ACICALAR, del ár. Ɋáqal ‘pulir’.

1.ª doc.: 1270, Historia Troyana.

La forma que aparece en este texto y en toda la Edad Media es acecalar, que todavía es la más frecuente en el S. XVI (romances En Santa Gadea de Burgos y del Obispo D. Gonzalo: RFE I, 360; II, 133; Crist. de Castillejo, Diálogo de Mujeres, ed. 1544, f.° 28-29); la forma con i no se halla antes de Nebrija, Dict. Hisp.-Lat. (pero ace- en el latino-español), y como variante del Cancionero de Romances de 1550, y no predomina hasta el S. XVII; acecalar es también la forma que figura en la Biblia judía de Ferrara (BRAE IV, 633) y çecalar en G. de Segovia (p. 82) y en textos de 1351 y 1525 (DHist.); la Acad. señala además un antiguo cicalar que según Pagés figura en Ercilla, y ciclar está en Oudin y en Franciosini. En vista de esta fecha tardía y del port. açacalar, es posible que la forma con -i- sea debida a alguna contaminación, quizá la de cica ‘bolsa’ (V. CICATERO), por los gastos que ocasiona el acicalarse. Sin embargo esto no resuelve del todo el problema fonético que plantea Neuvonen, 190-1, pues entre Ɋ y q la a árabe no debía cambiarse en e. En vista de lo cual quizá deba admitirse, a pesar de lo raro del caso, que se trata del infinitivo árabe Ɋiqâl, que daría normalmente *cecal, acecalar.