También port.
adelfa, pero en este idioma es más corriente
loendro, alteración del grecolatino
RHODODENDRON; el catalán ha conservado el céltico
BALADRE, que pasó también a las hablas españolas orientales. En el
Libro de Buenos Proverbios figura la variante etimológica
adefla (24.26); viceversa el tunecí
Abenalɏazzar (S. X) trae
dalf, y hoy
delfa se emplea en Marruecos, pero estas dos formas pueden ser de origen mozárabe, pues la trasposición de las dos consonantes obedece a la misma tendencia romance que cambió
oblidar en
olvidar y
TUBULA en
tolva. La forma básica
dáfla es la que se halla en R. Martí, y al mismo vocalismo corresponde sin duda
défle en PAlc. Comp. Neuvonen, 210; Eguílaz, s. v.