AHO!, interj. que empleaban los rústicos para llamarse, voz de creación expresiva.
Abundan los ejs. en los dos siglos siguientes; además del
DHist., y de los que citan Gillet,
Philol. Q. XXI, 38, y A. Castro en su ed. del
Vergonzoso en Palacio, III, v. 1480, pueden recordarse Vélez de Guevara,
La Serrana de la Vera, v
. 2482, y Lope,
La Escolástica Celosa, ed. Acad.
2, V, 156
b. Por el último y por el de Tirso puede verse que no siempre era para llamarse desde lejos, y que a veces era equivalente de
ea. Además de las grafías citadas se halla también
hao (Reynosa, Vélez de G.). Comp. cat.
au ‘ea’, ‘vamos’, fr. ant.
hau (Schwentner.
Die primären Interjektionen in den idg. Spr., 21), y el lat.
au, interjección de súplica, de repulsa enérgica o de dolor (para éste, vid. Hofmann,
Die latein. Umgangssprache, § 15); el parentesco histórico de
aho y de sus hermanos romances con esta interjección latina debe entenderse sólo en el sentido apuntado s. v.
AH. Aunque el valor del cast.
aho vino a coincidir más bien con el del lat.
heus, el parecido en este caso es secundario.