ÁLAMO, origen incierto, probablemente prerromano.

1.ª doc.: 1218, doc. mozárabe: Oelschl.; J. Manuel.

Cej. VII, § 108. Covarr. dijo que viene de ULMUSolmo’, lo cual no es posible fonéticamente. Diez, Wb., 416, se inclinó por ALNUSaliso’ y afirmó (fijándose en ana y en jalde) que el castellano repugna el grupo ln, por lo cual ALNUS se cambió en almo y álamo. Pero la diferencia entre un aliso y un álamo es tan grande que difícilmente puede admitirse esta doble metamórfosis semántica y fonética. Salvioni, AGI XV, 449ss, G. de Diego, RFE IX, 149, y otros, conciliaron las dos teorías admitiendo que álamo es el resultado de un cruce entre ALNUS y ULMUS. No sería más absurdo decir que del cruce de puerco con becerro nació el cast. perro, pues el olmo y el aliso son árboles muy diferentes del álamo. Es verdad que se han citado casos de confusión entre algunos de estos árboles. Aunque tales confusiones fuesen reales, difícilmente podrían justificar la etimología de un vocablo general en castellano y portugués, que ha tenido siempre el sentido de ‘álamo’. Por lo demás creo que se basan en un error individual de Nebr., que desviado por el parecido fónico tradujo álamo negrillo por alnus en vez de hacerlo por populus nigra; el error se ha perpetuado en el DHist., donde se pretende traducir el latinismo alno por ‘álamo negro’, pero los ejs. que da corresponden a ‘aliso’: el de Huerta («aunque los alnos fortalezcan los vallados») es traducción del pasaje respectivo de Plinio (XVI, 173: «licet alni saepibus muniant»). Krüger, Homen. a M. P., II, 129, cita un leon. uelmo ‘chopo’1, que necesitaría confirmación, y por lo demás el diptongo ue tampoco corresponde a la Ŭ de ULMUS.

En cuanto al gall. y port. ameeiro, amieiro, ‘aliso’, nada pueden tener que ver con álamo ni con ALNUS: la variante ameneiro, usual en Lugo, cerca del límite leonés (VKR V, 68, cf. gall. abeneiro en Munthe, ameneiro y amenal en Vall.) y las antiguas grafías portuguesas ameneiro (a. 907); Amenedo, Amenale, citadas por CortesƟo y Nascentes2, prueban que estamos frente a un *AMINARIUS de origen desconocido; del mismo deben venir el ast. occid. oumeiru (Munthe), humeiro, homeiro (Acevedo-F.), Astorga humero (A. Garrote2) y berc. humeiro, humero (Fz. Morales, G. Rey), formas medio gallegas con caída de la -N- intervocálica, labialización de la vocal (ameeiro > amueiro) y trasposición de la misma (aumeiru > oumeiru)3; también se podría pensar en un derivado *ULMINARIUS o *ULMANARIUS de ULMUSolmo’ (un ulmanus se encuentra repetidamente en inscripciones latinas), o acaso un cruce de OLMUS con ALNUS4. El gascón pirenaico aumato, aumardo, ‘olmo’, aumeda ‘olmedo’ (RLiR VII, 132, 137, 143), que Rohlfs quiere relacionar con el cast. álamo, es un descendiente puro y simple de ULMUS, con el desarrollo de o-´ en au-, normal en estos dialectos.

