ALMADRAQUE, ‘colchón para cama o para sentarse en el suelo’, del hispanoárabe *maƫɅ, (ár. ƫraɅ) ‘colchón, especialmente el que se echa al suelo para sentarse encima’ (de ƫ-r-Ʌ, ‘echar’).

1.ª doc.: almatraque, h. 1250, Apol.; almadraque, h. 1270, Hist. Troyana.

Dozy, Gloss., 151-2; Neuvonen, 153-4; más documentación en Cotarelo, BRAE I, 194-61. También port. almadraque, cat. ant. almatrac; cat. ant. y val. matalaf, cat. matalàs [almatrazt, léase almatratz, en 1086]. Del catalán el vocablo pasó por una parte al cast. ant. matalafe (en Lope de Rueda, matallafes de Barcelona, en un doc. navarro de 1441) y por la otra a oc. ant. almatrac, matalàs, fr. matelas [materas h. 1300], it. materassa o materasso [h. 1300 : Dino Compagni, Boccaccio]. Comp. ALMATROQUE.

DERIV.

Almadraqueja [Canc. de Baena].

1 No está justificada la conclusión de este autor de que en castellano no designó un colchón, sino siempre un cojín; lo desmienten varios de los textos citados por el DHist., el del Amadís que cita el mismo, y muy categóricamente las Ordenanzas de Granada de 1515 (citadas BRAE XV, 494): «que tengan buenas camas para donde duermen... con sus xergones de paja e sobre ellos un colchón o almadraque de lana, con sus dos sávanas». Nebr.: «almadraque o colchón: culcitra».