ALGAR ‘cueva’, del ár. ġâr íd., es dudoso que haya sido jamás voz castellana, pues el artículo de Covarrubias («algares, según Tamarid, son cuevas»), parece ser interpretación de un nombre de lugar1, y Aut. advierte «no tiene uso». El port. algar sí es apelativo corriente (Moraes, Fig.) y ya está en las Cantigas (102.7c). La forma «algarve: specus, antrum, scrobs» de Nebr. no resulta de una confusión del lexicógrafo, sino de una alteración real del vocablo árabe, pues algarve está documentado repetida e inequívocamente con este sentido en la Crónica Troyana en gallego del S. XIV (II, 218.33, 219.7, 219.18). La causa será el cruce con otro vocablo: no creo que éste sea cueva, sino aljibe, pues el ms. Mz. Pelayo de la Crónica Troyana escribe algube ( = cat. aljub) en los pasajes correspondientes.

1 Lo mismo puede decirse de «algar: cueva» en el diccionario valenciano de Sanelo. Hay dos poblaciones llamadas L’Algar en el Reino de Valencia.