ALFALFA, del hispanoárabe ɊfaɊa íd. (ár. ɊfiɊa) y éste del persa aspest.

1.ª doc.: h. 1400, Glos. de Palacio.

Alfalfa parece hallarse ya en doc. murciano de 1290, BHisp. LVIII, 356. Gall. alforfa1, arag. ant. alfálfez (a. 1475: BRAE IV, 25; otro ej. en el DHist.), a. arag. alfalz, alfalce, alfalzo (RLiR XI, 102; BDC XXIV, 159; Krüger, Hochpyr. A, I, 117; Bergmann, Grenzgebiet Ar.-Nav. 66), alfaz (Borao), navarro alfalce (también alfance, alfarce, alfange[l], Irribarren), que también corre en la Rioja y parte de Aragón, según GdDD 368, cat. alfals (val. ant. alfàlfeç, Sanelo y en un doc. del S. XIII: Alcover; Sueca alfàs, BDLC XII, 301); del cat. alfals se tomó el sic. alfauczi (pron. alfáuzzi), documentado en 1519, ZRPh. LXIV, 156. Nada tiene que ver el port. alfarfa ‘esparto’, [1253], procedente del ár. Ʌálfa íd.: C. Michaëlis, RL XIII, 430-1. Dozy, Gloss., 101. Las formas romances quizá procedan de un colectivo árabe *fáɊfas; la primera š se cambió en l por disimilación2, y la segunda se eliminaría tomándola por la desinencia del plural; en cuanto al cat. alfals, arag. alfalz, es difícil decir si son contracciones del antiguo alfàlfeç o si resultan de una antigua forma *alfalf en relación con la castellana, como matalàs ‘colchón’ viene de matalaf. Colmeiro cita alfalfe como castellano en Cienfuegos (1627) y otros. Para el origen persa del vocablo árabe, vid. Nöldeke, Z. d. deutsch. morgenl. Gesellsch. XXXII, 408; es notable que el otro nombre de la alfalfa, lat. MEDICA, cast. mielga, indique también el origen iránico con su nombre. La forma argentina alfa puede resultar de una base * falfa (> *halfa) sin artículo árabe, o bien salir de alfalfa por una especie de haplología; creo más probable esto último, que quizá se produjo primeramente en el colectivo alfalfar > alfar.

Aprovecho esta ocasión para tratar del origen de una importante palabra vasca que se ha creído procedente del árabe Ʌálfa: alfer ~ alper, etc., ‘perezoso, holgazán’ ‘vano, inútil’. Lo que voy a decir tiene una parte negativa, que será decidida, sin vacilación y terminante, mientras que en el aspecto positivo todo es menos claro, poco satisfactorio y aun debe quedar como provisional.

Que el vocablo venga del prov. aufié, de origen árabe, nadie lo dijo hasta Schuchardt, y éste se limitó a afirmarlo brevemente y sin pruebas ni detalles; vid. ZRPh XXIII, 179 (menos nos ilustra todavía al decir lo mismo en Museum de Leiden 1903, 398). Sin embargo fiados de su autoridad (y quizá también por falta de otra cosa) se lo han aceptado todos, desde Uhlenbeck (RIEV IV, 88; en Verhandelingen Akad. Wet. Amsterdam. Lett. XXIV, 1923, 8, retira su opinión anterior atendiendo a la de Schuchardt), Wartburg, Bouda, etc. Uno de ellos llega a suponer un oc. ant. *alfier, pero es palabra no sólo meramente supuesta sino que es seguro que no existió. Aufié ha corrido sólo en el provenzal del Bajo Ródano, y aun allí sólo con carácter figurado llega a significar «fainéant» pues el sentido propio es ‘trabajador de esparto’. Para que esta etimología tuviera un mínimo de verosimilitud deberíamos por lo menos hallar el vocablo en gascón, pero es enteramente ajeno no sólo al gascón entero sino a todas las fuentes occitanas antiguas y modernas y de todas las regiones, con la excepción única del diccionario de Mistral, que sólo lo da como provenzal rodanés. Insisto algo más en este aspecto negativo para concluir con la cuestión. El vocablo falta enteramente en todos los léxicos medievales, es desconocido en el Bearne, el Valle de Arán, etc. El diccionario occitano de Piat registra nada menos que 36 traducciones de «fainéant» y 17 de «parasite» y entre ellas no figura aufié en absoluto (sólo como una de las 25 equivalencias locales del fr. lendore que ya no es ‘holgazán’ sino ‘el que anda o trabaja muy calmosamente’). Tampoco figura en el ALF (mapas «paresseux» y «paresse» y materiales de «fainéant» en el Supl.), ni en un sinnúmero de glosario patois que he abierto. Es más, aufié es un derivado de aufo ‘esparto’ (< ár. Ʌalfā), pero esta misma palabra es muy local y reciente, seguramente nada más que un término técnico conocido por el comercio de Marsella y apenas propagado; aun Wartburg se da cuenta ya de que una tercera parte de los materiales de su artículo es un préstamo del francés de Argelia en el S. XIX, pero como el artículo del FEW es muy breve (22 líneas) y nada contiene de medieval, parece que en realidad casi todo eso se ha traído del Norte de África en tiempo moderno, salvo un par de hapax sueltos, algo antiguos, pero también de carácter comercial. En una palabra, la etimología románico-arábiga del vasco alfer ~ alper debe quedar definitivamente enterrada.

