AÑA, alav., vizc., santand., ‘nodriza’, del vasco aña íd.
1.ª doc.: 1896, Arriaga.
En vasco además significa ‘Ana’, nombre propio de mujer (Larrasquet). Dumezil supone que el latín arcaico Anna, nombre de una divinidad itálica anua y quizá lunar, significara propiamente ‘nodriza’, fundándose en una glosa epigráfica «Anna: nutrix»; V. las objeciones de Ernout-M. s. v. annus. De todos modos parece haber parentesco con el latín ănus ‘viejo’, a. alem. ant. ana, ano, ‘antepasada, -do, bisabuela, -lo’, prusiano ant. ane ‘madre vieja’, pre-griego αννίς ‘abuela’ (Hesiquio), hitita ིannaš, armenio han ‘abuela’, etc., todo lo cual constituye una familia de creación expresiva; agreguemos que a ella pertenece también el vasco aña (nótese que -NN- puede cambiarse en -in- ~ -iñ- en vasco, como se verá s. v. boina): luego no hay parentesco genético, pero sí afinidad elemental.
DERIV.
Añar ast. ‘mecer a los niños en la cuna’ (V), comp. AMA.