En resumidas cuentas creo que puede tenerse por muy probable que álamo salga de almo por anaptixis (así M. P., Oríg. 215)5; invita a creerlo el hecho de que la -L- intervocálica no se haya perdido en el port. álamo, forma común con el gallego (Sarm. CaG., p. 64), que no hay razón para creer castellanismo dada la vitalidad de este vocablo y de su derivado alameda6, y hace suponer lo mismo la vacilación en la vocal postónica portuguesa: álamo, álimo o álemo [esta última forma en Ferreira de Vasconcellos, años 1537 y 1547, vid. Moraes7; un nombre de lugar Alimedi aparece en doc. de Coímbra de 1092, como variante de Alamedi, citado en 1099, vid. CortesƟo, Onom.]8. Casos semejantes de anaptixis hallamos en otras partes: miñoto ólimo ‘olmo’ (Leite de V., Opúsc. II, 387), griego calabrés addána ‘aliso’ de *ALANA y éste de ALNUS (Rohlfs, RLiR IV, 172). ¿De dónde sale almo? Brüch, RFE XVII, 417, siguiendo las huellas de Diez, cree que es un gótico *ALMS, hermano del escand. ant. almr ‘olmo’ (danés y sueco alm, y con otro vocalismo ags. e ingl. elm, irl. medio lem íd.). Pero otra vez la metamorfosis semántica nos deja escépticos. La intrusión del olmo en el terreno del álamo sería menos violenta y más verosímil si nos limitáramos a admitir que almo y álamo son el nombre latino del álamo, ALBUS (de donde el fr. aubeau, oc. ant. alba, cast., oc. ant. albar, cat. àlber; pero a. arag. albar ‘abedul’) contaminado por ULMUS. Esto o una etimología prerromona es lo más verosímil que puede proponerse como origen de álamo. Lo más probable quizá sea que la alteración de ALBUS en *ALMUS se deba a un cruce con el céltico *ELMOS o *LEMOS, que a juzgar por el bretón significa más bien ‘álamo’ que ‘olmo’9. Comp. Colunga llamera, ast. occid. tsamera ‘olmo’ (V), cuyo celtismo es claro; más datos en Fdz. Gonz. Oseja, 295, en parte se trata del ‘acer platanoides’.

DERIV.

Alameda [doc. mozár. de 1008, Oelschl.; para otras formas moz., vid. Simonet, hammeda, ommeda].

1 La diferencia entre el álamo y el olmo es menor que entre aquél y el aliso. Vall., s. ν. álamo y negrillo, advierte que vulgarmente se confunden los dos árboles. Sin embargo adviértase que agrega que el olmo es raro en Galicia, lo cual, explica el préstamo negrillo (< cast.) como nombre del olmo, y puede explicar dicha confusión. Me dice el botánico J. Cuatrecasas haber observado que en Andalucía las alamedas son de olmos.―

2 Sarm. CaG. halla ameneiros y ameneiral en docs. pontevedreses de los SS. XIV-XV (71r, 88v), en otros pasajes anota conjuntamente amieiro y ameneiro como empleados ambos en el gallego actual (93v, 148v, 164r), en otros recoge al solo amieiro como moderno (71r, A47r). En éste da la equivalencia ‘aliso’; en 148v dice que lo mismo que el amieiro o ameneiro gallego se llama humeiro o humero en el Bierzo y Maragatería (León), y que unos lo identifican con el aliso y otros lo distinguen.―

