ÁVOL, ‘vil, ruin’, ant., del cat. u oc. ant. àvol íd., de origen incierto, probablemente del lat. HABէLIS ‘apto’.
1.ª doc.: princ. S. XIII, Cronicón Villarense: BRAE VI, 208, 209.
DERIV.
Avoleza [desde Alfonso el Sabio hasta Alonso de Cartagena, † 1456].
1 Quizá se refleje algo de esta evolución semántica en las glosas «habilior: gulosior» y «habilior: delectatior» (CGL V, 559.11; IV, 85.19).― ↩
2 En cuanto a la referencia que hace a otros helenismos romances, no hay paridad con este caso. Se trata de vocablos pertenecientes a un lenguaje técnico tan especial como el náutico, o a un lenguaje artificial como el de los glosarios; con su teoría de los helenismos difundidos desde Marsella ha obtenido Wartburg muy poco asentimiento: en realidad se trata de vocablos del latín vulgar, desaparecidos en otras partes (lamp), o de etimologías evidentemente falsas (nadie toma en serio la del gasc. brac ‘corto’, o la del fr. biais p. ej.).― ↩
3 Rato cita un ast. «avil: perverso, vil», cuyo valor es dudoso. No se nos indica la acentuación, e ignoramos si es palabra antigua o moderna. En cuanto al cast. ant. ávol, no cabe duda de que era paroxítono a pesar de que la Acad. olvide el acento. ↩