ÁVOL, ‘vil, ruin’, ant., del cat. u oc. ant. àvol íd., de origen incierto, probablemente del lat. HABէLIS ‘apto’.

1.ª doc.: princ. S. XIII, Cronicón Villarense: BRAE VI, 208, 209.

Es palabra frecuente en todo el S. XIII (ejs. en DHist.; además Elena y Maria, RFE I), que después desaparece, como tantos extranjerismos de esta época temprana. Lo mismo en catalán que en lengua de Oc es muy vivaz en todas las épocas, aunque hoy está confinado a ciertos dialectos, y significa ‘de poco precio’ además de ‘malo moralmente’; hay variante frecuente aul y aun àl. De aquí vasco aul o ahul ‘débil’ (Schuchardt, BhZRPh. VI, 22). Ya G. Hentschke (ZRPh. VIII, 122) propuso la etimología HABILISfácil de manejar’, de donde ‘de poco valor’. Pero creo preferible la evolución moral indicada por Spitzer (ZFSL, XLV): ‘apto’ > ‘hábil, mañoso’ > ‘avieso’1; en Lexik. a. d. Kat., 21, la apoya citando el vasco prestueza ‘innoble, bajo, vil, perverso’, que procede del romance presto ‘listo, hábil’. Michelena (BSVAP X, 382) agrega las formas vascas abol, arol, txaul, explicables todas con la etimología de Spitzer (pero observa que el vasco prestueza no sirve para apoyarla, ya que propiamente significa ‘no presto’). Posteriormente, cambiando de opinión, ha propuesto Spitzer el gr. ıβουλος ‘imprudente’, ‘mal intencionado’ (Rom. LXV, 537-9). Pero no hay la menor noticia de que este vocablo griego pasara al latín o al romance2. Una supervivencia del sentido etimológico de HABILIS hallamos en el catalán arcaizante de la alta Ribagorza: aulesa ‘acierto, acto bien logrado’ (Serra y Moll, AORBB V, 227)3. Es sabido que el cambio fonético de - էLIS en -ol es de rigor en catalán y occitano.

DERIV.

Avoleza [desde Alfonso el Sabio hasta Alonso de Cartagena, † 1456].

1 Quizá se refleje algo de esta evolución semántica en las glosas «habilior: gulosior» y «habilior: delectatior» (CGL V, 559.11; IV, 85.19).―

2 En cuanto a la referencia que hace a otros helenismos romances, no hay paridad con este caso. Se trata de vocablos pertenecientes a un lenguaje técnico tan especial como el náutico, o a un lenguaje artificial como el de los glosarios; con su teoría de los helenismos difundidos desde Marsella ha obtenido Wartburg muy poco asentimiento: en realidad se trata de vocablos del latín vulgar, desaparecidos en otras partes (lamp), o de etimologías evidentemente falsas (nadie toma en serio la del gasc. brac ‘corto’, o la del fr. biais p. ej.).―

3 Rato cita un ast. «avil: perverso, vil», cuyo valor es dudoso. No se nos indica la acentuación, e ignoramos si es palabra antigua o moderna. En cuanto al cast. ant. ávol, no cabe duda de que era paroxítono a pesar de que la Acad. olvide el acento.