ARCEA, ‘chocha (ave)’, ast., del lat. tardío ACCEIA íd.

1.ª doc.: Aut.1

Barbier, RDR II, 182; Riegler, ARom. VII, 2; M. L. Wagner, Festschrift Jud, 559-60. El lat. ACCEIA se halla en la Ítala y en glosarios latino-anglosajones. Del mismo origen son el port. narceja, Beira naceja (con aglutinación parcial del artículo indefinido), sic. arcirotta, napol. arcera, y otras formas semejantes en dialectos italianos (REW, 66). No está explicada la -r- de la mayor parte de las formas romances, pues el influjo de garza (que vendría de ARDEA), a que recurre Wagner, es inseguro dado el alejamiento semántico y fonético, y el de ARCUS no encuentra apoyo en la forma del ave, según reconoce el propio Riegler, autor de la idea. Como se trata de un vocablo de etimología desconocida en latín y quizá de procedencia extranjera (Ernout-M.), es probable que la r proceda de una variante ya existente en la Antigüedad. Verdad es que la aparición de una r anetimológica o «anorgánica» se da en otras palabras, donde no siempre podemos saber si resulta de una variante antigua o de una ultracorrección, p. ej. en el gall. arzaya ‘cantueso’ junto a azaya (Sarm. CaG. 155r, 151r) en el cual ignoramos la etimología, aunque por cierto es posible tenga algo en común con a(r)cea, ora en su origen, ora por contaminación (pero vid. ACIANO) y en filloa (Sarm. ibid., cf. Pensado, p. 234) y fillosa ~ fillorza.

1 Dice que se emplea «en varias partes», pero no hay noticia de su uso en más región que Asturias (Rato: arcea, narcea).