VULPEJA, del lat. VŬLPୱCŬLA, diminutivo de VŬLPES ‘zorra’.
«Este enxemplo es tal como el de la paloma e la
gulpeja e del alcaraván» Rivad. III, 78; ed. Allen, 26.275. Todavía era usual, o por lo menos tradicional en el S. XIV, pues emplean
gulpeja J. Ruiz (con variante ms.
golpeja, 87
a; 329
b), Sem Tob («el sabio con corona, / como león semeja: / la verdad es leona, / la mentira es
gulpeja» 332) y el
Libro de los Gatos (Rivad. LI, 550). Ya por entonces estaría en decadencia, puesto que en seguida predominó
raposa y más tarde
zorra. La forma
vulpeja figura en Covarr. y
Aut., cuando el vocablo ya no sería vivo; Cej. VII, § 96. La
g- es muy antigua y puede calificarse de general: bajo la grafía
Kolpelera de un doc. leonés de 1060 (M. P.,
Oríg.
2, p. 284) hemos de sospechar una pronunciación
golpeྊéra, ultracorregida según el modelo de
golpe =
colpe COLAPHUS. No hay por qué atribuir esta
g- a un cruce de
VULPES, sea con el germ.
wulf ‘lobo’ o con un fránc.
*hwelp (a. alem. ant.
hwelf ‘cachorro’), como quisieran M-L. (
REW 9463), G. de Diego (
RFE IX, 149) y Gamillscheg (
R.
G. I, p. 185), pues además de que no son legítimos esos «cruces lingüísticos» de animales diferentes, se trata de un fenómeno fonético normal en cast., port., it. y rético (como observa Schorta,
VRom. VI, 359), y cuya posibilidad no podemos descartar en francés: es decir, en todos los idiomas donde encontramos esta
g- (fr. ant.
goupil, toscano
golpe, comp.
gomitare VOMITARE; la grafía fr. ant.
worpil puede explicarse por una ultracorrección dialectal). El primitivo
VULPES se conservó, además, en oc. ant.
volp, y hasta hoy
boup es vivo en el Valle de Arán y zonas contiguas del Alto Garona; en España encontramos todavía
la golpe en el
Alex., 2003.
También golpeilla en el Vidal Mayor 4.13.49; y todavía en 1754 anotó Sarm. golpe por ‘zorro’ en el NE. de Galicia (Viveiro) CaG. 221r. De un cruce de gulpeja con otra palabra saldría la forma gulhara ‘zorra’ de J. Ruiz (349, 896, 1436)1, que no hay que pensar en explicar por el germ. WULF ‘lobo’ (como quisiera Richardson): éste, al fin y al cabo, no daría cuenta de la terminación. Con otro derivado damos en el anónimo mozárabe de h. 1100, quien nos cita bubuཡཡînuh «globularia, que significa ‘zorruna’» y yerba bubuཡཡîna ‘arrayán del zorro’ (pp. 37-38 y 343): no hay que mirarlo, con Asín, como un derivado de bobo, sino interpretar bupuƇino, bupuƇina, y explicarlos por *VULPICINA, con asimilación típicamente mozárabe y con el conocido sufijo -էCէNUS que en castellano sirve para formar nombres de cachorros (osezno, lobezno, etc.); comp. el mozárabe leƫeƇínoš derivado de LACTE (ibid., p. 144); así el traslado de acento como í < է se explica por lo mozárabe.
Vulpécula es duplicado culto.