BEZO, ‘labio, especialmente el abultado’, origen incierto, quizá de un célt. *BA?KK?ONjeta, boca bestial’, comp. irl. ant. béccim ‘yo rujo, bramo’, galés beichio ‘mugir’, bret. baeguelat ‘balar’.

1.ª doc.: Alex. O 1446, 1715, 1826, 2178, 22841; Alfonso X.

En castellano antiguo era el vocablo más corriente para el ‘labio’ en general2, así también beço en la Gr. Conq. Ultr. I, 31 v°b (Cooper), como sigue siéndolo el port. beiço; la especialización en los labios de los animales (Cespedosa, RFE XV, 279) o en ‘labio grueso’ (Covarrubias, Quevedo) no queda definitivamente fijada hasta el Siglo de Oro. Tenía -ç- sorda en la Edad Media (W. Schmid, W. C. Baena; G. de Segovia; Nebr.; etc.), y la tiene todavía en judeoespañol y en Cáceres (Espinosa, Arc. Dial., 49). Fuera del español y el portugués no hay otras formas emparentadas que Valtelina bêciula, bêsciole, bergam. sbeza ‘labio’, y la separación geográfica es tan grande que cabe dudar de que el parentesco sea real. Zauner, RF XIV, 386, y Nigra, Rom. XXXI, 524, propusieron derivar del galo BECCOSpico’, a base de un derivado *BEOCIUS, pero la forma portuguesa y leonesa beiço (Fuero Juzgo) supone una base *BAICIUS o *BAIDIUS, y no es verosímil explicarla por contaminación con beso, port. beijo. Por otra parte es probable que bezo, como morro y como el oc. y frprov. pot, pota, sea palabra muy antigua, quizá prerromana, y como es indudable que a menudo se pasa de la idea de ‘pico’ a la de ‘labio’ (gall. bico ‘pico’ y ‘labio’, lemos. bico f. ‘labio’ en Mistral), no puede descartarse del todo la idea de que bezo responda a una base emparentada con el célt. BECCUS, pero con vocalismo diferente3. La especialización en el labio grueso o de los animales podría tener raíces antiguas, y en todo caso es un hecho conocido por otras denominaciones romances el que semejantes vocablos, afectivos y populares, pueden llegar a convertirse en el nombre general de los labios (a fuerza de generalizar expresiones vulgares, figuradas y pintorescas): val., mall. morro ‘labio en general’, oc. pot íd. Una etimología hispanocéltica está de acuerdo con la limitación del vocablo a la mitad occidental de la Península, limitación que ya era medieval, según nos muestra el ms. aragonés del Alex. (P). ¿O se tratará de un celta o lígur *BAIDIO-hendidura’, en relación con lat. findere, gót. beitan, scr. bhēdāmi ‘hender’ (< bhoid-)? Pero me parece más fundado suponer un hispanocéltico *BAIKKIO-jeta’, ‘boca de animal’, derivado del verbo pancéltico BAIKKIO, representado por el irl. ant. béccim ‘yo rujo, bramo, chillo’, galés beichio ‘mugir’, córn. begy, bret. baeguel ‘balido’, bret. baeguelat ‘balar’, que pertenece a un grupo antiguo, no desconocido en otras lenguas indoeuropeas (eslavo békati, nor. bekra ‘balar’, isl. ant. bekri ‘morueco’: Stokes-B. 160, Walde-P.).

Quizá en último término esas varias palabras indoeuropeas sean de origen onomatopéyico, como admite Pok., IEW, 96. De todos modos se trata de una familia con especial desarrollo y arraigo en céltico, pues es verosímil que todo ello se agrupe por una parte con el galo beccus ‘pico de ave’ (cf. aquí PICO) y por la otra con el irl. ant. bél ‘labio’4 < *BEKLOS, con lo cual se cierra el ciclo en lo más interesante para el hispano-rromance.

Otra palabra hay que parece relacionada: el oc. sept. bicàr ‘besar’, que Mistral localiza en el Delfinado, Auvernia y Lemosín5: aunque no figura en los trovadores existía ya en el S. XII, pues no dudo que atina Clovis Brunel (L. P. Anc. Chartes II, 233) al identificarlo en el sobrenombre de dos hombres Deusdè Biquembé y Peire Bernartz Biquembé que figuran como propietarios de viñas en dos docs. de 1191 relativos al valle del Tarn en el Rouergue6: analizables como biquem be (Subj. Pres., 1.ª pers. plur.)7, quizá más bien que bique’m ‘béseme bien’ (acaso voto que formulan los padres al nombrar a un niño). Siendo este verbo ya del S. XII, y con área extensa en la zona más céltica del centro de Francia, no se puede ver ahí una alteración local de la e de bec, y sin embargo no parece tampoco que se puedan separar los tres tipos BEKKO-pico’, BAIK?O- ‘labio grueso’ y BզKK- ‘besar’, cf. el cat.-oc. potón, petó, ‘beso’ junto a pot ‘labio grueso, bezo’. Parece como que haya realmente una alternancia del tipo indoeuropeo corriente EI/OI/I. Quizá en parte se trate de la reducción gala de EI, que es en en ciertos dialectos pero en I en otros. O bien se tratará de grados prolongados ĶI/I pues una A céltica más bien corresponde a Ķ indoeuropeo que a ֊8. En todo caso habría, al menos en parte de estas formas, reduplicación en KK de la consonante, de tipo intensivo-afectivo.

