ZAGAL, probablemente del ár. vg. zaġáll ‘valiente’, ‘fuerte’, que parece derivado de una antigua raíz arábiga.

1.ª doc.: «zagal, mozo pequeño», como palabra propia de la Sisla de Toledo, según el vocabulario de med. S. XV, publ. por Huarte, RFE XXXV, 324.

A finales del S. XV escribió R. de Reynosa sus Coplas de unos Tres Pastores, donde dice uno de ellos: «te juro a sant Cuerno / que con esta carestía / qualquier zagal servería / un invierno / por solamente el govierno» (Philol. Q. XXI, 31; govierno ‘comida, alimentación’). De la misma época es Juan del Encina, que también empleó el vocablo, p. ej. su diminutivo en el pasaje «que cuando era zagalito / no sabía cuasi nada» (9). Ya un poco antes encontramos zagal sin definición en G. de Segovia (p. 86). Sabido es que es palabra frecuente en los clásicos, en los cuales zagal y su femenino zagala designan siempre mozos y mozas de aldea, muchas veces pastores. Así simplemente lo define el primer lexicógrafo que recogió el vocablo, Percivale (1591) «zagal: a shepheard», y Oudin: «z-: berger, garson de village, c’est le jeune berger, qui est comme l’apprentif, et au dessous du rabadan». Nada hay que mejorar en esta definición. La de Covarr. está ya viciada por el prejuicio etimológico, al decir que vale «grande, animoso, fuerte», aunque ya reconoce la realidad al agregar: «quedó la costumbre en las aldeas de llamar cágales a los barbiponientes, y çagalas a las moças donzellas, y a los chicos çagalejos y çagalejas». Aut., imitando a Covarr., dice que es «el mozo fuerte, animoso y valiente», y ésta es todavía la primera ac. en las últimas ediciones de la Acad. No hay prueba alguna de que la misma haya existido en cast., aunque pudo ocurrir así en fecha preliteraria. Cierto que Cervantes habla una vez de «el más forzudo zagal de todo el pueblo» (Quijote I, xxv), pero ahí es forzudo como podía ser entendido (I, xi) u honesto (I, xiv) o si se quiere enfermizo. Más documentación en Cej. IX, pp. 456-7.

Indicó Dozy (Gloss., 359-60; Suppl. I, 594b) que el étimo era el ár. zaġáll. Por cierto es ajena esta palabra al árabe clásico, y ni siquiera hay noticias directas de que jamás se empleara fuera del árabe de España (falta en Argelia, a juzgar por Beaussier, y en Marruecos ‘muchacho’ y ‘valiente’ se expresan con palabras muy distintas, vid. Lerchundi). En el árabe de España es muy antiguo; ya figura en Abencuzmán zaġal en un contexto donde parece significar ‘mancebo’ o quizá más bien ‘muchacho robusto’ (‘creció mi barba y me hice zaġal’); en el granadino Abenaljatib (S. XIV) es ‘mozo de mesón’ (Eguílaz, p. 520). Por lo demás en árabe tiene siempre el sentido de ‘valiente’: R. Martí traduce zaġáll (o zaġal) y su femenino zaġálla por «strenuus», PAlc. trae zagall «osado, animoso, fuerte, grande en coraçón, poderoso en la guerra, bivo con vigor, ombre valiente, poderoso en armas, valiente». Mármol (1600) nos dice que Boabdil el Viejo llevaba el sobrenombre de Zagal, que significa ‘valiente’, y Almacarí S. XVII) comprueba que llevó este sobrenombre escribiéndolo en letras arábigas az-zaġal. De todos modos es casi seguro que este vocablo arábigo se empleó en la Edad Media fuera de España, pues de ahí ha de venir el sic. zagali, -guali, voz peyorativa aplicada a la gente de la plebe («unum vel plures ex infima plebecula sic probrose appellant» según el antiguo dicc. de Pasqualino: parece tratarse de un paroxítono, con terminación siciliana -i), zafali ‘granjero, labrador’ («villicus» Vinci), zagaliȓȓa ‘(peonza) que gira bien’ (Pagliaro, ARom. XVIII, 370); también es probable que un it. ant. zago ‘hombre joven’ que leemos en la Historia del Bolognese, poema del S. XV, sea procedente de Sicilia (aunque este poema contiene venecianismos, RF XX, 914, vv. 425, 463).

Simonet se opuso a la etimología de Dozy alegando que zagalejo venía «indiscutiblemente» del lat. SAGUM ‘sayal’ y por lo tanto zagal había de ser también un *SAGALIS, derivado de SAGUM, con el sentido de ‘joven que viste el sayo militar’. Harto rebuscado es esto desde el punto de vista semántico, y hay que rechazarlo resueltamente por una razón fonética de gran peso: si ya sería difícil de explicar por qué una S- latina se había convertido en ç-, es completamente imposible explicar así la z- sonora que tiene constantemente zagal en el cast. de los SS. XV y XVI (Segovia, Reynosa, J. del Encina, etc.) y que se confirma por la actual pronunciación dagal de la Sierra de Gata y la mayor parte de Cáceres (M. P., Dial. Leon., § 11; Espinosa, Arc. Dial., 97); igualmente port. zagal «ajuda do maioral; pastor», cuyos diminutivos zagaleto y zagalejo ya están, a princ. S. XVI, en Sá de Miranda. Esta z- inicial revela inequívocamente un arabismo. Aunque ajeno al árabe clásico, bien parece que zaġáll se formó con una raíz arábiga y semítica, pues zuġlûl ‘ligero, ágil’, ‘niño’, ‘cachorro’, es voz muy antigua en árabe (viva todavía en África con este sentido y el de ‘mozo de fonda’: Dozy, Suppl.), y además tenemos zógla «osadía, grandeza de corazón, embravecimiento, animosidad, atrevimiento» en PAlc. Dadas las acs. del ár. antiguo zuġlûl, lo mismo podemos creer que zaġáll significó etimológicamente ‘valiente’ que admitir que primero fué ‘joven robusto’. La evolución semántica se explica en los dos sentidos; comp. barragán ‘valiente’, que después significó ‘muchacho’, de donde barragana ‘moza’ > ‘concubina’. No tiene sentido, pues, afirmar con Cej. que zagala prueba que el vocablo no significó primitivamente ‘animoso’. Cierto es que ya en los primeros testimonios castellanos se ha borrado este matiz, pero esto no prueba que no existiera en la Edad Media: el carácter aldeano y afectivo del vocablo es causa de su ausencia en fuentes medievales y nos priva de conocer el valor que tuvo entonces. También es posible que el sentido primero fuese ‘muchacho de edad y fuerzas viriles’, como lo indicarían los pasajes de Abencuzmán y Abenaljatib. No hay que tomar en serio la etimología vasca de Cej.

DERIV.

Zagala [1605, Quijote]. Zagalejo ‘refajo que usan las lugareñas’ [Aut.: también se llamaría zagal], así llamado porque lo emplean las zagalas. Zagalejo ‘muchachito’ [fin S. XVI, J. de Torres, en Cej.]. Zagalón ‘mozo espigado’ [S. XVI, Trag. Policiana, en Cej.].