ÁLABE, ‘ala o lado del tejado, de una tienda de campaña’, ‘paleta curva de la rueda hidráulica’, voz común a todos los romances, de origen incierto, quizá del lat. ALէPESalado’.

1.ª doc.: S. XIII (traducción leonesa del Purgatorio de S. Patricio: Homen. a M. P., II, 229, 249).

Lo mismo en este texto, donde se trata de las paletas de una rueda, que en dos textos de h. 1300, donde significa las paredes laterales1 de una tienda de campaña (Cavallero Zifar, ed. Wagner, p. 197; Gr. Conq. de Ultr. 241b), álabe es femenino, género que todavía conserva en tiempo de Santaella (1550), y de Fdo. Chacón (1546), quien nos habla de el álave derecha de la capa (Trat. Jineta, cap. 8); el masculino no aparece antes de 1527, y es cambio fácil de explicar por el artículo el que debía llevar el femenino álabe. No es conocido el género del cat. ant. àlep ‘paleta de rueda de molino’ (Alcover), que por la forma corresponde exactamente al castellano. El port. aba, gall2. aba ‘falda (del traje)’, ‘falda del monte’, ‘concavidad suave del terreno hacia el centro de una finca’, ‘ala de un sombrero’, ‘orilla del mar’3, gascón de Comenge alabo («lange; couche; layette, drapeaux: se dit de tot ce qui sert à emmailloter»4), pallarés (a)laba (‘vertiente del tejado’: BDC XXIII, 274), oc. mod. aubo, corso álaba, alva (‘postigo en una ventana’: M. L. Wagner, Litbl. XXXVII, 381), calabr. alapa, rum. aripă, tomaron una -a correspondiente al género femenino, y el fr. aube puede equivaler a esta forma o a la española. Mientras se tuvo sólo en cuenta el género moderno de álabe pudo creerse que este vocablo era una forma masculina en -e sacada secundariamente del femenino *ALPA que postulaban aparentemente los romances, pero ahora creo más probable que se trate de un femenino en -E originaria. El significado básico en todos los romances es el de ‘ala’, conservado en rumano, desde donde ‘ala de sombrero’, ‘costado de tienda o de tejado’, ‘vertiente de montaña’, ‘paleta de rueda’ (que evoluciona en el aire como una ala) y demás acs. romances, se explican fácilmente. M-L., ZRh. XXXI, 582-6, seguido por G. de Diego, RFE XI, 335, y otros, admitió que se trataba del lat. ALPAbofetón’, de donde ‘movimiento del brazo para abofetear’ y de aquí ‘ala’, evolución que me parece forzadísima; además ni la -e española ni la -i- postónica del rumano se compaginan con esta base: esta última vocal, por el contrario, puede ser primitiva, si nos hallamos en el caso de cámara, cuébano, etc. Fonéticamente satisfaría la base ALEPS, ALէPIS, ‘grasa’ (variante bien conocida de ADEPS), que propone Spitzer, Lexik. a. d. Kat. 58-60, pero semánticamente no conduce a ninguna parte5. Dificultades graves del mismo orden se oponen al étimo ALէPESalado’ que admitieron Weigand (KJRPh. XI, i. 129-30) y Densu?ianu (Hist. de la l. roum. I, 30), aunque la variante macedorrumana ar(e)ápită recuerda notablemente el acusativo ALէPĔDEM (*ALEPէDA); quizá podamos contentarnos con la hipótesis de que alĭpes ‘alado’ (que en el CGL V, 264.38, se aplica a aves) se cambió en ‘ala’ por una especie de metonimia; no es idea del todo convincente, pues alipes es vocablo poético que sólo Marciano Cápela empleó en prosa. Datos sobre variantes y extensión dialectal castellana de álabe, en Krüger, VKR IX, 73. La ac. ‘rama de árbol caída hacia el suelo’ figura en el diccionario académico de 1770 como propia de la Mancha.

El oc. ant. alabier «arbre de la roue d’un moulin», que va con el citado cat. ant. àlep, es por otra parte inseparable del cat. occid. pirenaico aliure (m. y en algunos lugares femenino pero no es correcta la forma a(l)liura con -a del DAlcM.) ‘aspa elemental de devanar formada sólo por un bastoncito con travesaños’, que tengo anotado de todo el alto Pallárs (valle de Boí, Áneu, Cardós y Vall Ferrera), Alto Urgel y Noguera, con un verbo alliurar ‘devanar con aliure’, vid. BDC XXIII 274; según indiqué ahí hay también un oc. alibre «aube d’une roue de moulin» y un latín tardío ALIBRUM que designa en San Isidoro lo mismo que el cat. aliure, pero además un b. lat. ALABRUM íd., que se enlaza fonéticamente con álabe, àlep, etcétera. La i de aliure y ALIBRUM nos acerca al supuesto étimo ALզPES, pero la acentuación de la voz catalana en la í más bien los separa.

DERIV.

Alabearse [Aut.], alude a la superficie curva de la paleta de molino. Alabeado. Alabeo. Desalabeado [1580, BHisp. LVIII, 356]. Es también gallego alabear «torcerse o combarse las maderas labradas» (DAcG.) y de ahí derivará, aunque no sin influjo de alabar, un adj. gall. alabeeiro que emplea Castelao para ‘dobladizo, dócil’: «él era manso, doce, alabeeiro; pero tamén lacazán, pousafoles e mais que nada comellón e lambeteiro» 212.9f. Gall. abecas ‘las dos orejeras del arado juntas por la teiró’ (Sarm. CaG. 95r), vid. nota 3; abada ‘el regazo o seno que se hace con el mandil o delantal para recibir algo’ (ibid. 5v): de aabeca, aabada.

1 Dadas estas acepciones y las semejantes, citadas más abajo, quizá también venga de aquí el vco. albo ‘costado, lado’ (a. nav., guip.).―

2 ‘Ladera, vertiente’: «polas abas d’un monte» Castelao 236.4f.―

3 Gall. abeacas ‘orejeras del arado para ensanchar el surco’ (ya en un sentido figurado en el P. Sobreira, S. XVIII), debe de ser metátesis de *aebacas < *alebacas.―

4 Dupleich, Dict. patois de Saint Gaudens, a. 1843, 13a.―

5 El escalón ‘albura de árbol’ que él propone como intermedio, está muy lejos de ‘grasa’ y carece de toda relación con ‘ala’.