YARAVÍ, del quich. yaráwi íd.

1.ª doc.: araví, 1653, P. Bern. Cobo; yaraví, 1883, Arona.

Escribió el P. Cobo: «acarreábanlo en unos costales pequeños con un cantar llamado araví» (DHist.). No conozco otro testimonio de esta forma en cast. Hoy es corriente yaraví, sobre todo en el Perú, también en Colombia, Arg. y Chile, como nombre de los cantos plañideros y sentimentales, de carácter amoroso o simplemente elegíaco, que se oyen a los indios y a muchos criollos. El antiguo diccionario quichua de Gonz. de Holguín (1608) sólo trae haráhui «cantar amoroso, recuerdos de hechos agradables»; según los modernos es «la canción, poesía amorosa» (Middendorf), «elegía... canción doliente que cantaban por última vez los condenados a muerte», que según Lira estaría en relación con harawa ‘horca, instrumento de suplicio’, ‘picota’ (éste no está en Holguín). En cuanto a yaráwi f. sólo está en Middendorf y en Lira, y aunque tiene bastantes derivados no se ve otra palabra de donde pueda derivar. No puedo aclarar la relación existente entre haráwi y yaráwi. Acaso tenga relación con el duplicado anacona = yanacona (vid. Lenz y Friederici, s. v.), que ya aparece en el S. XVI. Se podría pensar que se relacione con el cambio de acentuación yaráwi > yaraví. ¿Se deberá éste a haber pasado el vocablo del quichua al guaraní?1. Entonces podríamos considerar la y- como un caso de la y- facultativa propia de este idioma (vid. Lenz, s. v. aguanés = yaguané; yaguará que en lugar de aguará cito en Anales del Inst. de Etnogr. de Cuyo V, 1944, p. 177; y aquí, s. v. TIBURÓN). Pero esto es improbable, pues la forma yaraví es hoy popular en el Perú, y lo es muy poco en la Arg., por lo menos en Tucumán (vid. Lizondo Borda) y en Mendoza, aunque M. A. Camino la cita en su glosario del Neuquén (Nuevas Chacayaleras, p. 143). La acentuación aguda puede deberse sencillamente a la rareza en castellano de las palabras paroxítonas en -i2.

DERIV.

Aravico ‘poeta popular peruano’, del quich. harawíku íd., derivado de haráwi.

1 Sabido es que todas las palabras son llanas en quichua, casi todas en aimará, y todas son agudas en guaraní. Los bolivianos dicen aimára, y rechazan la forma aimará, más generalizada en castellano, como un guaranismo paraguayo.―

2 Enrique Amorim (La Prensa, 27-IV-1941) habla de una víbora yaraví. Será errata por yarará, voz de origen guaraní (Morínigo, BAAL III, 74); así escribe el propio autor más abajo, y así está en Guiraldes, D. S. Sombra (pl. yararases, ed. Espasa, p. 129).