OPADO, ‘vano, hinchado’, palabra regional de origen incierto, localizada en dialectos occidentales y americanos, también portuguesa y gallega; parece derivada del gall. òpár ‘levantar’, ‘esponjar’, y éste de opa ‘upa’, aupar ‘levantar’.

1.ª doc.: ‘grueso, abundante’ (enzina -da) 2 veces en 1587, G. Lobo Lasso de la Vega (HispR. XXVI, 287); 1846, Seb. de Lugo.

Este lexicógrafo recogió como voz de las Canarias opado ‘hinchado, inflado’, tengo el estómago opado (BRAE VII, 338); otro observador, de Tenerife, advierte que puede aplicarse también a la cara (cita de Pérez Vidal). La Acad. no admitió el vocablo hasta 1914 o 1899, sin calificación regional, y como equivalente de hinchado en sus acs. 2.ª y 3.ª («vano, presumido», «dícese del lenguaje, estilo, etc., que abunda en expresiones redundantes, hiperbólicas y afectadas»). No pertenece al uso común, ni es tampoco frecuente en glosarios dialectales. Sin embargo, Ciro Bayo (1910) anotó en Bolivia o el Norte argentino opado por ‘ojeroso, pálido’, y Malaret, fundándose en una comunicación de Luis A. Colomine, nos informa de que en Venezuela significa ‘pálido’. Nada más en hablas castellanas. En portugués lo registran como de uso común varios diccionarios modernos: Vieira (1873): «gordo, mal figurado pela obstrucçƟo nas vias e conductos dos humores»; H. Michaëlis (1887): «geschwollen, fettleibig; = balofo, inchado»; Fig.: «grosso; entumecido; balofo; inchado»1. En gallego define Carré (no está en Vall.): «hinchado; hueco; fofo».

Se podría buscar una relación entre nuestro opado y el sudamericano opa sust. m., muy vivo en la Arg. en el sentido de ‘idiota’, ‘tonto’, especialmente el cretino atacado de bocio2; además se emplea en el Uruguay, Perú y seguramente Bolivia3; en la región andina del Ecuador dicen upa «tonto, imbécil, bobarrón, zonzo». Se podría pensar que este vocablo derivara de opado, opar, pues de ‘obeso’ se puede pasar a ‘cretino’, pero sería sospechosa la terminación -a en un masculino, de suerte que me inclino a dar la razón a Lafone y Lizondo Borda cuando aseguran que es quichuísmo. Así lo confirma la alternancia o ~ u. Y en efecto ya González de Holguín (1608) registraba como quichua upa «sordo; mudo; tonto, necio, bobo, medio sordo, rudo para saber», raíz fecunda en este idioma, puesto que hay también upallani ‘callar’ y upatukuni ‘enmudecer, ensordecer, entontecer’. Así que de haber relación con opado, sólo podría ser en el sentido de que fuese éste el que derivara de opa, pero es completamente inverosímil la existencia de un quichuísmo en Portugal, Galicia y Canarias, tanto más cuanto que el suletino Oihenart, c. 1650, recogió honpatu «se gonfler» como vasco. Luego el parecido ha de ser casual. El vasco general opatu, en cambio, que tiene sentidos muy diversos, debe de ser palabra independiente.

Descartada esta posibilidad, podríamos pensar en derivar opado de hopa ‘manto que llegaba hasta los pies’, de donde se habría podido pasar a ‘incomodado, embarazado’ y luego ‘entumecido’. Quizá sea éste el origen. Pero el gall. òpár «aupar, ayudar a subir; esponjar una cosa, alzarla todo lo posible, como la hoja de un jergón, el pan, etc.; subir o elevarse la capa de un líquido (p. ej. el escobajo de la uva cuando hierve el vino en el lagar)» (Vall.) indica otro camino, puesto que se halla al lado de opa «upa, aupa: voz para esforzar a los niños a levantarse»; en Colombia se emplea opa en el sentido de ‘hola’, que procederá de ‘upa’, como sospecha Cuervo (Ap., § 473). La probabilidad de esta derivación se convierte en certeza al tomar en cuenta el extremeño aupáo ‘(persona) ahita, hinchada de estómago y barriga’, junto al cual está auparse ‘hincharse, corromperse, echarse a perder’ (BRAE III, 660; hablando de la carne de liebre en BRAE IV, 84), pues es sabido que este verbo, como derivado de la interjección upa, es de uso más o menos general, y en particular se emplea en Andalucía en el sentido de ‘subir, levantar’ (ej. en RH XLIX, 349)4.

1 Falta en Bluteau, CortesƟo, Nascentes y Gçs. Viana (Apost.). De una ed. de Moraes tengo anotada la definición «obeso, inchado, desfigurado pela oppilaçƟo», pero creo se trata de una ed. moderna, pues falta en la reproducción fototípica de la de 1813.―

2 Muy vivo en Cuyo. Pero tambien lo emplea el bonaerense Guiraldes (D. S. Sombra, ed. Espasa, p. 221), y lo creo de uso general (V. los dicc. de argentinismos). El ej. que trae Pagés se refiere a la Arg.―

3 La Acad. dice que en Colombia, pero ahí habrá confusión con la interjección opa ‘upa’ registrada por Cuervo.―

4 No es posible la etimología OPPզLARE que han indicado Fig. y otros portugueses. El resultado fonético de esta palabra latina, apenas representada en romance, habría sido *opiado u *ochado.