ZAFIO, probablemente debido a una confusión de dos palabras arábigas: safîh ‘necio, ignorante’, ‘bellaco’, ‘desvergonzado’, y Ɋâfi ‘puro’, ‘franco’.
1.ª doc.: Nebr. («çafio en lengua: idiomaticus»).
Hoy es palabra más bien literaria en muchas partes, pero popular en otras, como en el Ecuador, donde por lo demás vale «bellaco, astuto, sagaz» (Lemos, Semánt., s. v.). En portugués sáfio «tosco, inculto, ignorante», villão sáfio ya en Antônio Prestes (1587), «o mais sáfio bergante que come pƟo e cebola» ya en Gil Vicente, frase que está en Inés Pereira (çáfeo), ed. princ. fº CCXVI rºb; Fig. lo da como anticuado en el sentido de «reles, desprezível», y luego como «grosseiro, rude; ordinário, vil» (es inseguro que sea correcta la lectura areaes sáfios por ‘incultos’, quizá errata por sáfaros o safros, en las Notícias do Brasil de Vasconcelos). Hoy vive en derivados en Tras-os-Montes: «andar assafiado: andar debaixo d’um peso de trabalho enorme, a moirejar como um ladrƟo todo o dia, sem trêguas» (RL V, 28). No es imposible que la errata «çafias e jagonças» (en lugar de safires e girgonças de P) del ms. O del Alex. (1329) deba mirarse como prueba de que nuestro adjetivo ya era usual en el S. XIV.
En cuanto a la etimología, es imposible fonéticamente la de Dozy (Gloss., 359) ár. Ǥāfî íd. (aunque la aceptaran Diez, Wb., 498; Cuervo, RH II, 19; y M-L., REW1 3942). Eguílaz (518) prefiere sustituirla, sea por Ɋafî «bruto, estúpido» o por safî «tonto, estúpido, insensato»; pero a la primera de estas palabras ningún dicc. le ha atribuído este sentido (por el contrario, es ‘puro’, ‘brillante’, ‘selecto’), y la segunda en realidad no parece ser más que una pronunciación vulgar (registrada por el Fairuzabadí, que de ahí pasó a Freytag) de safîh, que si es bien conocido, así en la lexicografía clásica («demens, stultus, ignorans») como en la vulgar, pues R. Martí lo da en el sentido de ‘pródigo’, Bocthor y otros en el de «effronté, hardi, immodeste, impertinent, impudent, insolent, libre» y PAlc. como «vellaco» y «can, perro» en calidad de injuria (Dozy, Suppl. I, 660). Así lo indicó correctamente Baist (RF IV, 380), opinión adoptada después por M-L. (REW3 7503a).
La única dificultad con que tropieza esta etimología es la discrepancia en el acento, que está pintado repetidamente sobre la í en el libro de PAlc. No es de creer que tengamos ahí un traslado del acento por parte del romance, pues no se daban en nuestro caso las condiciones especiales que determinaron el caso de sandio, y cuesta un poco creer, aunque no es imposible, que bastara el influjo de necio y del contrapuesto sabio para trasladarlo. Quizá se trate de una acentuación discrepante en el árabe vulgar. Los adjetivos en -î (y según hemos visto lo era en ciertas hablas esta palabra arábiga) trasladan a veces el acento sin causa visible (ejs. en Steiger, Contrib., p. 80, § 8.3); por otra parte, acaso se trate de una confusión con el participio activo sâfih: del verbo sáfih «stultus, vel imprudens et ignorans fuit» (Freytag), «être grossier» (Dozy), aunque no parece que fuese normal la existencia de tal participio activo en un verbo intransitivo en i.
En vista de esta dificultad, cabría preferir la otra etimología de Eguílaz o por mejor decir una variante de la misma, bastante distinta. ?âfi (part. activo del verbo Ɋáfà) vale ‘puro, claro, brillante’ en la lengua clásica (Lane, Freytag y ya en el Qamûs), y es palabra bien viva en la lengua vulgar: ‘puro, claro, sereno’ en Egipto (Probst), ‘neto (aplicado a la renta)’ allí y en Siria (Bocthor; Mohît), ‘brillante, subido (color)’ en este país, ‘franco, directo’ aplicado a los vientos en Rabat, donde también se oye la exclamación Ɋâfi! «c’est complètement fini, il n’y a plus rien à dire ou à faire» (Brunot, Le Vocab. Marit.); que sería usual en el árabe de España puede deducirse de que el verbo correspondiente está registrado en R. Martí y en PAlc., y de que el adj. afín Ɋafî «fin, excellent, très-agréable» está en PAlc. y en Ábenhayán (Dozy, Suppl. I, 838). En cuanto al sentido, habría que suponer que de ‘puro’, ‘franco’, se pasó a ‘ingenuo’, y de ahí a ‘rudo’. Es lícito vacilar entre las dos etimologías, y lo más probable parece suponer que los dos vocablos se confundieran vulgarmente en el árabe de España.
DERIV.
Zafiedad [Aut.]. Creo es etimológicamente idéntico al adjetivo el nombre de pez zafío, que habrá conservado la acentuación clásica de safîh. Así aparece ya en Nebr. («çafio, especie de anguilla: anguilla») y en Lope («langostas, truchas, murenas, / conchas, cangrejos, zafíos, / delfines, focas, ballenas» Cl. C., Poesías Líricas II, 118), aunque falta en Aut. Es también portugués safio «pequeño congro», y ya figura, con clara acentuación, en Gil Vicente: «com elles Pero do Porto / em figura de çafio, / meio congro deste rio, / cantando mui sem conforto: / ―Yo me soy Pero çafio» (1519, Auto das Cortes de Júpiter, ed. 1843 II, 405). Safío en Cuba es una especie del género conger (Pichardo). Según Medina Conde (1789), en Málaga «se diferencia el safio del congrio, según algunos, en sólo el color, pues el de éste es blanco, y el safio es negro: éste es estimado según los gustos» (Convers. Histór. I, 218). Como él ya apunta, hay quien le estima poco, y en general el hecho de ser negra su carne haría que se le mirara como más ordinario: de ahí el nombre. Falta el vocablo en los dicc. de arabismos. La etimología de la Acad. sáfa⺆ ‘ennegrecer’ no es admisible, pues aunque este verbo, y más el adjetivo Ȑásfa⺆, se encuentran en algunos autores árabes arcaicos, eran palabras ajenas al habla vulgar (faltan Dozy, PAlc., R. Martí, Beaussier, etc.).