AMATISTA, tomado del lat. amethystus y éste del gr. ęμέȎυστος; íd., propiamente ‘sobrio, que no está borracho’ (derivado de μεȎύειν ‘estar borracho’), porque se creía que esta piedra preservaba de la embriaguez.

1.ª doc.: ametisto, APal. 17b; también Nebr.; ametista, 1529, Guevara; amatista, 1578, Ercilla.

El vocablo era femenino en griego y en latín, a pesar de su terminación, que en castellano fué modificada para ponerla de acuerdo con el género. La forma con -a- se halla también en francés antiguo y en judeofrancés (Blondheim, Rom. XLIX, 22). Se dijo también amatiste (Lope, El Marqués de las Navas, v. 502; y vid. DHist.). Comp. MATIZAR. Un vasco altiste ‘perla’ empleado por D. Aguirre, Auñ. II, 22 y n., falta en Azkue, y supongo sea alteración de ametista, o bien de amatista o amatiste, o bien del francés améthyste.