ALCANCÍA, probablemente de un ár. vg. *kanzîya íd., propiamente adjetivo femenino derivado de kanz ‘tesoro escondido’.
1.ª doc.: princ. del S. XV, J. García de Vinuesa, Canc. de Baena, n.° 391, v. 44.
Engelmann, 84. Más documentación en Cuervo,
Obr. Inéd., p. 404. También port.
alcanzia, hoy ‘alcancía’ (Fig.), antiguamente ‘vasija de barro llena de pólvora que se lanzaba al enemigo’ (S. XVII), ‘bola de barro, hueca llena de flores, cintas, etc., que se tira en ciertas fiestas populares’ (Moraes)
1. La palabra castellana tenía asimismo
z sonora en la Edad Media (G. de Segovia, 86)
2. Asegura Engelmann que
kanz podía significar también el lugar donde se ocultaba un tesoro, ac. que no hallo en Freytag ni Dozy. La existencia de
*kanzîya en hispanoárabe es tanto más verosímil cuanto que la 7.
a forma de la raíz
k-n-z significaba ‘atesorar, reunir dinero’ según R. Martí, y el derivado
kannâz era ‘tesorero’ según el mismo lexicógrafo y PAlc. Los étimos
qínz ‘copita’ y
qánaz ‘objeto de barro’, que propone Eguílaz, no convencen semánticamente. No se ve a qué palabra arábiga puede referirse Moraes al decir que
alcanzia viene del ár.
canci ‘barro’.
1 Estas dos acs. se hallan también en castellano desde fin S. XVI (DHist., 2, 3).― ↩
2 La «alcanzila viella» que se cita en un inventario aragonés de 1402 (BRAE III, 360), podría ser mala grafía de *alcanzilla (cf. alcarabiella, s. v. ALCARAVEA), y éste variante de alcanzia, pero es muy incierto, pues de los otros objetos citados no se deduce de qué clase de enser se trata. ↩