AZULEJO, ‘ladrillo fino de colores’, palabra común al español, al portugués, al hispanoárabe zuláȳǤ y a los dialectos magrebíes, de origen incierto, quizá árabe.

1.ª doc.: APal. 496b.

También Nebr.: «azulejo: tessella pavimenticia». Port. azulejo, port. ant. azurecho (Fig.), azorecho (S. XV: Viterbo), hispanoár. zuláȳǤ, zulláȳǤ [S. XIII, R. Martí; el derivado zulaȳǤî Abensaíd, † 1274]; hoy la palabra se extiende desde Marruecos hasta Trípoli. Engelmann (en el Gloss. de Dozy, 229), Dozy (Suppl., I, 598) y Eguílaz creen que es diminutivo castellano de AZUL. Ya Covarr. decía que el color que más campea en los azulejos es el azul, y Moraes advierte lo mismo; de hecho el azulejo azul es muy común entre los fabricados en Valencia. Para que esta etimología fuese cierta seria preciso, sin embargo, que el vocablo se hubiera inventado en Castilla la Vieja y de allí se hubiera extendido rápidamente al árabe de España y de África, adaptándose al vocalismo u-ai del diminutivo árabe, para pasar desde allí al port. (cuya -r- no se explicaría si fuese préstamo castellano directo): efectivamente el sufijo diminutivo -ejo -ICULUM, presenta desarrollo castellano y no portugués ni el desarrollo mozárabe típico1. Ahora bien, esta extensión habría sido bastante rápida puesto que la palabra ya figura en africanos del S. XIV como Abenbatuta y Abenjaldún2; sobre todo, como nombre de un objeto como el azulejo esperaríamos más bien una forma andaluza que castellana. Según las noticias reunidas por V. V[ignau], RABM 1871, 157, el azulejo vino del Irac, pero en el S. XIV ya se fabricaba en España y en Mauritania, de donde se exportaba a Francia. En vista de ello es probable que tenga razón Steiger, Contr. 372, al creer en un origen árabe, aunque la palabra sea ajena al idioma clásico y a las hablas de Oriente. Quizá sea un diminutivo3 de zúluǤ ‘piedras lisas’ (registrado por el Qamûs y el TaǤ al-Arûs según Lane; no en Beaussier ni Dieterici), puesto que el sentido de la raíz z-l-Ǥ es ‘deslizarse’, ‘resbalar’ (Lane, Beaussier)4. Es imposible fonéticamente la etimología grecolatina ASAROTICUS, propuesta por Simonet, 623.

1 A. Alonso, RFH VIII, cree últimamente que la j < pudo ser genuina en mozárabe, como variante de ciertos dialectos, discrepando así de la opinión de M. P. Falta todavía hacer la crítica de este nuevo parecer, pero desde luego esta j no es el resultado mozárabe normal.―

2 No hay ejs. seguros de la j castellana antes del siglo XI (M. P., Oríg., 283ss.).―

3 Aunque las formas no siempre corresponden exactamente al tipo más corriente del diminutivo árabe. P. ej. Beaussier trae z(u)llâyiǤa, colectivo zullâyiǤ «carreau de faïence verni», «terrain glissant», «nom d’un motif de décoration des couvertures tlemcéniennes»; pero también z(u)ll(á)ȳǤ (pl. zalâliǤ) «carreau de faïence verni» en Túnez.―

4 Comp. Baíls: «los azulejos... son muy a propósito para que los que por ellos andan den de hocicos» (DHist.). Nótese que el cat. rajola ‘ladrillo’, ‘azulejo’, viene también del árabe.