¡UPA!, voz de creación expresiva, uuup, que sugiere la idea de levantarse.

1.ª doc.: upa y aupa, Acad. ya 1817.

A la existencia de upa debe de referirse ya Aut. al definir aupar «hacer fuerza para levantarse del suelo o subir a lo alto; es formado... del sonido de la voz que se dice al mismo tiempo». Para la locución arg. tomar de upa, tomador de upa (Mendoza, Tucumán), vid. Carrizo, Canc. de Tuc. (s. v.). Upa y formas análogas existen igualmente en los otros dos romances ibéricos y en vasco, sin que en ninguno de ellos puedan mirarse como préstamo de otro; comp. Spitzer, Lexik. a. d. Kat., 144-5.

DERIV.

Úpay ‘ea’ arg. (Carrizo, Canc. de Jujuy, s. v.), con el sufijo posesivo (o de dativo ético) -y, tomado del quichua; acaso derive de ahí upayería ‘trampa, fullería en el juego’ (que Ismael Moya escribe con -ll- en su Romancero Argentino I, 332). Upar [Aut.] o aupar [med. S. XVIII, Torres Villarroel, DHist.; Arriaga lo considera bilbaíno y lo tiene innecesariamente por tomado del vasco; sólo Bera-Me., no Azkue, registra aupatu ‘levantar’, pero Azkue da vizc. y guip. aupada ‘desafío, provocación’, vizc. y sul. aupa(da)ka ‘desafiando, echando broncas’, viz. y guip. aupari ‘desafiador, baladrón’ (y quizá salac. aupiz ‘esfuerzo’?), deriv. de la interj. aup «grito de desafío», ‘ea (en tono amistoso)’ guip., vizc. y sul.]; compárese OPADO. Otra interjección parecida es ¡epa!, ‘¡ojo!’, ‘¡alto!’, muy viva en la Argentina, compárese con el catalán ep! íd., apa! ‘ea’; ¡upe! ‘¡ah de casa!’ costarricense (Gagini).