Quizá lo más importante por ahora sería determinar cuál de las variantes fonéticas es la originaria: alper, alfer o auher. Ante los razonamientos de Michelena FHV 264 y 311, que parecen muy sólidos, la impresión es que debemos decidirnos por alfer, que además parece ser la forma de Dechepare, Axular3, Arín, Oihenart, Pouvreau: casi todos los antiguos4; por otra parte es bastante general en vasco-francés y documentada primero que la otra en Guipúzcoa, mientras que alper, entre los antiguos sólo está en los RefrS. y en los Olgueeta. Sin embargo no veo clara la explicación de auher pues no es sólo de la zona suletina (única donde l > u es normal) sino también de Roncal, Salazar y b. nav. (Supl. a Azk.2, Michelena, 311) y aun se llega allí hasta aguer.

Paso ahora a explorar las varias posibilidades etimológicas que se columbran:

a) ¿Habrá que volver a la idea que parece tuvo Uhlenbeck (Vgl.L. 70, cf. 68, 69) de un compuestode au ‘boca’? De ‘hablador, bocatero’ hasta ‘haragán’ no hay mucha distancia ni hay identidad (aún menos). Pero el paralelismo con auhari > afari no basta para explicar la terminación -er.

b) Yo había pensado en partir de un *alfarón = cast. harón, que ya corría con el sentido de ‘haragán’ a principios del siglo XV puesto que haronear ‘haraganear’ está en el Canc. de Baena. Pero estoy por desistir casi del todo en vista de que en castellano siempre se encuentra farón o harón pero nunca alf-, alh-.

c) Otra idea que se podría explorar es la de partir del cast. perrería que en efecto es frecuente con el sentido de pereza, de donde alperreria ‘pereza’ y luego alper derivado regresivo. Otra vez retrocedemos ante la dificultad de explicar al-. En rigor podríamos partir de alperreria < cast. al perrería mal cortado y con influjo de algún sinónimo como arloteria ‘vagabundez, desaliño, disipación’. Pero a pocos convenceremos por más que hagamos valer que alperreria figura en Fr. Bartolomé de Santa Teresa (Olg. 38s.) y sus variantes alperkeria y alferkeria ya se encuentran aquélla en RefrS. 75 y ésta en Axular.

d) Azkue recogió alferetxe «lâche, flancheur» enla costa labortana y Tovar, DEVco., afirma que Oihenart trae alferiz. Esto nos conduce a pensar si alfer ‘holgazán’ podría salir de alférez atendiendo a que esos presuntuosos dignatarios serían mirados como haraganes por el pueblo. De todos modos en apoyo de ello no cabe invocar «pieça de Orti Alferiz» que se cita de un doc. de 1233, pues esto es sencillamente el arabismo alférez en su sentido propio (quizá convertido en nombre de persona) y menos el alferretsi de Pouvreau «tenir quelqu’un pour fainéant» pues éste según Azkue va con -rr- (y no sencilla como lo citaba Tovar) y ahí -etsi es la terminación formativa vasca bien conocida. Por lo demás toda la idea es algo fantástica.

