BALCÓN, del it. balcone íd., derivado de balco ‘tablado’, y éste del longob. BALKOviga’ ( = alem. balken).

1.ª doc.: 1535, Fz. de Oviedo.

En italiano, desde Dante. Entró junto con muchos términos de arquitectura. Ejemplos antiguos en Terlingen, 122. Para la voz italiana, vid. Baist Z. f. deutsche Wortfg. X, 209 ss.; Zauner, ASNSL CXLVII, 104. La metáfora de la aurora que se asoma a los balcones de Oriente, importada por Juan de Arjona y usada por Cervantes, se halla ya en Dante y Tasso (Consiglio, RFE XXVII, 442). Covarr. cita una forma falcón, alteración comprensible en un extranjerismo, por confusión con un vocablo autóctono. Duplicado de balco en italiano, con pronunciación longobarda, es palco, de donde el cast. palco [Aut.].

DERIV.

Balconear, amer. (también en Larra), ‘mirar desde el balcón’, ‘observar una disputa sin mezclarse’ (Alonso, El Problema de la Lengua en Am., 113; Malaret, Supl.).