UBRE, del lat. ȢBER, -ĔRIS, ‘teta’.

1.ª doc.: Nebr.

Cuyo artículo reza: «ubre de puerca parida: sumen; u., teta de parida: huber». Aut.: «la gordura que, como dureza, tienen los animales interiormente en las tetas», y cita ejs. de los SS. XVI y XVII. El sentido más propio, hoy en día, parece ser el que la Acad. pone en segundo lugar: ‘conjunto de las tetas de la hembra, en los mamíferos’; y como 1.ª ac. ‘cada una de esas tetas’. En latín Horacio ya distingue entre uber ‘teta de los animales’ y mamma ‘teta de la mujer’, de acuerdo con el cast., mas para Lucrecio y Aulo Gelio uber es el ‘pezón’ de cualquier teta, y la mayor parte de los autores no observan distinción alguna entre uber y mamma, aunque se nota cierta preferencia para aquél cuando se trata de animales. Siendo voz neutra en latín, no es extraño que la hagan masculina los portugueses y gallegos (Álvz. Giménez, 48). UBER se ha conservado solamente en cast. y port. (ubre en Moraes, ubre y el cultismo úbere en Fig.), y en ciertos dialectos alto-italianos, réticos y franceses del Este (en el REW, 9026, se han olvidado las palabras iberorromances).

Para designar las ubres de los cuadrúpedos, particularmente vacas y cerdos, se emplea en catalán braguer (no documentado antes del S. XX en Ag. ni Alcover, ni en dicc. anteriores a Labernia, 1839, ni me consta que se emplee en Valencia, sí en Mallorca e Ibiza) y se extiende por la zona aragonesa: braguero ‘ubre de las vacas’ en Litera, en Alfajarín y Puebla de Alfindén (Zaragoza) y en Oroz-Betelu (Alta Navarra), Alvar, RDTP III, 474. Como es en extremo inverosímil o, por mejor decir, imposible, en el aspecto semántico, que se trate de una aplicación traslaticia de braguer ‘braguero’ (como se supone en REW, s. v. BRACA) no dudo que estamos ante una falsa separación de l’ubreguer en lo breguer, derivado de ubre con el mismo sufijo que pedreguer, terreguer, polseguera, fusteguer, verdeguer, ventregada, etc.

En efecto en la región de Tortosa se pronuncia breguer, forma recogida por Amades en Prat de Comte, Beseit y Xerta, además de dicha ciudad (BDC XIX, 100). Por el Norte el área del vocablo se extiende al Languedoc, donde Mistral recoge braguié con este sentido en un poeta de la Gironda, S. XIX, y en otro de Toulouse del S. XVII: hubo ahí disimilación vocálica *breguié > braguié, favorecida por la confusión con el otro vocablo. Claro que no hay por qué suponer un *UBERICARIUM ya formado en latín (el resultado fonético habría sido entonces *uȮreguer o *uverguer), sino un mero derivado colectivo romance de un cat. preliterario *ubre, resultado regular del neutro latino ȢBER, con trasposición temprana de la R (la B no se vocalizó, sea por esta razón o debido a la posición pretónica, compárese con Llobregat RuBRICATUM).

DERIV.

Ubrera [Oudin; Aut.; no en Nebr., PAlc., C. de las Casas ni Covarr.]. De uber, -ĕris, en la ac. figurada ‘fecundidad’, y como adjetivo ‘abundante, fecundo’, derivan los cultismos: ubérrimo [Covarr.; Aut.], lat. uberrĭmus, superlativo de uber; exuberar [Acad. S. XIX], exuberante [h. 1580, F. de Herrera, Aut.], exuberancia [fin S. XVI].