e) No deja de llamar la atención la extraordinaria frecuencia y antigüedad5 del adverbio alperrik. Por mi parte veo que alperric está en Fr. Bartolomé de Santa Teresa, Fr. JM. Zabala (citas en Azkue, Morf. 536.15) y sus variantes alferrik (ya en Ochoa de Arín, Michelena, FHV 264, y Axular) y arpelik (está en muchos pueblos vizcaínos, Azkue, Morf. 34.28), así como su sentido fuertemente gramaticalizado ‘en vano’. Éste lo une de cerca a la acepción ‘estéril’ que se documenta localmente en todas partes y así en la variante arpel como en alper y alfer; con frecuencia aplicado a la oveja, como de todos modos hay que esperar. ¿Sería esto lo primitivo, desde donde se habría pasado por generalización a ‘ocioso, perezoso’? Nada más natural en un pueblo eminentemente pastoril y lechero. Ahora bien la oveja estéril se llama también arpiento, arpizai, arpiga(i), arpigera, y como la variante arpel de alper aparece en multitud de pueblos del N. y NO. vizcaíno, ocurre naturalmente pensar que nuestro vocablo tenga origen paralelo al de todos aquellos nombres de la oveja estéril; pero es el caso que la etimología de éstos es conocida pues son compuestos de ardi ‘oveja’ (por ejemplo arpiga, arpigae formados con biga y bigae ‘[ternera] de dos años’). Acaso pues arpel (> alper) sea también ardi ‘oveja’ + un adjetivo. Posiblemente se dijo primero ardi-berri > *arperri > alper(ri) ‘oveja nueva’, pues la oveja jovencita es todavía estéril: -rri alterna a menudo con -r, y al crearse con tanto éxito el adverbio alperrik ‘estérilmente, en vano’ ello contribuiría a afirmar la variante alper por cuanto frente a eskerrik, bazterrik, bakarrik, zaarrik, ugarrik y tantos más la palabra de base es esker, bazter, bakar, zaar, ugar, etc.

f) No sería inconcebible que arpel ~ alper ‘estéril, vano, flojo’ fuese una mera variante de erbal ~ elbar ‘débil, tullido’.

g) El rodillo, piedra cilíndrica que se emplea para alisar y afirmar carreteras se llama alperrarri en Vizcaya y parte de Guipúzcoa o bien sencillamente alper o arpel (documentación detallada de los tres en Azkue): aquél se analiza como arri ‘piedra’ + alper ‘perezosa’, y se comprende por ser un cilindro que se arrastra. El arabista anónimo autor de Afijos del Euskera (1915) conjeturó que este arpel venía de arri bil ‘piedra redonda’: no habría objeción semántica ni haría escrúpulo la p < b; y en la polémica entre ese gramático y Azkue (Morf. 34.20-30), que preferiría ver en ello una mera expresión figurada, podríamos terciar sugiriendo que al fin y al cabo lleven razón los dos, pues también es concebible que al perezoso se le diera un nombre figurado, comparándole con un rodillo que anda arrastrándose por todas partes. Cierto que de arri + bil esperaríamos arpil más que arpel (> alper); este arpil quizás ha existido pues F. Segura de Oñate señaló a Azkue la existencia de un compuesto arpilmeta ‘columna de piedras’. La raíz del cambio arpil > arpel (alper) podría hallarse entonces en el adverbio alperrik donde había disimilación (y también existía el factor disimilatorio en alperreri, alperrontzi, alperrarri, etc.).

