¡UPA!, voz de creación expresiva, uuup, que sugiere la idea de levantarse.
1.ª doc.: upa y aupa, Acad. ya 1817.
DERIV.
Úpay ‘ea’ arg. (Carrizo, Canc. de Jujuy, s. v.), con el sufijo posesivo (o de dativo ético) -y, tomado del quichua; acaso derive de ahí upayería ‘trampa, fullería en el juego’ (que Ismael Moya escribe con -ll- en su Romancero Argentino I, 332). Upar [Aut.] o aupar [med. S. XVIII, Torres Villarroel, DHist.; Arriaga lo considera bilbaíno y lo tiene innecesariamente por tomado del vasco; sólo Bera-Me., no Azkue, registra aupatu ‘levantar’, pero Azkue da vizc. y guip. aupada ‘desafío, provocación’, vizc. y sul. aupa(da)ka ‘desafiando, echando broncas’, viz. y guip. aupari ‘desafiador, baladrón’ (y quizá salac. aupiz ‘esfuerzo’?), deriv. de la interj. aup «grito de desafío», ‘ea (en tono amistoso)’ guip., vizc. y sul.]; compárese OPADO. Otra interjección parecida es ¡epa!, ‘¡ojo!’, ‘¡alto!’, muy viva en la Argentina, compárese con el catalán ep! íd., apa! ‘ea’; ¡upe! ‘¡ah de casa!’ costarricense (Gagini).