TUPÍN, alav. y nav., ‘olla de tres pies’, del vasco tupin, y éste de oc. topin ‘olla de barro’, fr. dial. toupin, topin, que parece tomado del a. alem. ant. *topphîn (variante dupfen, alem. antic. töpfen, hoy topf ‘tarro’, ‘olla’).
1.ª doc.: 1903, Baráibar: «olla con tres pies, hecha de hierro colado».
En vasco se tomó del oc. topin ‘olla de barro’, ya documentado a princ. S XIII, y hoy extendido por todo el territorio lingüístico: bearn. toupî (Palay), Ariège íd. ‘olla de barro’ (Fahrholz, Wohnen u. Wirtschaft, 44), Landas toupin «pot en terre pour faire la soupe» (Métivier, Agric., p. 742), Tarn-et-Garonne íd. ‘olla de barro ventruda con un borde provisto de un mango’ (VKR VI, 37), Rouergue íd. «pot, vase de terre...» (Vayssier), Quercy toupino «marmite», Quercy, Perigord, Lemosín toupì «pot de terre» (Lescale, Béronie, Guillaumie), prov. toupin «pot de terre, pot à une ansa, coquemar, pot-au-feu» (Mistral), valdense tüpi? (Serres) «topf»1. De la lengua de Oc pasó al catalán, donde ya aparece escrito topí a princ. S. XV (Decamerón): hoy suele escribirse tupí ‘olla pequeña de barro, con asa, para cocer, para poner leche, compota, etc.’, pero la mayor parte de los dialectos que distinguen la u pretónica de la o pronuncian con o (así en el Maestrazgo y otras partes de Valencia, en Tortosa, Ribagorza y otros puntos del cat. occidental). Topin, toupin y tupin se encuentran dialectalmente en francés, especialmente en todo el Este, desde Lión y Suiza Francesa hasta Bélgica, extendiéndose en dirección occidental hasta Champagne (Mouzonnais topin «vase à boire», Rev. de Champagne et de Brie 1898, 693). Antiguamente aparece desde el S. XII (Rom. d’Alexandre, Chev. au Lyon), pero sobre todo o únicamente en textos escritos en el Este o el Centro-Sur, hasta Orléans; también aparece en autores literarios del S. XVI, como Rabelais, pero son autores de léxico impregnado de dialectalismos; la forma predominante es topin o toupin, y el significado es el mismo que en el Mediodía. Estudió detenidamente la extensión y significado del vocablo, y su documentación antigua, Renée Toole, en su buena monografía publ. en Berliner Beiträge sur roman. Philol. III, iv, pp. 1-48.
Ya Diez (Wb., 689) relacionó con el a. alem. med. y mod. topf ‘tarro’, ‘olla’, neerl. dop ‘escudilla’, b. alem. doppe, dop; igualmente M-L., REW, 8788, pero es inexacto decir como éste que viene del fránc. *TOP, pues en este idioma tendría el vocablo la forma *DOP. Por lo demás, como indicó Kralik, en el dicc. de Grimm XI, i, 815ss., y confirma Kluge, s. v. topf, lo antiguo en alemán fué la forma con sufijo töpfen (todavía empleada por Lutero), que viene de un a. alem. ant. *tupfîn (documentado en la variante dupfen), forma que en sus variantes fonéticas dialectales persiste hoy en Alsacia, Suiza, etc.; de ahí se sacó topf por derivación regresiva. Evidentemente el vocablo romance hubo de tomarse en la zona fronteriza del francés y el alto-alemán, cuando todavía era general la antigua forma en -în; la única dificultad está en la contradicción que envuelve la mutación consonántica cumplida en la t- frente a la falta de mutación en la -p-; para explicarlo admite Kralik que el préstamo partió de los dialectos de la Franconia central y renana, o bien se podrá admitir que se tomó del alto alemán arcaico en una época en que ya la dental inicial era sorda en forma más o menos completa, pero la labial medial no era todavía más que aspirada, mas no una verdadera africada: *topphîn. El vocablo debe separarse etimológicamente del fr. dial. toupin, fr. toupie ‘peonza’, que vienen de una palabra germánica diferente. Wartburg ha publicado los materiales de los artículos del FEW: top, toppin, topp-, toppen y *topf en Word X (1954), 288-305.
En vista de las dificultades germánicas que he señalado (y de la existencia del vasco dupin, que ni es protovasco ni coincide bien con lo esperable en un préstamo tomado de un germanismo romance) se deberá estudiar este problema más a fondo (como proyecto hacerlo en el artículo de mi DECat. en curso de redacción) intentando averiguar si, más que de un germanismo, se trata, como en el caso de su cuasi-sinónimo POTE (cat. pot), de una voz de substrato pregermánica y prerromana.
1 ZRPh. L, 454; esta ü es secundaria, comp. en el mismo dialecto fürmí ‘hormiga’, ürtíe ‘ortiga’ (pp. 461, 468). ↩