BERNIA, palabra antigua en los tres romances hispánicos, que de ahí parece haber pasado a Francia e Italia; origen incierto.

1.ª doc.: 1490, invent. de Gómez Manrique.

Aparecen casi al mismo tiempo el cat. ant. albèrnia ‘capa de mujer’ (1479, 1490), cat. bèrnia íd. y ‘clase de paño’ [1494; S. XVIII], y el port. bérnio [1493] ‘especie de capa’, ‘especie de paño’. El fr. berne [h. 1530] y el it. bèrnia [Firenzuola, 1.ª mitad S. XVI] no sólo son más tardíos, sino mucho menos frecuentes que la palabra castellana e iberorromance, y además no deja de ser notable el hecho de que la mayoría de las menciones en estos países son de bernias moriscas (Rabelais, Cotgrave, it. sbèrnia turchesca) o indianas (1532), todo lo cual tiende a probar su procedencia hispánica. Además nótese, que mientras en estos países se trata siempre de un vestido, en la Península Ibérica el vocablo designa desde una especie de capa o manta hasta una clase de paño, ac. que en castellano ya aparece varias veces en leyes de 1511 recogidas en la N. Recopil. La variante francesa bergne documentada en 1532, corrobora todavía que la forma primitiva tenía i postónica, como la bernia española. Por todo lo cual cuenta con mi adhesión la tesis de D. Griffin, cuyo artículo (RPhCal. IV, 267-74) es básico en el asunto1, acerca de la oriundez hispánica del vocablo. Son imposibles desde luego la etimología de Barbier (citada en el REW 1284), quien lo derivaba del fr. berner ‘mantear’, suponiendo que éste hubiese significado ‘beldar’, derivado a su vez de bren ‘salvado’, de origen prerromano; y la publicada por la Sra. E. G. Lindforss-Nordin, quien parte de berner en el sentido de ‘engañar’, y deriva, lo mismo éste que nuestro berne, del nombre de Bearn, región que alguna vez, aunque muy raramente, recibió en el Norte de Francia el nombre de Berne2.

En definitiva, sólo puede discutirse la posibilidad de dos de las etimologías hasta ahora propuestas para bernia. Una es que venga de Hibernia, antiguo nombre de Irlanda, de acuerdo con la definición de Nebr. «bernia: vestis ibernica, endromis»3; por más que no nos conste que las bernias se fabricaban en esta isla, que nunca fué país industrial, esta etimología se apoya en la circunstancia, oportunamente subrayada por Griffin, de que las leyes de 1511 citan bernias e irlandas juntamente como nombres de paños, y por más que Hibernia sea un nombre generalmente culto, el hecho es que aparece en la Gral. Estoria de Alfonso el Sabio, y una Visión del Cavallero de Ibernia figura en un ms. español del S. XV. Nada impide suponer que un paño importado de Ultramar, quizá de Inglaterra más bien que de Irlanda, fuese bautizado como paño de Hibernia por españoles cultos que creían conocer la procedencia del paño. Por otra parte reconozcamos que esto es ya mucho suponer―pues en boca de comerciantes esperaríamos una denominación más popular que Hibernia―y además la pérdida de la I- está lejos de ser normal o corriente, aunque tampoco podamos calificarla de inconcebible (el caso de hidriago > endriago es diferente, pues ahí actuaron un prefijo y tal vez la disimilación); de suerte que debemos aplaudir la reserva con que Griffin trata esta posibilidad.

La otra sería una procedencia arábiga, que se apoyaría, más bien que en las repetidas menciones francesas e italianas de bernias moriscas, en la presencia de bérnia en el árabe granadino (PAlc.) y en la forma catalana albernia, que es por cierto el más antiguo documento del vocablo. Ni lo uno ni lo otro constituye prueba bastante ni mucho menos: el vocablo no tiene raíz en árabe y la fecha de PAlc. es muy tardía. Queda la posibilidad de que se trate de un gentilicio árabe en -îya, sin dificultad fonética, pero también sin apoyo alguno4. Comp. BORNÍ.