El diptongo ei del leonés y portugués y la ç castellana se oponen a la etimología de Cuervo (Obr. Inéd. 401): lat. VէTէUMdeformidad’ > ‘labio deforme’. Desde luego no hay nada en común con belfo, que tampoco es onomatopéyico, pese a GdDD 1019a (artículo BEZ-, onomat.), y además el diptongo ei del gallegoportugués exige una base en BAI- (y no en BE-): el supuesto gall. bezo falta en Cuveiro, etc., y Vall. sólo lo da como «antiguo» (figurará solamente en alguno de los numerosos textos medievales mezclados de castellano y gallego).

1 Pero P sustituye siempre por labro o rostro.―

2 Junto con labro: Berceo, Alex., J. Ruiz. De labio no veo ejs. seguros anteriores al S. XVI (Aut.), pues labio en Berceo, Sacrif. 286, corresponde a un pasaje para el cual sólo poseemos la copia moderna de Ibarreta.―

3 Comp. la i del gall.-port. bico, si no es debida a cruce con picar. El it. becco tiene e cerrada, mientras que oc. bèc y cat. béc corresponden a una e abierta primitiva. Thurneysen, Keltorom. 45, afirma que esta palabra corresponde a la raíz céltica bacc- ‘gancho’, pero con grado vocálico diferente. A base de esto, sin embargo, difícilmente podríamos justificar un BAICIO-. Tampoco se podría pensar en un *BECCէDU > *becio > beiço, pues el port. ruço = cast. rucio ROSCIDUS nos muestra que la no se traspone tras c. Luego el port. beiço postula imperiosamente una base *BAICIU o *BAIDIU con diptongo desde buen principio en la sílaba inicial; ahora bien el vocablo, que aparece ya en las Ctgs., allí ya presenta el diptongo y la especialización en el labio bestial: «ja sa lengua comeu come can / e o seus beiços que feos están» 407.77.―

4 Cf. Pok. IEW, 481. El análisis de éste que insinúa Pedersen, VglKG. I, 117.20, 22, apunta, es cierto, a algo distinto. En opinión de F. Holthausen, Altenglisches Etym. Wb., 18, hay enlace del galo beccus con el ags. becca ‘pico-azadón’ y el a. al. med. bicke. En cambio Van Wijk e Iljinskii relacionan éstos con el rs. bagór ‘bichero’, ucr. báhor ‘llanta de rueda’. Y Vasmer (Russ. Et. Wb. I, 37) duda, en vista del arraigo eslavo que indican bagáĭ y bagán, nombre de pértigas en ruso.―

5 Cita ej. de Joseph Roux el felibre de Tulle, Corrèze (SE. del Lemosín).―

6 Se trata de dos docs. de la encomienda de Milhau, de la orden de Malta. Parece tratarse de dos hermanos, pues en el segundo se menciona al fraire, también viñadero, sin dar su nombre. Brunel I, §§ 260.12, 261.5.―

7 En todo caso hay algún apellido paralelo formado con la 1.ª persona plural del subjuntivo. El Dicc. Aguiló registra un viejo apellido barcelonés Bampatigam que bien escrito sería ben patigam (‘suframos bien, mucho’). Cf. Patirás otro antropónimo, éste formado con la 2.ª del futuro. Se trata de un tipo de nombres formados a base de una exclamación: el Barón de Maldà (h. 1800) emplea bons-anam! (propiamente ‘andamos buenos’) en el sentido de ‘buena señal, buen principio’, con matiz irónico (Collegi Bona Vida, p. 25).―

8 Pedersen VglKGr. § 32; aunque hay mucho de ֊ > A en varios contextos y varias lenguas célticas (§ 26.3, 4, § 39). Que no haya paso de KA a cha en esta forma de hablas oc. septentrionales no es extraño en un verbo (con formas en O, E, etc.) y con la vecindad de BEKKOSpico’ donde había -c. Hoy bicar ‘besar’ se ha perdido en el Roergue (Vayssier) a causa de la homonimia con bicar ‘cavar con azadón’ (hoyar).