h) No faltan excelentes razones para sospechar que alfer ‘vano, inútil’, ‘holgazán’ fuese originariamente un vocablo jergal aceptado por los pescadores vascos en sus prolongados contactos con los navegantes, pescadores y balleneros escandinavos. No voy a lucir mi erudición repitiendo lo mucho que se ha escrito sobre las seculares campañas pesqueras de los bacalaeros, balleneros y pescadores vascongados en las costas de Noruega, Faroe e Islandia: me bastará recordar que este frecuente intercambio hizo que se sintiera la necesidad de componer dos considerables vocabularios vasco-islandeses, ya en el S. XVI, que fueron estudiados por Deen6 y Michelena. La idea podrá ser acogida con incredulidad, pero lo indudable es que hay un parecido fonético y aun semántico notable con una palabra escandinava de gran antigüedad y arraigo y de cuyo casticismo no cabe dudar: allferre es la forma que tendría en la época rúnica y hasta los primeros siglos de la colonización de Islandia la palabra que significa ‘muy lejano’ y también ‘muy escaso’: que ese término jergal en el sentido de ‘escasísimo’ y ‘remoto’ fuese entendido por los pescadores vascos como ‘vano, inútil’ y que éstos lo adoptaran en su jerga profesional no es por cierto forzar las ideas. La ac. ‘vano’ ‘inútil’ es precisamente de lo más antiguo en vasco: alper da ‘es inútil’ (acción) es del vasco común (Azkue) y está en el Eskuliburua de Añíbarro (22.22); alferrik ‘en vano’ Axular Gero, p. 51, y desde esta ac. alper llega a tomar el sentido de ‘aunque’ en Lekeitio (Supl. a Azkue); Uhlenbeck (Woordafl. Suffixe 39) da citas de alperreko, -ezko ‘inútil’. En el islandés antiguo éddico la e había ya sufrido la «brechung» típica del germano nórdico, pronunciándose a. Se trata de un compuesto de la palabra básica y elemental fiarre ‘lejano’ equivalente del gót. faírra, ags. feor(r), ingl. far, neerl. verre, sueco fiär, danés ant. fjaer7. El prefijo aumentativo o intensivo all- es vivacísimo en escandinavo, p. ej. en all-fúss ‘codicioso’ junto a fúss ‘deseoso’8; er ?at allfiarre at ’er sét iafnaarmenn míner ‘es muy remoto (de la realidad) que vos seáis tan noble como yo’. Hay varias acepciones secundarias entre las cuales ‘poco, escaso’ es de las más frecuentes: fór ?at fiarre um mann ‘ello sentaba poco al hombre’; ‘frío, reacio’: taka einu fjarri «to take a thing coldly, show disinclination, refuse»; ‘despojado’: fiarri fer munum «bereft of my patrimony»; ‘ajeno’: er ?at ekke fiarre heunar skape ‘no hay nada más ajeno a su carácter’9. Lo peor que se puede reprochar a esta etimología es lo excepcional de esta procedencia escandinava. Y sin embargo, quizá tengamos derecho a mirarla todavía como la menos inverosímil de las propuestas hasta ahora. Para otro probable escandinavismo de los pescadores vascos, V. beita en ABEITAR. En cuanto a las demás hipótesis mi conclusión es que ninguna de ellas se lleva la convicción, pero convendrá seguir pensando en las cuatro últimas y en todo caso dar por eliminada definitivamente la que hasta ahora se admitía.

1 Comp. alfarfa usado por Lope (2 ejs. en DHist.). La vocal del gall. alforfa se debe a influjo de alholva (llamada en port. alforfa). Comp. ALFORFÓN.―

2 Comp. las formas magrebíes simplificadas que cita Dozy, l. c. Otras palabras de estructura reduplicada han sufrido simplificaciones anormales, como azufaifa < zufáȳzaf.―

3 Frecuentísimo en el Gero, sobre todo en las acs. ‘holgazán’, ‘ocioso’ ‘(gente) vaga’, p. ej., cap. I, pp. 64 y 65 de la ed. Villasante: alferkeria ‘holgazanería’, pp. 59, 62, «confort», p. 64: alfertzera ‘a volverse perezoso’, p. 59.―

4 Más exactamente Dechepare empleaba afer (variante propia hoy de zona tan conservadora como la Aezcoa) y Axular trae el abstracto alfertasun.―

5 Quizá convendría que Michelena precisara en qué texto arcaico encontró el adverbio alferric y alperric «en vano, inútilmente», que incluyó en el glosario de sus Textos Arcaicos Vascos.―

6 Glossaria Duo Vasco-Islandica, ed. N. G. H. Deen, Amsterdam 1937.―

7 Además el b. al. ant. ferri ‘lejano’ y ‘lejos’, y el neerl. ant. ferro (trad. lat. longe) olvidados en los diccionarios y ambos documentados ya a principios del S. IX en el Heliand y en los Salmos de Wachtendonck (LXIV, 6, ed. Cowan 1957, p. 32). El danés moderno tiene fjern por cruce con el tipo derivado que se ha generalizado en el al. fern. Por cierto que éste también aparece en esc. ant. firn, nor. dial. firne en el sentido de ‘campo yermo, desierto, abandonado’ donde hay ya completa coincidencia semántica con el vasco alfer ‘vano, inútil’.―

8 Al-grœnn ‘muy verde’, allfastr ‘muy firme’, allvel ‘muy bien’, alganfsa ‘extendido por todas partes’, algØrr ‘enteramente a punto, completo’, allfi྿lmennr ‘visitado por mucha gente’, all-līklegr ‘muy probable’, alvara ‘seriedad, sinceridad’, allmiek ‘enormemente’, etc.―

9 Cito ejemplos de Kahle, Altisländisches Elbuch, §§ 221, 453b, p. 197; Zoëga, Conc. Dict. of Old Icelandic, p. 138; Falk-Torp, Etym. Dän. Wb. I, 225.