492 la influencia que él atribuyó a los lansquenetes imperiales del S. XVI. Los guerreros suizos que Rabelais caracterizaba por su juramento bigot, lo proferían, en tierras andaluzas, acompañándolo seguramente con el ademán de llevarse la mano a los mostachos y retorcerlos, desde doce años antes de publicarse el Diccionario de Nebrija... la fórmula de juramento pudo pasar directamente a designar el llamativo apéndice piloso señalado por la mano del soldado extranjero...».―

4 El fr. bigoudi ‘alambre para rizar el cabello’, que no aparece hasta fin del S. XIX, teniendo en cuenta que el fr. bigotère procede del cast. bigotera, será seguramente el port. bigode, pronunciado casi bigódi.―

5 Paul admite este origen, pero Kluge-Götze vacilan entre éste y la relación con ags. cenep ‘bigote’, sin relación con knebel. Sobre todo téngase en cuenta que knebelbart es precisamente el bigote retorcido y no otro (schnurrbart). Que el bigote retorcido hacia arriba no era raro, lo prueba la cita de Lope, en el DHist.: «Las calzas hasta los pies, / el bigote a las estrellas», que por lo demás no es sino desarrollo exagerado de la frase popular el bigote al ojo (ser hombre de bigote al ojo ‘hombre formal’ Aut.; el bigote al ojo, aunque no haya un cuarto, frase popular, Acad.); pero claro está que existirían bigotes de otras formas (planos, caídos, etc.) y aun serían más frecuentes: no se puede partir solamente de ésta para la etimología.―

6 Covarr, dice «bigotes, es vocablo francés, y son unos rollitos de pan y açucar para los niños, y porque tienen esta forma los pelos largos del labio superior de la barba, se llamaron bigotes, como en el italiano mostachos, porque también son semejantes a otros rollos que se hazen en Italia, de pan, açucar y canela, o el mostacho [es decir: el pastel] tomó el nombre del bigote». Luego Covarr. duda qué es lo primario en el caso de bigote, y en el del it. mostacciuoli ‘pasteles’ (> mostachones íd.), si la ac. ‘bigote, pelo del labio superior’ o la ac. ‘pastel’. Claro está que esto último es lo secundario. No hay que tomar por lo serio la otra conjetura de Covarrubias, bigote < fr. bigot ‘supersticioso, hipócrita’ porque «en cierta manera lo son los que traen los bigotes muy largos porque pretenden parecer valientes». De todo esto lo único que quizá pueda aprovecharse es la afirmación de que es «vocablo francés», si es que Covarr. se fundaba en una tradición todavía viva en su tiempo acerca del país de donde vino la moda y su nombre, pero esto debería probarse por otras fuentes.―

7 Aunque bigode ya se halla en Camoens, vigote fué también portugués (1570), y hoy bigote se emplea en Tras os Montes (RL I, 205); bigode no fué ajeno al castellano, pues lo usa el extremeño Díaz Tanco en 1547. El primer testimonio de la forma moderna bigote parece ser el del Viaje a Turquía, de 1555. Otros ejs. antiguos de la misma se hallan en C. de las Casas (1570), en E. de Salazar (1573) ―V. abajo― y en Rosas de Oquendo, RFE IV, 365, a fines del siglo.―

8 Bigote nunca designó ningún aparejo náutico, como da a entender Gayangos en su glosario a Eugenio de Salazar, Cartas, cuyo texto no entiende. Dice Salazar (p. 39): «el piloto tiene a su cargo el gobierno de ella [la nave], como el lugarteniente del viento, que es el gobernador propietario. El capitán, la defensa, y ya que este capitán no es el Roldan, tiene la ciudad [o sea el buque], dentro, muchas roldanas [= rodaja de garrucha], bravos bigotes y aun vigotas». Juega aquí el autor con las palabras bigotes (metafóricamente por ‘valentía’) y bigota ‘garrucha’, como antes ha jugado con Roldán y roldana. En cuanto a bigota ‘garrucha’, que su origen sea italiano (bigotta) o más bien catalán (aquí desde 1331: Alcover), nada puede tener en común con bigote, en cuanto al origen (comp. Spitzer ZRPh. XLIV, 190). Como la documentación más antigua es de Génova (1268, en Jal, s. v.) es razonable admitir con el Diz. di Mar. que sea derivado de biga ‘tiro de dos caballos’, lat. bīga, pues las bigotas van normalmente emparejadas; del it. pasaría al cat., y de uno de los dos al cast., lo probable es que fuese desde el cat. en vista del diminutivo vigotel empleado por G. de Palacios (1587, Instr. Náutica, 105v°). Acerca de la etimología germánica de bigote, hubo discusión entre Baist, que la admitía, y Morel-Fatio, primero escéptico (Rom. XXIII, 618-9) y luego, al parecer, convencido (RFE IX, 280). El argumento de Baist (KJRPh. IV, i, 313), de que el testimonio favorable de Sánchez de las Brozas (1580, vid. Gili) es decisivo, por su proximidad a la fecha de introducción, tiene poca fuerza: puede tratarse de una de tantas etimologías anecdóticas, frecuentes en la época, que no revelaban una tradición existente, sino la ingeniosidad del erudito políglota.