ALMANTA, ‘almáciga’ o ‘era de sembradura’, palabra de existencia dudosa. Aut. registró el vocablo en la primera ac. autorizándolo con cita de Herrera (1513). Pero en 1770 la Acad. advirtió que lo mismo en la edición príncipe que en la de 1524 se halla almáciga en lugar de almanta (Eguílaz). Luego sería palabra inexistente. Pero lejos de suprimir el artículo registra ahora la Acad. [ya 1884] la nueva ac. ‘porción de tierra de sembradura’ y la autoriza con cita de Oliván (1856) y de López Martínez (1888) y con la locución poner a almanta ‘plantar las vides sin orden’. No parece que todo esto pueda ser el resultado artificial de un error lexicográfico (nótese la clasificación almanta cuadrada, real, en López Martínez), pero mientras un filólogo no señale el uso del vocablo en el lenguaje oral rústico, siempre cabrá la duda de si estos autores bordaron sobre una palabra aprendida en el Diccionario de Autoridades. Dozy, Gloss., 156, señaló una etimología posible para esta palabra fantasma (ár. mánbata ‘almáciga’) y Eguílaz agregó otra también aceptable (cast. manta en el sentido de ‘capa de estiércol’). Acaso tenga razón GdDD 4040a al sospechar que poner las vides a almanta pueda resultar de una mera alteración mecánica de poner las vides a manta ‘ponerlas juntas y sin orden’ (para lo cual, V. aquí, MANTO, n. 9).