3 La Acad. en sus ediciones del S. XX registra sin localizar un homero o humero, que habrá tomado de uno de estos vocabularios. Aunque admitiéramos *ALNARIUS > *ALMARIUS > oumeiru, para estas formas del leonés occidental, sería muy difícil la evolución *ALIMARIUS > *ANIMARIUS > *AMIN- necesaria para explicar las gallego-portuguesas (el aemeiro que supone C. Michaëlis, RL III, 149, es hipotético). Por lo demás nada de esto podría extenderse al cast. álamo, que designa otro árbol. El león. homero también se podría explicar a base de *ALM(I)NARIUS con MN > m como en home ‘hombre’. Meyer-Lübke (W. u. S. XI, 64), fundándose en algunas formas del bajo latín admite que hubo un célt. AMEIAaliso’; no lo rechaza Weisgerber, Spr. d. Festlandk2, p. 50, aunque habrá que estudiarlo mejor, y si el resultado fuese positivo postularíamos una ampliación radical *AMEI-N- (de donde normalmente célt. *AMN-) lo cual sería fácil en céltico. Otra forma que convendría estudiar en el problema de ameneiro, averiguando su antigüedad, es el irlandés omne, omna ‘roble’ y ‘árbol grande’, citada por Stokes-B., p. 51, suponiendo éste que proceda de un antiguo *OMONAIO-: de ser así nos acercaríamos bastante, y más si, como creo, puede ser más bien *OMENAIO-. Pero hay que desechar el supuesto de que esto tenga que ver con el teónimo lat. POMONA y con PĶMUSfruto’ (voces sin parentela indoeuropea; Pokorny ni Walde-P. ni Walde o Ernout-M. señalan esta palabra irlandesa). Se roza esto tanto con el británico común onn (pl. onnen), irl. ant. huinnius ‘fresno’ (de origen indoeuropeo averiguado, IEW 782) que es probable haya existido algún enlace, pero la base antigua de este otro nombre ―OSNA― no explica la m del irlandés ni corresponde bien al sentido de éste. Puede haber en esto cruce de parasinónimos de origen diferente, y no es imposible que dicho omne tenga algo que ver con ameneiro. Del céltico LMO-olmo’ vendrá el gall. orient. lameira (Samos), leon. occid. llameira (hacia Bouñar) «tilia macho, con fluecos y sin fruto, corteza curativa de llagas y mataduras» (Sarm. CaG. 137V, 138r, 139r).―

4 Hay en el Empordán (entre Vilajuïga, Garriguella y Llançà) un collado y fuente de Les Omaneres (con variante Les Armoneres en el tercero de estos pueblos), acaso coincidente con esta palabra occidental, aunque no tengo allí confirmación de que exista vivo el vocablo. Para la formación se podría comparar el it. ontano ‘aliso’ de ALNETANUS, derivado de ALNUS.―

5 Cuveiro dice que almo es gallego antiguo por ‘álamo’, pero no lo confirma Vall., y es sabido que aquel diccionario merece poco crédito.―

6 Santos Agero, RL XXV, 286-8, analiza la historia semántica del port. alameda y se inclina a creerlo tomado del castellano por esta razón y porque en la toponimia existe Amedo (y una vez Ameda). Pero está claro que éstos no vienen de álamo, sino del radical de ameeiro, de donde ameedo y amedo; que la e de esta forma es contracción de un hiato antiguo lo prueba la pronunciación del diminutivo Mèdelo, estudiado junto con Amido por Leite de V., RL XXV, 289-90.―

7 Por lo demás la Acad. en el suplemento a su diccionario, edición de 1780, afirmó que álemo por álamo habría existido antiguamente en castellano (?).―

8 En algún caso habría en portugués fecha muy antigua de la anaptixis ALEMO- (ALAMO-), pues se perdió la -L- intervocálica en Eimêde despoblado al N. de Buarcos en el Bajo Mondego: ya documentado como Alamedi, Alimedi y Alemede en tres documentos del S. XI y Aimedi, etc. en el XII. Yerra Silveira, RL XXIV, 216, al querer partir del griego şλιμος, especie de sarga o sauce (atriplex halimus), pues es helenismo culto ajeno a todas las lenguas romances, que no pudo dar tal derivado vulgar. Por otra parte Lemêde [1527] (más al NE.) debe de venir de Alemede, con la -L- conservada.―

