Se hallan también
alajú, frecuente desde Nebr. y Tirso (1620),
alaxur (1594),
alejur (Góngora), etc., siempre como nombre de un dulce. Dice M. Alemán, «pan... quien mejor lo pagaba eran los turroneros, para el
alajur o
alfajor, que llaman en Castilla» (
G. de Alf., ed.
Cl. C. II, 181.22), lo cual quizá deba entenderse en el sentido de que
alajur era la forma de Castilla y
alfajor la andaluza, más bien que lo contrario, pues Alemán emplea
alfajor, solo, en otro pasaje (I, 150.15), Nebr., también andaluz, le da la preferencia, y
alajú figura en muchos autores de Castilla (
DHist.); aquélla, por lo demás, es la forma que ha predominado en América. Para la adición de
-r-, comp.
ALCABOR. Comp. Baist.
RF IV, 378; Wagner,
RFE XXI, 242n. En cuanto a
alfajor ‘hipocrás’ (
Aut.), empleado por Fuentes en 1564 para traducir el néctar de los dioses latinos, y que ya figura como árabe (
fašûr) en R. Martí (155, 489), dudo que sea una palabra diferente, derivada según quiere Simonet (s. v.
faxor) del lat.
PASSUM OPTIMUM; como en árabe no hay nada parecido en la raíz
f-š-r, y como el lat.
nectar se aplicaba también a la miel (con que se hacen los alfajores) y a otras cosas dulces (Virgilio, etc.), creo que R. Martí dió por árabe una forma romance y que estamos ya ante un ejemplo temprano de
alfajor ‘dulce’.