DERIV.

Bernio [1542, vid. nota 1].

1 El propio Griffin me comunica dos datos encontrados después: bernia opuesto a mantillo en La Loçana andaluza, ed. 1952, p. 210, y bernio en la Tragicomedia de Lisandro y Roselia de Sancho de Muñón (1542, cit. Keniston, Syntax 407); como Muñón era salmantino, el masculino es sólo portugués y leonés; «el aldeano, al qual le abasta... una bernia sobre la cama», A. de Guevara, Menosprecio, Cl. C. 94.12.―

2 En el folleto «Berne, berner, expresions rabelaisiennes» publicado en Estocolmo en 1948, con un comentario aprobatorio de Gamillscheg. Aquí podemos dejar a un lado la cuestión del origen del verbo fr. berner, de fecha más tardía [1534] y de extensión mucho más localizada que la palabra que nos interesa, por lo cual en todo caso hay que rechazar la idea de derivarla de dicho verbo. No estará de más observar que aun en lo concerniente a berner la tesis de ambos autores parece contar con fundamentos débiles. Berner ‘engañar’ o más bien ‘burlarse de alguno’ (que según la Sra. Lindforss se explicaría por una desvalorización de la moneda bearnesa en 1532) es muy tardío (S. XVII), posterior a berner ‘mantear’ (Rabelais); el berner ‘beldar’, de Barbier, es tan raro que ni siquiera figura en las fuentes de acceso general; según Bloch aparecería en 1611, es decir también mucho más tarde que en la ac. ‘mantear’. Diga lo que quiera este diccionario (al parecer con la aprobación de Wartburg, en vista de la redacción dada a su artículo en la 2.ª ed., aunque berne ni berner no están en el FEW), está por probar todavía la falsedad de la doctrina del DGén., a saber que berner ‘mantear’ deriva de berne de procedencia hispánica, y que berner en las acs. ‘engañar’ y ‘beldar’ es secundario y deriva de allí. La idea de ‘mantear’ suele derivarse de voces que significan ‘manta’ (cast. mantear, cat. donar la baca) y no viceversa, y nótese que a juzgar por los materiales del FEW I, 513-6, el radical bern-, en los derivados seguros de bren, es puramente moderno y dialectal. Pero insisto en que el origen del fr. berner carece de importancia en el problema que nos ocupa, y deberá ser estudiado aparte. Wartburg en su reseña de la ZRPh. LXVIII, 415-7 rechaza con sólidas razones filológicas la etimología del fr. berner propuesta por la Sra. Lindforss-Nordin, sin hablar de berne ‘manta’ ni del hispánico bernia; y, sin dar razones nuevas, se atiene a la etimología de Barbier.―

3 Dato repetido más tarde por Percivale, 1599, Nicot, 1606, y Covarr., 1611. Pero como observa Gay, Gloss. Archéologique, estos lexicógrafos parecen copiar a Nebr. o copiarse mutuamente. Moll, en el Dicc. Alcover, llega al extremo de imprimir Bèrnia, en burets de bèrnia, con mayúscula, traduciendo ‘Irlanda’, lo cual es arbitrario.―

4 Hay una Sierra de Bèrnia muy conocida hoy (y la menciona Cavanilles en el S. XVIII, Bol. Soc. Castellon. Cult. XVI, 368), cerca de Calp, prov. de Alicante. Esta región alcoyana es industrial en la actualidad y ya lo fué algo en tiempo de los moros. Pero no me consta que ahí se fabricaran paños. También se podría pensar en la Auvernia, oc. ant. Alvernhe o Alvernia, pero ni es región industrial ni hay menciones de bernia en lengua de Oc. Desde luego el parentesco con burnûs ‘albornoz’, en que han pensado varios, es imposible dentro del sistema de derivación arábigo. Convendría ver mejor si el pannus de Berni, mencionado en Roma en 1398, y citado por Battisti-A., tiene algo que ver con las bernias.