9 Un lígur o céltico *ALMOS, pariente del lat. ulmus, no sería inconcebible, aunque constituye hipótesis arriesgada. Holder registra 5 nombres en ALM-, 4 de ellos situados en territorio lígur, del SE. de Francia y NO. de Italia, pero nada permite darles una traducción. En céltico el nombre del ‘olmo’, por lo menos el más conocido, tiene una forma alternante *LIMA (irl. ant. lem y lim, gaélico leamhan, y el nombre de lugar galo Limonum, -onem, MSL XIII, 388) o *LEIMA (galés llwyf, nombres de lugar galos Lemovices, etc.; parece haber también un lígur Lemu-: Z. f. vgl. Sprfg. XXXVIII, 117), que parecen estar en una alternancia de tipo poco común con ջMO- (lat. ulmus, y quizá ags. ulmtréow, b. alem. med. olm, a. alem. med. ulmboum, alem. ulme, y aun irl. ant. lem), ELMO- (a. alem. ant. ëlmboum, b. alem. med., ags. e ingl. elm) y OLMO- (escand. ant. álmr, noruego alm). Vid. Pedersen, Vgl. Gramm. I, 175; Ζ. f. vgl. Sprfg. XXXVIII, 313-4; Walde-P. I, 152; Stokes-Bezz. II, 57; Falk-Torp, 41 y 1431. En todas partes el vocablo significa ‘olmo’, pero según he dicho arriba el paso de ‘olmo’ a ‘álamo’ sería menos difícil de concebir que en el caso del aliso, y además no se olvide que aquí operamos con una lengua desconocida, que pudo haber cambiado el sentido del vocablo, como tantas veces ocurre en los nombres de árboles indoeuropeos. Así como en germánico coexistieron en este nombre tres grados vocálicos distintos, también pudo ocurrir lo mismo en céltico, y aunque arriesgándonos podríamos imaginar un grado prolongado *ĶLMOS que hubiese dado *ALMOS en el celta de Iberia. En bretón hay evlec’h ‘olmo’ y elo o elf, que según Vallée es ‘álamo’ o ‘chopo’ («peuplier») y según V. Henry ‘álamo temblón’; éste explica que evlec’h es derivado de un *elv con metátesis de las dos consonantes, y elo sale también de elv; verdad es que Henry quiere igualar elo en última instancia con el córn. aidlen, bret. med. ezlen ‘abeto’, pero esto tropieza con la fonética, lo cual le obliga a admitir cruce con una voz de sentido muy diferente. Es probable que los dos nombres de árbol vengan de un étimo idéntico, y puede darse por seguro que este elv del bretón antiguo sale de un anterior el; no es seguro, ni mucho menos, que éste sea préstamo del ags. elm, como quisiera Henry. Es posible que sea voz celta genuina, con vocalismo diferente, tanto del del irl. lem como del del gales llwyf. Cabría incluso admitir que dicha palabra bretona sale de un antiguo *ALMIOS (comp. bret. kemm < CAMBIOS, Pedersen, Vgl. Gramm. I, 380) u *OLMIOS (que es lo que en britónico correspondería al *ALMOS supuesto arriba), pero reconozcamos que esto ya es audaz. Menos lo es suponer que la voz bretona venga de *ELMOS. La hipótesis céltica que expongo aquí (y con variantes en VRom. XIII, 396-7) sugiere a mi estimado colega celtista prof. Eric Hamp un comentario epistolar: un indoeur. *ĶLMO- u *ĶLMIO- habría dado en bretón *eulv (o quizá *eulvez) de haber sido heredado directamente, y probablemente *alv o *alvi si el bretón lo hubiese tomado del galo. Luego parece que la forma real elv ha de venir de ELMOS o acaso (como sugiere Hamp, si bien con reservas) de *պMIO-, a condición de admitir que la M hubiese sufrido la lenición en ν desde muy antiguo. No parece que esta última hipótesis sea aplicable al céltico continental. Luego al parecer el bretón elv no es correspondencia fonética del celta continental *ALMOS (indoeur. ĶLMOS), que he supuesto como base del cast. álamo. Sin embargo nada nos impide admitir que el significado de un galo o sorotáptico *ALMOSálamo’ se propagara a su hermano el bret. elv (ELMOS) al ser ocupada la Bretaña por los invasores insulares. Acerca de los nombres de lugar célticos e ilíricos en LզM- debe verse además Pokorny, ZCPh. XXI, 83, 119-121. En su ponencia de los Coloquios Prerromanos de Salamanca, 1974, ha insistido Hamp en que no hay otra forma céltica que LM- o LզM-, y se inclina a aceptar mi alternativa de que álamo sea sorotáptico. V. las razones que da Piel (RF LXII, 373) para sospechar que el vocablo esté arraigado especialmente en el Sur de Portugal y que el port. alameda sea mozarabismo.