ACEITE, del ár. záȳt íd.
1.ª doc.: 1251, Calila.
La denominación latina
OLEUM, se ha conservado en todos los romances de Occidente (it.
olio, logud.
ozzu, engad.
öli, fr.
huile, oc., cat.
oli), a excepción del castellano y el portugués (
azeite); pero en todas partes presenta tratamiento semiculto, favorecido por la amenaza de homonimia con
ojo, a que hubiera conducido una evolución completamente popular. Del mismo modo existió
olio ‘aceite’ en castellano antiguo, y así se halla en textos de los SS. XIII y XIV (doc. de 1254, en Staaff, 42.73; y otros en Neuvonen, 197; y en
RFE IX, 65). Quizá este carácter semiartificial del vocablo facilitó la pronta generalización de un arabismo para noción tan esencial. Tenía -
z- en castellano antiguo (G. de Segovia; Nebr.; APal. 43
b; etc.) y hoy en Cáceres (Espinosa,
Arc. Dial., 96) y en judeoespañol.
DERIV.
Aceitera ‘alcuza’, ‘vinagreras’ [1642]. Aceitero. Aceitoso. Enaceitar. Aceituna [1256-63, Partidas; 1265, doc. sevillano; Nebr.]1, del ár. zaȳtûna íd., derivado del anterior, port. azeitona; aceituno ‘olivo’ [S. XV, Biblia med. rom., Gén. 8.11; APal., 324b]; los nombres latinos oliva, olivo, siguieron viviendo junto a los arabismos, con predominio del arabismo como nombre del fruto y de olivo como nombre del árbol.
1 Acetuna en G. A. de Herrera (1513); acituna vulgarmente, Cuervo, Obr. Inéd., 118. Los testimonios mozárabes que cita Oelschl. deben mirarse como árabes. ↩