VOLCÁN, tomado del port. volcão, y éste del lat. Vŭlcānus ‘dios del fuego’, y figuradamente ‘incendio’.
1.ª doc.: 1524, Alvarado, según Aebischer; bolcán, 1555, Cieza de León.
Es ya frecuente en este autor y en J. de Acosta (h. 1590), vid. Zaccaria.
Aut. documenta en autores del S. XVII. Generalmente conocido desde entonces. En portugués
volcão (que hoy más bien se escribe
vulcão) ya aparece un poco antes, h. 1550, en
JoƟo de Barros y en Lopes de Castanheda, con referencia a los volcanes de África. En italiano, Zaccaria no conoce ej. anterior a la traducción de Castanheda por Ulloa (
volcano, a. 1578), y con las variantes visiblemente hispanizantes
bolcan y
bolcane en las traducciones de Cieza de León y de Acosta; en obras originales italianas no aparecería hasta Bottari, a med. S. XVIII, quien emplea la forma
vulcano, que predominó desde entonces, y hace constar es nombre inventado por los portugueses. Quizá exista alguna documentación italiana anterior, pero ni Zaccaria ni Tommaseo conocen otra cosa. En francés aparece aisladamente una vez en 1213, con referencia al Etna (vid. God.,
Suppl.), ej. que convendría comprobar en los mss., pues no vuelve a haber noticias del vocablo hasta 1676; quizá deberá revisarse la doctrina común de que el fr.
volcan viene del italiano. Desde luego se trata de una aplicación del lat.
Vulcanus, que ya tiene algún antecedente en la Antigüedad, pues Cicerón llama
Vulcaniae insulae a las islas volcánicas o Eolias, al Norte de Sicilia; pero nada se opone a que admitamos que la ocurrencia de aplicarlo a los volcanes de los países tropicales recién descubiertos pertenece a los portugueses del Renacimiento. Sea como quiera, la terminación española
-án es indicio claro de que en castellano se tomó del portugués (escrito por entonces
volcam). Por lo demás, es posible que ya anteriormente alguien hubiese tenido la misma; idea, sin que llegara a cuajar
1.
DERIV.
Volcanejo. Volcánico. Avolcanado [fin S. XVI, J. de Castellanos, DHist.]. De Vulcanus ‘dios del fuego’, directamente: vulcanio; vulcanismo, vulcanista; vulcanita; vulcanizar, vulcanización.
1 A última hora remito a la monografía de Aebischer en ZRPh. LXVII, 1952, 299-318. Sus datos y conclusiones coinciden esencialmente con los míos: Gómara aplica vulcan al Popocatépetl, A. de Herrera bolcan a la Sierra Nevada de Santa Marta; de ahí pasa al italiano [1555] y al francés [1598 o 1588, y Broccan como nombre propio ya en 1529]. E. Díaz Retg (en ABC de Madrid 30-VI-1960) dice que Pedro de Alvarado ya escribe «una sierra do está un volcán» en una carta de 28-VII-1524, que debe ser la misma citada por Aebischer y que tomo como primera doc. del vocablo. Agréguese ahora el artículo del FEW XIV, 639-642 debido a G. Colón, que lo resumió y adicionó algo en ZRPh. LXXVIII, 94-96. Creo, por razones fonéticas, que hay que partir del portugués más que del castellano; es verdad que la falta de -o podría explicarse también por el árabe. Son los portugueses los que empezaron a ver pluralidad de volcanes en las Azores, Canarias, Cabo Verde y África Oriental. Es sabido que en los de las Azores ya se registraron erupciones en el S. XIV. ↩