ALBAHACA, del hispanoárabe Ʌabáqa íd.

1.ª doc.: Nebr.

Dozy, Gloss., 62; Eguílaz, 99. También port. alfavaca ‘especie de mejorana’, sin la metátesis que ha sufrido la forma española; judesp. de Marruecos alhabaca (BRAE XIV, 569) El port. sept. alfádega, arfádiga, orfádiga (Leite de V., Opúsc. II, 95, 251), y el cat. alfàbega, alfàbrega, han conservado la acentuación Ʌábaqa del árabe clásico (vid. una oposición semejante en el caso de ALMAZARA); aunque se podría también pensar que albaháca resulte de albáhaca con traslado romance del acento a causa del hiato, mejor descartar esa idea atendiendo a las oposiciones paralelas en arabismos de esa estructura (cf. almazara, etc.). Del catalán, por conducto occitano, viene el fr. fabrègue. Próxima a esta forma es también alhábega, que en tiempo de Laguna († 1560) se empleaba en Murcia y hoy sigue oyéndose en Albacete (RFE XXVII, 243). No será la albahaca, mas parece ser planta análoga, el gall. fabaca: de unos dos palmos, nace entre trigos, con siete hojas verdes en ramito, como el eléboro pero pequeñas y no recortadas, con unas vainas de granos amargos poco mayores que lentejas, de color pardo con venas (da mal gusto al pan si se le mezcla), y en el Bierzo fabaloa (Sarm. CaG. 140v, 145r). Hay en efecto una que llaman albahaca montesina ‘ocymastro o asubiotes, hierbecita de flor azul con cuyo remate silban los niños’ (Sarm. CaG. 42v).

DERIV.

Albahaquero. Albahaquilla.